Las luces volvieron apagarse y yo solo podía pensar en una sola cosa.Era su jodida voz.
...
Estaba desesperada, esa era su voz, yo sé que esa era su voz.
— ¿Poché? —
Busqué con la mirada en cualquier lugar por donde pudo pasar y maldigo el momento donde todos decidieron ir con antifaz
— ¿Poché estás bien? — Vale preguntó ya preocupada.
— Era su voz, sí, su voz, no estoy loca era su voz — empiezo a pelear conmigo misma en voz alta.
— La voz de quién Maria José me estás asustando — levantó un poco la voz y algunas personas comenzaron a notar mí desespero
— Vale, Era la voz de ella, de Calle, era su voz, lo sé, tienes que creerme — pedí tomando sus manos, mí hermana abrió los ojos al máximo y su boca entreabierta claramente sorprendidas.
— Poché tienes que calmarte, ¿Por qué estás tan segura?— Preguntó claramente confundida.
— Ella me había cantado varias veces y nunca voy a olvidar su voz — rápidamente camine a la parte de atrás donde estaban los organizadores de los shows.
— Señorita María José, ¿Sucede algo? — preguntó la directora del Staff.
— Sí, la mujer que acaba de cantar ¿Puedo saber dónde encontrarla? — pregunté con prisa y sentí a Vale posarse a mí lado.
— Ella se acaba de ir hace unos minutos — rápidamente salí de ahí hasta la salida, solo para encontrarme el flash de las cámaras de los reporteros.
Ella ya no estaba.
...
Eran las 3 de la mañana y poco a poco las personas habían empezado a marcharse, sinceramente no disfrute la noche sabía que era ella, tenía la esperanza de no estar loca,
Pero desde entonces una simple pregunta llego a mí cabeza que no me dejó estar tranquila y no abandonará mí cabeza muy fácilmente y es que si Calle realmente está viva, ¿Cómo? Mí mente se cuestiona sin respuesta y es que le dan rienda suelta a otras preguntas y la más importante de todas.¿Que voy hacer cuando la tenga al frente?.
¿La beso? ¿Me enojó? ¿La culpo por haberme hecho sufrir días y noches de torturas? ¿Le doy gracias a la vida por cumplirme el deseo que todas las noches pedía? ¿Qué Coño hago?.
Y por otro lado estaba César
Mí tío desapareció de la nada de la fiesta y por lo que sabía no había pasado mucho en salirse de la fiesta.
Sinceramente su actitud me demostraba que algo ocultaba.
— Hija — la voz de mí mamá alejó mis pensamientos.
— ¿Si? — contesté algo distante.
— Vale me contó lo sucedido — sus ojos demostraban comprensión y amor.
— No sé lo duro que puede ser perder a alguien que amas profundamente pero es momento de soltar, tienes que tratar de vivir con su recuerdo en tu corazón — sabía que sus palabras venían con las mejores intenciones pero me dolía que no creyera en mí.
Solo sonreí con tristeza.
— No me crees — ella me miró y me abrazo.
— Te creo, pero es imposible que ella esté viva, creo que la voz de la chica te hizo recordar demasiado a ella mí amor — y entendí entonces que mí mamá tenía razón, su voz solo me recordó a ella más no significaba que era ella Y...
...Solo lloré.
Cómo el primer día, ahí en medio del jardín en los brazos de mí mamá lloré como a la pequeña que le prometen un regalo y luego no le cumplen o solo lloré por qué la herida que creí que ya había sanado solo estaba tapada con una bandita
— Llora pequeña — sentí los brazos de mí papá, a este punto no me importaba quien me viera.
Y es que solo deseaba una cosa.
Que por más absurdo que suene la idea.
Ella estuviera viva.
Calle.
—Vamos Vamos — gritó Jaramillo mientras nos sacaba por la parte de atrás, el lugar estaba repleto de reporteros y no podía dejar que ninguno capte ninguna foto mía.
— Tengo que hablar con ella — dije cuando estabamos ya en él carro de regreso a la cabaña.
— Por ahora no será, ya corrimos demasiados riesgos Calle — comentó Amalia.
— Ella debe estar muy confundida — pensé al aire, solo sentí la mano de Nela en mí espalda y es que verla tan hermosa removió cada fibra en mí, no tengo la fuerza suficiente como para alejarla, no soy valiente, con ella nunca tengo opción, está cada vez más hermosa, probablemente ya me haya superado y yo solo voy aparecer para clavarle más espinas en el corazón.
Cuando estábamos llegando al camino de tierra que hay antes de llegar a la cabaña vimos cuatro camionetas estacionadas al frente de la puerta de entrada.
Y al lado de la puerta César Garzón de pie fumando un puro.
Rápidamente bajo de la camioneta.
— ¡Daniela! — gritó con aparente felicidad
— Mírate estás...Viva — la última palabra la escupió con rencor y burla.
— César, No creo que sea de tu agrado ¿Verdad?, ¿Que haces aquí?, ¿Viniste a terminar tu trabajo? — solté con Sarcasmo el sonrió.
— No pequeña no soy idiota, se que cada centímetro que rodea está cabaña tiene cámaras, y que su base de datos no está aquí como para destruirla, debo admitir que me jodió mucho enterarme que estabas viva, y el idiota que debía matarte sufrió lo suficiente y hasta más por su maldito error y es que...— se rascó el entrecejo — Joder, era más fácil que te murieras, pero tuviste que darle a saber a mí sobrina que estabas viva con tu ridícula cancionsita, muy cursi para mí gusto pero en fin —
Caminó algunos pasos a mí.
—Aléjate de mí pequeña Garzón zorra de mierda, tu vida depende de solo un hilo y casualmente cuelga de mis manos, no me hagas tirar de él — inhaló profundamente y soltó el humo en mí cara, no estaba cohibida, ese idiota no causaba más que odio y repulsión en mí ser.
— Me tendrás que matar entonces para poder alejarme de ella incluso aunque lo hagas mis besos y mí toque seguirán incrustados en su piel — él con furia saco su pistola y colocó el cañón en mí cabeza.
— ¡No me desafíes! ¡Aléjate de una puta vez de María José! O te juro que no hay próxima vez — antes de sacar completamente el arma de mí cabeza disparó aún lado de uno de mis oídos dándole al suelo pero dejándome con un pitido sordo y por algún motivo el disparo no me sobresalto, simplemente le mantuve la mirada.
En cuestiones de segundos estaban todos abandonando la cabaña en sus camionetas, sentía un líquido tibio bajar de mí oído derecho y supuse que era sangre.
Todo a mí alrededor era un ruido sordo, pues podía ver a Nela hablarme pero la escuchaba un poco lejos.
Lo sabía, era un riesgo el haber aparecido pero ese riesgo estaba dispuesta a pagarlo.
— Zurita este ya no es un lugar seguro tenemos que irnos — el solo asintió.
— Amalia hay que llamar a tu papá, no oigo una Mierda — le dije a la rubia.
— Viene en camino — logré escuchar por el otro oído.
Todos entramos a la cabaña, era urgente empezar a empacar lo necesario para marcharnos rápido, el doctor Andrades me reviso y por fortuna no perdería la audición pero si tardaría algunos días en recuperarla por completo.
Cuando por fin todo estaba listo salimos en la camioneta rumbo al único lugar que era seguro.
La Mansión Calle.
Geenssys Lam's.
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Labios Compartidos
Hayran KurguEl dolor y el rencor no están destinados para estar juntos son tan destructivos como una bomba nuclear, pero a veces la rabia y la sed de venganza nos hace querer destruir a quien más nos hizo daño sin saber que en el acto nos destruimos a nosotros...