Capítulo siete

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Abril.

A sólo un mes de terminar con el primer ciclo escolar, reposaba tranquilamente sobre la mesa de mi lugar en el salón. Usaba mis brazos como soporte para el peso de mi cabeza, mientras las falangetas de mis dedos golpeaban los costados de mi rostro con suavidad. Uno de mis oídos se centraba en la dolorosa letra de la canción, y el otro se mantenía alerta para cuando la profesora Young-Mi cruzara la puerta.

Y entonces llegó.

Sujetaba algunas cosas entre sus brazos. Eran demasiadas que parecía que se derramarían. El golpe de sus tacones contra el suelo resonaba cada medio segundo mientras trotaba para llegar con rapidez a su escritorio.

Cuando arribó a su destino, no esperó ni un momento para depositar los objetos sobre la mesa. Su respiración estaba cansada, pero eso no parecía importarle, porque su rostro era el más feliz de todo el lugar.

Tomó una gran bocanada de aire antes de poder hablar. Para ese momento, todos permanecimos atentos a lo que estaba por decir.

-— ¡Chicos! — llamó nuestra atención con un par de aplausos —, por favor presten atención. Tengo una increíble noticia que darles.

Hicimos caso a su petición y ella prosiguió — Como ya saben, estamos a un mes de terminar con este primer año, así que sólo nos falta un proyecto para concluir con el curso.

Sus manos y dedos estaban unidos y señalaban a algunos de nosotros mientras hablaba.

— Debido a que ustedes han sido el mejor y más destacado grupo de todos los que tengo, especialmente con el proyecto que recién terminamos, he preparado un obsequio para que terminemos este año de la mejor manera.

De acuerdo, ahora todos estábamos tan atentos, como si fuéramos pequeños infantes escuchando un cuento clásico.

— Prepárense, porque... —sus manos se agitaban rítmicamente, simulando golpear un par de tambores — ¡¡¡Diseñaremos y confeccionaremos para los chicos de BTS!!!!

¿Diseñar para los espectaculares chicos de BTS? Este es el mejor regalo para concluir el año. En mi mente.

Donde solía haber estudiantes serios, terminó habiendo un montón de personas gritando y saltando de emoción. Me atrevo a decir que parecíamos peces fuera del agua, retorciéndonos sin parar.

— Bien, bien. Todos tranquilos — dijo nuestra entonces magnífica docente. Las palmas de sus manos se agitaban de arriba hacia abajo, intentando calmarnos —. Tendrán tiempo de emocionarse después. Por lo pronto, saquen sus cuadernos y anoten todas las indicaciones que les daré para iniciar mañana mismo con el proyecto.

¡¿Qué?! ¡¿Empezaremos desde mañana?! ¡Genial!

~

Desperté una hora antes de que mi alarma sonara. El sonido de las gotas que caían de la regadera retumbaban sobre la losa del baño, incluso con antelación a como normalmente lo hacían.

Era un gran día para mí, en el que existía la posibilidad de ver con mis propios ojos a siete encantadores y magníficos chicos.

Nah, tampoco podría tener tanta suerte.

Estaba tan nerviosa y emocionada a la vez, que ya estaba preparada perfectamente para salir en cualquier momento.

Tampoco es que quisiera aparentar que esa era una situación muy especial, es decir... Por supuesto que lo era, pero tampoco quería parecer una fanática eufórica.

En tanto, procuré que mi atuendo no fuera lo suficientemente formal como para llamar la atención, así que decidí usar unos jeans ajustados, un delicado suéter, tejido y rosado, con botones al frente, tenis blancos, y el mismo abrigo blanco con garabatos negros que utilicé el día de mi cumpleaños.

Mi cabello estaba decentemente dividido por la mitad, y las naturales ondas que se formaban sobre éste caían de una manera sutil.

Solo un poco de maquillaje cubría las pequeñas imperfecciones que restaban en mi cara, gracias a los milagrosos productos coreanos que usaba. Mis cejas estaban correctamente peinadas y mis pestañas resaltaban su risado nato mientras cargaban con la ligera capa de máscara de pestañas que había colocado sobre ellas.

Un poco de rubor se mezclaba con el dorado claro de mi piel, que caracteriza mis rasgos latinos. Un tono rojo, similar al de una fresa, detallaba la delicada capa de piel de mis labios.

Aún faltaba una hora antes de partir hacia el edificio de HYBE Corporation, entonces aproveché la oportunidad para arreglar un poco mi habitación.

— Vic, ¿Ya te vas? — escuché a mis espaldas.

Giré mi cuerpo para responder a Jennifer — No, aún no es hora... ¿Todo está bien?

— Es que olvidé por completo comprar unos materiales en el centro. Los necesito para mañana, pero la tienda sólo abrirá hoy hasta el medio día, y ya debo irme a la escuela — su rostro parecía preocupado, al igual que su tono de voz.

—¿Te gustaría que pase a comprarlos ahora? — sugerí. — Aún tengo bastante tiempo, puedo entregártelos cuando regrese.

— ¿Harías eso por mí? — preguntó tiernamente mi amiga. Sus ojos eran similares a los del Gato con Botas, no podía decirle que no.

— Sí, claro.

— ¡Ay! Gracias. Eres tan bondadosa — dijo y de inmediato se acercó a mí y me rodeó con sus brazos.

Luego nos separamos y ella habló.

— Sabes, creo que si tuvieras que elegir un nombre coreano, Sun hee te quedaría perfecto.

— ¿Sun hee? — pregunté —, ¿Qué significa?

— Bondad y felicidad. Tú siempre eres bondadosa con los demás, y siempre estás tan feliz. Sí, creo que empezaré a llamarte Sun hee.

Surgió una confusión divertida en mi rostro y libere unas suaves carcajadas. — Está bien.

— Bueno, tengo que irme ahora —. Jennifer tomó su mochila y volvió hacia donde yo estaba. — Un millón de gracias, prometo que te compensaré.

—Tendrás tiempo para agradecerme después. Ahora tienes que irte, se hará tarde si no lo haces—la empujé con cuidado hacia la puerta.

—Por cierto... Si te topas con Suga, dile que lo amo mucho—dijo antes de cruzar por la puerta e hizo una sonrisa coqueta.

No evité reirme—Ya vete, se lo diré.

Finalmente, Jen se marchó.

Considerando el compromiso que había hecho con mi amiga, me dispuse a tomar mi mochila y salir del departamento unos minutos después.

Llegué a la estación donde tomaría el ómnibus y esperé a que éste llegara. Subí y admiré todo el transcurso hasta la tienda en donde debía comprar las cosas.

Entré, pagué y salí en pocos minutos.

Para mi suerte, la tienda estaba a escasos metros del edificio de Big Hit. Sólo debía caminar un poco.

Faltaban casi veinte minutos para que el reloj marcara la hora que la profesora Young-Min había establecido para llegar al lugar, y ya estaba frente al gran rascacielos de la empresa.


~Lazary Kim ♡

EUPHORIA [JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora