26. No lo vale.

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Calle.

— Hola Rogers o debería decir Daniela Calle?.

...

No sabía cómo reaccionar a eso no estaba preparada.

— ¿Que? ¿Creíste que nunca lo iba a descubrir? ¿Tan idiota me creíste? — su cara era roja de ira.

— No mí amor yo no...— no sé pero solo sentí el ardor en mí mejilla izquierda y mí cara volteada.

— En tu vida me vuelves a llamar así, el tú y yo ya no existe — soltó con los dientes apretado.

— No, Poché espera déjame explicarte — le pedí con súplica.

— Que me vas a explicar si ya todo está claro, me viste la cara de tonta, ¿Que necesidad había de ocultarme quien realmente eres?, estuve con una completa desconocida y me odio mil veces por ser tan ingenua — Sus lágrimas rodaban por sus mejillas y ella las apartaba con rabia.

— Mí amor escúchame por favor— le suplique.

— Adelante te escuchó — soltó con los brazos cruzados.

— Hace cuatro años mí padre fue encerrado injustamente y asesinado cruelmente su apellido había quedado por el suelo las acciones de Industrias Calle's habían caído en un 16% en su funeral hice una promesa y era vengarme de todo los que nos hicieron daño, los culpables de su muerte y sufrimiento, los iba hacer pagar cada lágrima derramada contraté a un amigo que realizaba documentación falsa y así nació Samantha Rogers, mientras Daniela Calle estaba en Bogotá, Samantha Rogers estuvo en Alemania, España e Italia donde estaban la mayoría de los culpables, cuando te conocí solo creí que eras un capricho más pero no, te convertiste en alguien importante, en mí persona favorita mí intensión nunca fue hacerte daño pero entendí que probablemente mí mierda algún día te alcance y es por eso que te pido que me escuches, que sepas que te amo con toda mí alma pero estás mejor sin mí.— el silencio invadió el lugar solo nuestros sollozar eran escuchados.

— ¿Cuál era tu venganza? — preguntó con voz trémula.

— No lo tiene que saber— ella negó.

— Con que te vengabas Daniela Calle — pidió con firmeza.

— Los asesine — susurré sus ojos se abrieron a tal punto que no creí que fuera posible. Ella se alejó de mí y en sus ojos había pánico, me destruyó.

— ¿Quién eres?— susurró entre lágrimas.

Intenté acercarme pero se alejo más de mí.

— No, no te acerques, eres un monstruo, has matado a personas, ¡Eran personas! — ella estaba en una esquina y me miraba con terror.

— No soy una santa Poché, se muy bien lo que he hecho pero esas personas no eran buenas tarde o temprano harían más daño — declaré.

— ¡Pero no eran tu responsabilidad! Estaba la policía, hiciste justicia por tu propia mano.

Me reí Sarcástica.

— ¡Ellos eran la policía! Los cerdos que mataron a mí padre eran policías que se enteraron que él descubrió sus cochinadas, el Gobernador que murió de un infarto era uno de ellos y el ex Fiscal General era uno de ellos. — ella se quedó petrificada.

— ¿Qué? — preguntó atónita.

— ¿No lo sabías?, Tu tío Cesar Garzón es dueño de una red de trata de blancas, narcotráfico, y es culpable de malversación de fondos en fundaciones fantasmas, tengo un sin número de pruebas contra él, él dirigió todo contra mí padre, los demás solo fueron simples peones.

Ella estaba en una especie de Shock.

Luego me miró a los ojos y percibí rabia contenida.

— Lárgate de mí casa no te quiero volver a ver más nunca, Lárgate de aquí antes de que llame a la policía y te pudras en la cárcel, no te creo nada, no te creo ni mierda— soltó con rabia, solo la mire una última vez.

— Ten cuidado Poché, por que no todo el que te da la mano es tu amigo y eso aplica también para la familia.

— Eres ejemplo, ¡Lárgate! — salí sin más  para entrar al ascensor.

Poché.

Estaba destrozada y en shock pero descubrí la forma de que se alejara de mí familia, baje por el ascensor para tratar de alcanzarla, salí de este y la encontré saliendo por la puerta.

— ¡Espera! — grité, ella se detuvo sin mirarme.

— No llamaré a la policía si te mantienes alejada de mí y de mí familia — ella giro su rostro miró mis ojos y solo asintió. Todo paso tan rápido.

Cuando volvió su vista al camino un carro a toda velocidad impacto contra su cuerpo y vi en cámara lenta como su cuerpo se estrello contra el cristal del coche y luego rodó contra el pavimento.

— ¡Daniela! — corrí hasta ella.

No me atrevía a tocarla, en su cabeza había demasiada sangre.

— ¡Una ambulancia! Llama a una ambulancia — le grité al portero que salió a ver qué pasó mientras la gente se agrupaba al rededor.

— Po..ché. — intentó hablar pero había sangre en su boca.

— No hables espera que lleguen, mantente despierta.

— Gracias — dijo con dificultad y sus ojos se fueron cerrando.

— No, no espera Daniela, Dani abre los ojos — pedí y ella no reaccionaba.

— Por favor mí amor — susurré.

A lo lejos escuchaba la ambulancia, mí cuerpo se había desconectado de mí mente solo sentía como me alejaban de ella y gente con uniforme se acercaron a ella la gente era esparcida por los policías era de noche y el frío calaba mis huesos pero no me importó solo podía ver cómo era montada en una ambulancia y yo llendo con ella de la mano.














Geenssys Lam's.

Labios CompartidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora