Capítulo treinta y seis

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Con el inicio de la siguiente y anteúltima semana antes del desfile de Vogue, agradecía lo bien que estaban resultando las cosas.

Estaba sentada en mi escritorio, realizando algunos pendientes. Lidia había salido al centro de Seúl para supervisar un par de cuestiones de la tienda de ropa, y Seung-tae la había acompañado.

Resultó que ambos habían empezado a sentir atracción el uno por el otro.

Comencé a cansarme, al igual que mi vista, así que retiré mis lentes de lectura y los dejé sobre el escritorio. Froté mis ojos para disminuir la fatiga en ellos. Ya me sentía con poca energía para continuar.

Durante todo el día había permanecido ocupada, por lo que pensé que había sido suficiente trabajo por aquel día.

Necesitaba algo dulce. Por ello, se me ocurrió ir a la cafetería y comprar algo para tomar o comer, y luego llamaría un taxi para que me llevara de vuelta a casa.

Cuando llegué al mostrador de la cafetería, me atendió una joven.

— ¡Hola, señorita Solari! ¿Qué puedo ofrecerle?

— Hola. — Me quedé observando durante unos segundos la cartelera de productos, y entonces me decidí — ¿Serías tan amable de darme una malteada de chocolate, por favor?

— Claro que sí, señorita. Serían 3425 wons, por favor.

Saqué de mi cartera el monto a pagar y lo entregué.

— Muy bien. Enseguida le entrego su bebida, señorita — dijo la chica.

— Gracias.

Decidí apartarme un poco de la caja y esperar en uno de los extremos del mostrador.

Para matar el tiempo, uní y coloqué mis manos detrás de mi cuerpo. Luego comencé a juguetear con mis pies, girándolos sobre las puntas de estos mientras los miraba moverse.

Estoy segura de que también tarareaba una melodía, pero me detuve cuando mi celular me informó de una nueva llamada.

Vic, ¿Todavía estás trabajando? — dijo Lidia a través de la llamada.

— Sí, pero ya terminé.

Necesito un favor, ¿Me ayudas?

¿Qué pasa?

Hoy se estrena una película que tengo muchas ganas de ver. Seung-tae me invitó a verla, pero, honestamente, estoy un poco nerviosa. Él y yo estaremos solos, y es nuestra primera cita oficial.

¿Entonces, qué debo hacer yo?

¿Podrías acompañarnos? Por favor ¡Di que síiii!

Pero Li, es una cita. Se supone que ambos deben estar solos en su primera cita.

Lo sé, lo sé. Pero enserio estoy nerviosa. Además, él dijo que no había ningún problema si nos acompañabas.

Dudé algunos segundos. — No quiero ser el mal tercio...

Anda. Te prometo que te voy a compensar si me ayudas con esto.

Por más que no quisiera, Lidia seguía siendo mi amiga, y si necesitaba mi ayuda hasta para la cosa más absurda, tenía que apoyarla.

— Está bien, iré.

Gracias, gracias. Eres la mejor. Te veremos en veinte minutos.

De acuerdo, adiós.

EUPHORIA [JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora