37. Terror

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Mi corazón golpeaba fuertemente mí pecho como queriendo salir.

De repente fui consiente de unas fuertes manos me jalaban y me tiraban al piso.

— ¿Que haces aquí? — gritó desesperado, mí mente había entrado en un estado donde no sabía quién me hablaba.

— Maria José contesta — reaccione cuando las manos de aquel monstruo tocó mí rostro con brusquedad.

— No, no me toques — susurré entre lágrimas.

Me arrastre hasta una de las paredes de la oficina.

— ¿Quién eres? — pregunté atónita

— No debiste escuchar nada, ¡No debiste involucrarte!, Todo esto es culpa de esa perra — gritó mientras se movía alrededor del lugar.

— ¿Que vas hacer con ella Garzón? — lentamente me fui poniendo de pie en mí lugar, la puerta estaba cerca tenía que ser rápida para poder salir de ese lugar.

— ¡No lo sé! — se dió la vuelta en ese  preciso momento corrí hasta la puerta, la abrí y salí corriendo, esa planta se encontraba sola pero antes de llegar al ascensor fui jalada del cabello.

— Mal movimiento, ahora estás en mí contra — luego todo se volvió oscuridad...

Calle.

Mí pecho sufrió una punzada de repente

Y Luego otra.

Y otra.

— ¿Estás bien? — preguntó Jaramillo.

No pude contestar, no era un dolor era simplemente una incomodidad, empezaba en el pecho y se esparcía por todo el cuerpo,
Un presentimiento.

Luego de unos segundos el malestar paso.

— Algo anda mal — esa sensación de que algo malo iba a pasar no se iba.

— ¿Por qué lo dices? — esta vez fue Nela quien preguntó.

— Tengo una corazonada — ambos tenían preocupación en su rostros sabían que algo serio tendría que ser para que yo creyera en corazonadas.

— Están bajando los archivos para ser enviados.

— Antes necesito hacer una última cosa.—

Los deje en el salón de la mansión y salí en una de las camionetas disponible.

Luego de media hora estacione la camioneta unas calles antes me baje de esta y ajuste la capucha del abrigo que cargaba.

Cómo pude logré saltar la parte de atrás de la mansión Garzón rápidamente me refugie en los arbustos para cubrirme de las cámaras.

La habitación de ella era la tercera ventana a la izquierda, con suerte ella estaría ahí o si no tendría que dejar una simple carta.

No quería eso, yo quería despedirme.

Gracias a un árbol logré escalarlo y brincar a su balcón asi como la última vez.

Su habitación estaba bien ordenada, lo que me hacía creer que ella no se encontraba en aquella mansión.

Unos pasos se escucharon cerca, rápidamente corrí al balcón para esconderme.

Su mamá entro por la puerta y se sentó en su cama con el teléfono en la mano

— ¿Donde estás hija? — murmuró la mujer con preocupación.

— Hija por favor cuando escuches este mensaje devuélveme la llamada, no he sabido nada de ti, solo llama — hablo la mujer al teléfono dejando un mensaje de voz.

Maria José.

Algo andaba mal con ella

Sabiendo que me iba arrepentir de lo que iba hacer, me abrí paso a la habitación sin pensarlo tanto.

La mujer pegó un brinco acompañado de un gritó

— ¡Tu estás muerta! — gritó acorralada en una pared.

— Señora Martha créame estoy muy viva — la mujer se llevó ambas manos a su boca en señal de asombro.

— ¿Cómo es posible? — susurró en su asombro.

— Es una larga historia para contar, ahora mí prioridad es Poché, ¿Donde esta ella? — la Señora Garzón me mira a los ojos y me es imposible no encontrar similitudes con su hija, su gesto se suaviza y luego se contrae por la preocupación.

— Dios... Ma.. María José no aparece, mí hija y yo quedamos en vernos esta tarde para almorzar junta pero no se apareció en el restaurante llevo cuatro horas tratando de localizarla pero no lo consigo — La mujer estaba a un paso de entrar en crisis.

— Hay que calmarnos un momento, ¿Notó alguna actitud extraña en ella? ¿Ansiedad? O algo diferente — la mujer negó con las lágrimas en las mejillas.

Tomé mí teléfono y llame a Nela.

— No esta— declaré.

— ¿Qué? — preguntó confusa.

— Poché, Nela, no está desapareció — la mujer frente a mí sollozo.

— Le pediré a Amalia que rastree su número — sin más colgó la llamada.

— Señora Martha usted y su esposo necesitan saber la verdad...

Geenssys Lam's.

Labios CompartidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora