Capítulo veintitrés

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Como era de esperarse, HyeWoo y yo llegamos tan rápido al lugar gracias a nuestra costumbre de caminar con velocidad.

Entramos al set de estética donde los chicos de la banda se estaban alistando para las grabaciones de uno de sus episodios de Run BTS.

De inmediato me encontré con los ojos del encantador chico con el que ya tenía una relación de casi dos años, a quien estaban maquillando. Jungkook no evitó regalarme una de sus preciosas sonrisas de medio día, y yo tampoco pude evitarlo. Su rostro, sus facciones y sus gestos siempre hacían que todo lo que estuviera mal en mi vida se reparara por completo.

Por un momento olvidé lo molesta que estaba, de no ser porque una silueta que empecé a odiar tanto se acercó a mi chico y comenzó a peinarlo.

La pelirroja se había ganado toda mi ira cuando, al peinar a Jungkook, no evitó poner su cara de enamorada y lo tocaba con tal delicadeza mientras se esforzaba por no morder su labio inferior al tocar el hermoso cabello de JK.

Te odio, pelos de Chucky. Incluso ese muñeco diabólico tiene mejor cabello que tú.

Mis gestos pasaron a ser los más molestos, acción de la que se percató HyeWoo en cuanto caminé en dirección a Yoongi para ayudarlo a arreglar el dobladillo de su playera.

— Ay por Dios niña— Hye caminó en dirección a Jungkook, dirigiendo sus palabras específicamente a la pelirroja— apresúrate. El tiempo es oro y no haces más que desperdiciarlo.

De inmediato, la chica se disculpó y permitió que Bae HyeWoo comenzara a acomodar la chaqueta de Jungkook.

Entonces Hye me miró y guiñó uno de sus ojos, para después sonreír triunfante. No evité sonreír de satisfacción, aunque no solía hacerlo cada que Hye trataba de esa manera a los demás, pero la ocasión lo ameritaba.

Las grabaciones comenzaron en cuanto los chicos estuvieron perfectamente peinados, maquillados y vestidos.

No solíamos quedarnos a presenciar las grabaciones, pero al tratarse de un video en el que los Idols debían permanecer en constante movimiento, Hye y yo tuvimos que quedarnos en caso de que se necesitara de nuestra ayuda.

Me estaba volviendo loca, posesiva y excesivamente celosa. Ni con todas las ocurrencias que los chicos hacían o decían podía dejar de estar molesta cada que el equipo de estética debía retocar el maquillaje o peinado de los chicos. Siempre, en cada oportunidad, la irritante pelirroja era la encargada de arreglar el cabello de mi novio.

No era nada tonta como para no darme cuenta de que lo estaba haciendo por capricho. El resto de estilistas se turnaban con cada uno de los chicos, demostrando que no se encargaban específicamente de uno de ellos. Sin embargo, cuando algún otro asistente se acercaba a Jungkook para arreglar su peinado, la tipa de cabellos rojos corría con tal de ser la asistente del maknae.

Pero la gota que derramó el vaso, o más bien, que derramó toda mi furia fue que, incluso después de terminar con las grabaciones, esa fastidiante jovencita se cercioró de que el cabello de mi novio siempre estuviera perfecto. Pero eso, definitivamente no fue lo peor que pudo hacer.

Justo cuando a los cantantes les estaban entregando botellas de agua, la pelirroja corrió para tomar una y volvió hasta Jungkook para entregársela. Cuando se giró en mi dirección, sonrió con tanto sarcasmo que sus ojos desaparecieron por completo. Estaba al punto de querer tomarla de sus feos cabellos y tirarla al piso para después golpearla, pero en vez de eso, me dispuse a irme y no verla más.

— Necesito un momento, estaré en la oficina — dije a Hye y salí sin esperar respuesta.

Primero llegué al sanitario, donde mojé mi rostro en espera de poder regular mi temperatura. Después, corrí como nunca para entrar a la oficina y cerrar la puerta casi de golpe.

EUPHORIA [JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora