Calle/Sam.
— Por qué si tú
No. Te. Vas. Conmigo.
No te vas conmigo,
No te sorprendas si nunca, nunca jamás te olvidoPor qué si tú
No. Te. Vas. Conmigo.
No te vas conmigo,
Al menos de que me encuentres yo seguiré perdido.— Vaya, vaya amanecimos de buen humor— escuché su hermosa voz a mí espalda mientras preparaba el desayuno y escuchaba música, rápidamente me gire para cantarle la siguiente parte de la canción.
— Como se perdieron las estrellas en la madrugada,
como mí corazón en tu mirada
como se pierden dos palabras cuando pienso que digo que te quiero
y no me sale nada
y se que esto no es casualidad lo sé
eso que se siente y no se ve
solamente pasa si el amor es de verdad y la verdad es que te pasa a ti también
yo se que te pasa a ti también
no me niegues que se siente bien— ella me tomó por el cuello para acortar la distancia y fundirnos en un suave beso.— Se siente demasiado bien— susurró sobre mis labios y una gran sonrisa se posó sobre mí rostro y un miedo profundo se instaló en mí pecho, estaba a tiempo de decirle la verdad y simplemente tenía que me alejara de ella.
— Creo que nos tocará desayunar afuera— comentó con diversión, fruncí el ceño confundida porque yo le estaba preparando el desayuno hasta que fui consiente del olor a quemado.
— Mierda, Gordaaa— me gire y rápidamente apagué la estufa, todo se había quemado, ella se reía a mis espalda me di la vuelta con mis labios fruncido y una fingida cara de tristeza.
— Awww bebé— se acercó a mí y me abrazo pegando mí cabeza a su pecho.
— Yo quería hacerte el desayuno — dije con voz mimada y dejé un beso sobre la piel expuesta de su pecho por la pijama.
— Pero me hiciste un hermoso concierto podríamos comer en una cafetería que está cerca de acá y ya otro día me preparas el desayuno ¿Si?— dijo mientras escondía mí cabeza en su cuello y ella acariciaba mí cabello.
— Está bien vayamos a comer...te — dije dejando un húmedo beso en su cuello sintiendo su cuerpo temblar.
— ¡Oye! — se quejó.
— ¿Que? — dije con fingida inocencia mientras caminaba a su habitación.
— No te aproveches — me miró y arregañadiente asentí, ella sabía que me iba aprovechar cuando se cambiara de ropa frente a mí y terminaríamos en otra situación donde ella y yo seríamos las protagonistas sin ropa de por medio.
Luego de unos minutos ambas salimos rumbo a la cafetería, el lugar no era muy grande pero cómodo y confortable, nos sentamos en una de las mesas que daban a la ventana mientras esperábamos que nos atendieran.
— Muy buenos días que desean ordenar — se acercó el camarero.
— yo quiero una ensalada de frutas con queso crema y yogurt y un capuccino por favor— ordenó Poché.
— a mí me trae una ración de panqueques con miel de maple y arándanos y chocolate caliente — el camarero tomo las órdenes y se retiró.
Pequeños rayos del sol mañanero se colaba por el ventanal pegando algunos en su rostro causando impresionante imagen de ella, sus ojos gracias a la luz mañanera eran una trampa verdosa en la que sin dudas yo era una presa fácil.
—¿Sucede algo? — no era consciente de que me había quedado mirando más de la cuenta su rostro.
— ¿Enserio eres real?— pregunté más para mí que para ella pero igualmente fui escuchada y ella me regaló una de sus hermosas sonrisas.
¡Estoy hasta las trancas!.
El camarero llegó con nuestras órdenes y el desayuno se nos pasó entre charlas de todo y nada y me sentía complacida en compartir ese momento con ella.
Poché.
La tarde se nos fue y yo no quería separarme de ella, era domingo y otra semana comenzaría yo entraría a los finales de mí carrera de Arquitectura y Sam tendría que trabajar y solo nos veríamos los fines de semanas.
— ¿Sabes de que apenas soy consciente? — ella me miró y entendí que quería que prosiguiera, ambas caminábamos agarrada de la mano por la acera de la calle con helado en mano.
— No se nada más de ti apesar de que se que no eres muy afectiva excepto los tuyos, te encanta la comida italiana y otras cosas superficiales pero del resto no se nada y ya vamos para tres semanas de novias.
Ella se mantuvo en silencio mirando al frente, en su cuerpo se percibía cierta tensión, ella se adelantó unos pasos y se detuvo frente a mí.
— Que quieres saber — ella sonrió de medio lado, tan sensual que provocaba lanzarse le encima.
— ¿Cuál es el nombre de tu mamá? — retomamos el paso y ya nuestros helados se terminaban.
— Maria Fernanda — contestó yo sonreí.
— ¿Y el de tu padre? — su cuerpo se volvió a tensar.
— G~ermán — ella titubeó, la mire de reojo y su agarre en mí mano se torno fuerte.
— ¿Estás bien?— pregunté, ella asintió y termino su helado.
— Si, prosigue — me regaló un corto beso en los labios.
— ¿Como se llama la empresa donde trabajas? — esta vez ella detuvo el paso y me miró
— Quiero contarte algo, pero necesito que me escuches sin juzgar — ella se tornó nerviosa y en ningún momento fui consiente hasta ese momento que habíamos llegado al frente del edificio donde estaba mí penthouse.
— ¿Que sucede Rogers? me estás poniendo de los nervios.
— Es que no es fácil de decir... La empresa de mis padres lleva el sello... Calle's por...
Por qué....-— ¿Porque qué Roger? ¿Cuál es el misterio? — ella abría la boca pero no emitía palabras hasta que su ceño se frunció de repente.
— ¿Poché?— escuché mí nombre y me gire Juancho estaba frente al edificio.
— Poché al fin, te estuve buscando estos días y nunca estabas, ¿donde te has metido mujer?— su mirada detallaba a Sam y luego paro a mí rostro.
— ¿Estás con ella?— preguntó al mirar su mano entrelazada con la mía.
— Si — susurré.
— Que pérdida de tiempo — soltó de repente.
— ¿Que te pasa imbécil? — Sam le hizo cara y el sonrió cínicamente.
Juan susurró algo que no alcance a escuchar pero Sam si y si cuerpo se volvió pálido y frío.
— Hasta luego — se despidió sin siquiera mirarme
— Gorda ¿Estás bien? — pregunté.
— Si, si, me tengo que ir — beso mis labios con prisa
— ¿No subes?— señale el edificio.
— No, lo siento me tengo que ir— volvió a besarme y se marchó dejándome confundida por su actitud.
Geenssys Lam's.
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Labios Compartidos
FanfictionEl dolor y el rencor no están destinados para estar juntos son tan destructivos como una bomba nuclear, pero a veces la rabia y la sed de venganza nos hace querer destruir a quien más nos hizo daño sin saber que en el acto nos destruimos a nosotros...