29. Ella...

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La oscuridad es solo la ausencia de luz, al igual que el frío es la ausencia del calor, en ambas la ausencia le dan paso a un estado diferente.

El aire era denso y la oscuridad se extendía en la distancia, estaba de pie a la deriva pero no sabía dónde estaba.

El lugar dió un cambio drástico y ya no estaba de pie en la oscuridad, ahora solo era un campo lleno de girasoles la brisa rozaba mí rostro y podía sentir la paz del lugar

— Hermoso ¿No? — escuché una voz grave a mí espalda.

Cuando me volví no podía creer lo que mis ojos veían.

— Papá...— susurré.

— Estás hermosa hija — él se acercó y tocó mí mejilla sin poder evitarlo lo abrace fuerte y el me apretó a su pecho.

— No sabes cómo te he extrañado — dije secando mis lágrimas.

— Claro que lo sé, yo siempre estoy contigo— él me regaló una pequeña sonrisa.

— Debes estar decepcionado de mí — dije apreciando la vista a su lado.

— Estoy triste mí amor, el odio te a convertido en alguien que no eres, dime ¿Cómo te sientes después de haber matado a esos hombres? — El tomo mí mano y pude ver sus ojos avellanas.

— Vacía, pero ellos pagaron por lo que te hicieron — El tomo mí mano.

— Ya ellos estaban pagando su castigo, César paga su propio castigo, tu corazón no fue hecho para estar lleno de rencor y lo sabes — seco mis lágrimas.

—  Te amo, eres y serás siempre mí hija y se que el amor a tocado tu puerta, no dejes que el odio pudra tu alma y demuestra quien realmente eres — beso mí cabeza y luego la oscuridad volvió abrirse paso.

Poché.

Clínica de Bogotá S.A

Dos semanas, habían pasado dos semanas y ella no daba señales de querer mejorar, la inflamación en su cerebro había retrocedido solo un 20% todavía le suministran  sedante pero ahora con menos dosis para mantener su estado, el doctor nos dijo que las secuelas del traumatismo podrían ser severos cómo quedar en estado vegetal o leves como trastornos sensoriales (auditivo, visual etc) podría afectar su sistema psicomotor y esto solo en caso de que despierte.

Lo peor de la semana fue ver cómo agentes del FBI junto a la policía estatal entrar a la clínica con una orden de captura en contra de Daniela Calle Soto, y sus amigos y debido a su estado su habitación se encuentra custodiada por dos federales, los chicos fueron declarado fugitivos de la justicia y ya todos estaban enterados de lo sucedido, los medios no paraban de hablar sobre lo sucedido por otro lado la familia Calle había empezado una investigación para encontrar el culpable del accidente de Daniela.

— Todo esto es una mierda — suspiré eran las 8 de la mañana y ya sabía cuál iba ser la novedad del día, una foto de Daniela y yo besándonos al frente de mí edificio.

La puerta de mí habitación fue abierta de golpe causando que me asustara.

— ¡¿Me puedes explicar que mierda es esto?! — mí papá entraba con la tablet en mano mostrando el artículo con la foto.

— Papá todo tiene una explicación — dije con temor al ver su enojo.

— ¡Te escucho María José! — mamá entro detrás de él y se mantenía al margen.

— La conocí en Italia, al inicio solo me llamo la atención pero luego se volvió necesaria, cuando me regrese a Colombia había perdido comunicación con ella luego la volví a ver y empezamos a salir, te juro que yo no sabía lo que ella hacía ella me mintió y cuando la atropellaron ella estaba conmigo me había contado la verdad y habíamos peleado — mis lagrimas en algún punto habían empezado a salir.

Mí papá daba vueltas en mí habitación rojo de la ira.

— Lesbiana, ¿Desde cuándo mí hija es una lesbiana de mierda? — soltó con odio, su mirada me heló nunca había visto a mí papá hablarme con tanto odio.

— Juan Carlos debes calmarte — mí mamá intervino cuando no pude hablar

— Martha ¿Que hicimos mal? ¿Que hice mal? Te di todo y me vienes con esto, ¿Que quieres hacer con tu vida? ¿Destruirla? ¿Destruir a tu familia?, Te están enlazando con una criminal están destruyendo nuestra reputación — mí papá no paraba de dar vuelta y yo solo estaba hecha bola al pies de la cama.

— ¡Juan Carlos! ¡Detente! Sal de la habitación ¡Ya! — demando mí mamá y mí papá salió botando humo mí mamá secos sus lágrimas y se acercó a mí para abrazarme en silencio.

Por unos largos minutos el silencio reino solo mis sollozar retumbaba en la habitación.

— Quiero... Quiero que sepas que te amo y no me importa de quién estés enamorada si es hombre o mujer primero eres mí hija antes de todo — ella susurró y mí corazón dolió mí madre estaba conmigo ella me apoyaba, todos merecemos tener un sustento y en este caso era mí madre.

Me alejé un poco de ella y mires sus ojos.

— ¿No me odias? — ella soltó una risita

— Mí amor, naciste de mí, yo te lleve en mí vientre nueve meses y sufrí los dolores de parto, yo te amaba desde antes de que nacieras sin conocerte y ahora que te conozco y te he visto crecer crees que te voy a odiar, te amo eres mí hija y el hecho de que te gusta una niña no cambia el hecho de que sigues siendo mí hija — ella me abraza y yo solo se refugiarme en sus brazos luego de calmarme ella me regala una sonrisa llena de tranquilidad.

— Debes dejar que tu padre aclare sus ideas, el te ama tu y tu hermana son nuestro mayor tesoro y el hecho de que te puedas ver perjudicada por los actos de aquella chica nos causa temor — coloco mí mano en mí rostro.

— Todo esto me sobre pasa, la amo, pero ella me mintió, está entre la vida y la muerte, no hay muchas mejorías solo pocas y es preocupante que el daño en su cerebro sea grave — mí mamá me observó.

— Nunca te había escuchado decir que amas a alguien — ella me vio con dulzura, era cierto la amo pero ya no más ella me mintió.

Mí mamá me ayudó a ponerme de pie cuando mí teléfono sonó.

Era Juliana.

— ¿Hola? — su voz sonó ronca.

— Hola ¿pasa algo? — pregunté preocupada.

Ella...Ella murió — solo sentí como mí teléfono resbaló de mí mano y se estrello contra el suelo.

Ella Murió...

¿Que tal?

¿Se nos murió Calle?

¿Quieren otro?





Geenssys Lam's.

Labios CompartidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora