Labios Compartidos

8. Fantasía.

Me estaba alistando para bajar he irnos a la fiesta, como a las chicas nos tocó vestirnos con la ropa de los chicos, hoy me había puesto un traje a la medida Azul rey que me presto Sebas el cual me quedaba pegado a mi cuerpo resaltando mi figura, y me quedaba muy bien, con una camisa de vestir blanca mía, una corbata negra completa, y unos zapatos negros de horma italiana que me presto Zurita, mi cabello suelto en ondas perfectas, y un maquillaje un poco más elaborado pero perfecto para la ocasión.

Baje las escaleras para ir a la sala, pero cuando llegue al último escalón mis ojos se toparon con "Wow" semejante belleza, Poché recostada en una de las paredes, con la mirada fija en su teléfono, ella llevaba un traje como el mío, pero a diferencia que este era vinotinto y le quedaba ajustado resaltando su figura, complemento con una camisa negra, pero a diferencia de mi ella no tenía corbata y sólo tenía los primeros dos botones de la camisa sueltos y el saco lo tenía sobre su hombro derecho dándome una imagen sexy de esta mujer, que pensándolo bien hasta con una bolsa de papel en su cabeza se vería bien, Poché tenía su cabello perfectamente recogido en un moño elegante, que dejaba caer un mechón de cada lado de su cara dándole un toque de suavidad y no tan elaborado, su maquillaje tenía tonos terracota brillantado y un poco de vino, pero sin duda su lápiz labial vinotinto me tenía delirando.

Reaccione de mis pensamientos y carraspeé mi garganta y ella se fijó de mi presencia, sus ojos me analizaban a medida que me acercaba a ella a pasos lento, me regaló una pequeña sonrisa y cortó el espacio entre nuestros cuerpos para enrollar sus brazos en mi cuello, a estas altura ya casi todos nuestros amigos debían de saber cuál era nuestra situación.

— No sabes cuántas fantasías han pasado por mi mente desde que te vi con esa corbata— su voz salió con toque de sensualidad y erótismo que causó estragos en mí, todo esto mientras agarraba mi corbata y la enrrollaba en su mano y la jalo para acercarme a tan sólo centímetros de su boca.

—Y, yo estoy dispuesta a complacer cada una... una por una— dije perdiéndome en la intensidad de su perfume que se mezclaba con el mío, moria por besar su boca, y ella adivino y está vez era ella quien empezó un beso más salvaje e intenso, su lengua y la mía jugaban entre sí ella sonrió en el beso, por que sabía que me moría por quitarle ese traje, y sabía que ella también moría por quitar el mío, ella dejó una pequeña mordida en mi labio y se separó de mi.

— No sabes lo que ese labial tuyo está provocando en mi, señorita Garzón— ella soltó una risa y se dedicó a dejar pequeños besos en mis labios mientras acomodaba mi corbata y mi camisa.

—Y enserio tu no sabes las ganas que tengo de quitarte ese traje junto a esa corbata— y bingo, la chica "No me gustan las mujeres" afirmó cada una de mis palabras.

Sonreí y quise acercarme para volver a besar sus labios, ella se retiro haciendo una mueca, sacó un pequeño pañuelo y limpio rastros de su labial de mi boca, yo solo estaba embobada viéndola, pero la voz de Zurita me saco de mi transe.

—Si, si busquen un hotel por favor  par de conejas— y si, Zurita era el menos feliz por esto que no se como se llama, ¿novias?, no, ¿amigas con beneficios?, no, los amigos con beneficios no duermen abrazados después de tener sexo, no se abrazan ni se besan, como ella lo hace conmigo, ¿compañeras de cama?, ¡Ja! es estupido, deja de pensar y sólo deja que todo fluya~ la voz de mi conciencia hace acto de presencia.

—¡NOS VAMOS DE PARTY BITCHES!!!— Y sí, ese era Juan gritando y liberando el ambiente incómodo que se había formado entre Juanpa, Poché y Yo, detrás de él venían los demás.

—Wow, Chicas se ven divas— les dijo Poché a las demás... creo.

—Gracias Pochas tú también te ves increíble— respondió y alago Paula.

Poché soltó un fuerte risa que se debió escuchar en toda la mansión, todos nos miramos confundidos para luego mirarla a ella.

— No Pau, yo me refería a las otras chicas, ustedes tambien estan divas— dijo refiriéndose a Juan, Mario, Sebastián, Juan Pablo, quienes llevaban vestidos y tacones, y no olvidemos el maquillaje, Mario diva, con un vestido de tira de lentejuelas azul marino que le llegaba a medio muslo, y una chaqueta negra de tiras, con unos botines de tacón negros y un maquillaje en azul, Sebas también diva, llevaba un vestido con una caida en forma de campana corto rojo pasión con un escote en caída en la parte de atras hasta la espalda baja y complemento con unos tacones rojo, Zurita diva llevaba puesto un traje completo tipo braga de vestir blanco que tenía un escote en la altura de los pechos hasta llegar a un poco más arriba de el ombligo, mostrando así la mujer que lleve este traje el valle de sus senos y una pequeña parte de su abdomen, manga corta dejan mucha piel expuesta así solo, si, algo exagerado pero se veía en la mujer perfecta, elegante, sexy e imponente, pero ese no era todo el oufit completo, Zurita llevaba encima de este
Traje un blazer del mismo color con unos adornos de encaje, que tenian un nombre en bordado dorado y detalles dorados y unos tacones blancos con dorado.

Hay que recalcar que la dueña de ese hermoso traje era Poché, ¿como le hizo para meterse ahí? no lo sé, pero el imaginarme a Poché en ese atuendo me estaba haciendo tener pensamientos nada buenos, pero también unos pensamientos retorcidos en mi cabeza me estaban matando, imaginar las miradas asquerosas de los hombres en ella y hasta de las mujeres, ¿Celos? No podía, y no puedo.

Y el más Divo de todos era el señor Juan Pablo Jaramillo, el llevaba una falda corta de semi cuero vinotinto, un top negro y adornos vinotinto, una chaqueta de cuero negro y unas botas de tacón negras, maquillaje en tonos brillantes en vinotinto y negro, toda una bomba.

—Ja. ja. Pochas, ya se que está noche no bailo contigo, no se te valla a parar, eso se lo dejo a Rogers y así las dos juntas hacen una fiesta de mangueras— dijo Sebastian y todos rieron, Poché le sacó el dedo del medio y Sebas la lengua.

—Ya todos dejemos la niñerias, y ya vámonos— el amargado Zurita le dicen ahora.

Y sin más que decir salimos de la casa y aquí comienza el descontrol.

Pero nadie me aviso que esa sería la última vez que los vería juntos.

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