Capítulo once

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Era el último día de la segunda semana trabajando en Big Hit. Teníamos un gran avance en cuanto al proyecto y seguíamos esforzándonos en él.

Con cada uno de los moldes ya fabricados, la orientación de la señorita Young-Mi era necesaria para plasmar cada pieza de los vestuarios en los inmensos metros de tela.

Algunos trazaban sobre el textil con gises especiales, otros cortaban con las grandes y afiladas tijeras, y otros nos limitábamos a esperar ser de ayuda.

Oíamos con atención cada uno de los consejos y sugerencias que la profesora Lee nos otorgaba; colocaba las piezas ya cortadas sobre los figurines de goma, insertando algunos alfileres para que se mantuvieran quietas, hasta el que sonido de la puerta, abriéndose, llamó la atención de quienes no hacíamos mucho.

—Disculpe señorita Lee, ¿podría prestarme a uno de sus alumnos durante unos minutos, por favor? Es importante.

Un miembro del staff asomó la cabeza entre el espacio de la puerta y se dirigió a la profesora, quien no despegó la mirada del maniquí.

—Claro que sí. Annie, ve por favor.

Mi compañera de cabellos dorados, a un costado mío, se dirigía hasta la puerta, pero el joven la interrumpió.

—De hecho, es a la señorita Solari a quien busco.

¿A mí? ¿Hice algo malo?

—De acuerdo, sal por favor, Victoria — ordenó la docente, aún trabajando.

Sin protestar, seguí al hombre.

Estaba muy confundida porque no tenía idea de qué había hecho para que estuvieran buscándome, pero no pregunté ni cuestioné al chico en ningún momento.

Tras caminar por los largos y semi iluminados pasillos, llegamos a una puerta que el chico abrió con rapidez, permitiéndome entrar antes que él.

—Espere aquí por favor —. El chico nunca entró a la habitación y cerró la puerta sin decir nada más.

Entonces estaba en un sitio completamente sola, sin la más mínima idea de la razón por la que había sido traída a ese lugar.

La paranoia provocó que pensará en todas las cosas por las que, posiblemente, merecía una llamada de atención.

«Tal ves hice algo malo. Seguramente se dieron cuenta de que golpeé accidentalmente un cristal el otro día. O tal ves me llamaran la atención por haber presionado muchas veces el botón del ascensor cuando éste se tardaba en llegar. Sí, de seguro es por eso»

Intentaba descifrar la causa por la que estaba en el lugar, entonces observé abrirse una puerta lateral, diferente a la que usé.

No sabía a quién esperar, pero estaba tan asustada.

—¡Hola Sun hee!—dijo una figura conocida.

De pronto, sentí como mi corazón empezaba a regular su ritmo. Mi cuerpo tensado comenzó a relajarse y mi respiración también.

—¡Santo Dios, Jungkook! Casi me da un infarto.

—Lo siento, ¿estás bien?—el chico preguntó con inquietud.

EUPHORIA [JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora