Capítulo veintinueve

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El segundo día trabajando con Vogue no fue realmente muy interesante para contarlo. Únicamente conocí a quienes serían las modelos de mi trabajo, así como a los encargados de la confección del mismo.

Sin embargo, el día siguiente fue tan bueno como el primero.

— Repítelo nuevamente, ¿Por qué contrataste a un chofer?

— Porque nos vemos en la necesidad de trasladarnos de un lugar a otro, — respondió Lidia, quien estaba a mi costado de pie mirando cada extremo de la avenida principal, fuera del edificio donde estábamos hospedadas — y ya que la tarifa de un taxi es algo elevada aquí, los gastos de transporte serán menores con un chofer.

Me confundió un poco su lógica: ¿gastaríamos menos viajando en un transporte privado que en uno público?

— Podríamos tomar un ómnibus, ¿Lo sabías?

Con un sólo movimiento, Lidia giró su rostro en mi dirección. — ¿Y arriesgarnos? No sabemos qué tipo de personas nos encontraremos por ahí.

— La gente está ocupada en sus asuntos como para poner su atención en dos simples extranjeras.

— De nuevo con lo mismo... ¿Cuando vas a aceptar que no eres una simple mortal?

— Cuando deje de serlo.

Lidia rodó los ojos. Estaba a punto de decir otra cosa pero un auto aparcó frente a nosotras. De él salió un hombre alto, bien vestido y peinado, muy apuesto, a decir verdad. Rodeó la parte trasera del vehículo para acercarse.

— Buenos días señoritas. Mi nombre es Kang Seung-tae, su chofer personal. — Su formalidad me sorprendió, y a la vez me pareció agradable. — Por favor, permítanme llevarlas a sus futuros destinos con toda seguridad.

Después, abrió la puerta de pasajeros.

Lidia dió pequeñas palmaditas con sus manos y sonrió orgullosa — Muy bien, gracias Seung-tae. — Subió al auto rápidamente. Al estar sentada, asomó ligeramente su cabeza para hablarme — Vamos, tenemos trabajo que hacer.

— Adelante, señorita — dijo el conductor, por lo que reaccioné y subí al auto.

Cuando llegamos al edificio de Vogue, el chofer bajó con rapidez de su asiento para abrir la puerta de los acompañantes, otorgándonos su mano para que ambas pudiéramos salir del vehículo. Luego, Lidia le dió una indicación y Seung-tae se fue.

Después de tomar el ascensor y bajar de él en el piso en el que se encontraba nuestro estudio, caminamos hasta llegar a la puerta de éste. Al abrirla, la silueta de una mujer reposaba detrás del escritorio, dándonos la espalda.

— ¿Buen... Día? — dijo Li.

— Así que... Victoria Secret ha dejado la lencería a un lado para extender su imperio con otras prendas, ¿ah? — mencionó la voz femenina, para después girarse sobre el asiento.

Sonreí de inmediato.

Bae HyeWoo estaba mirándome, de pies a cabeza, con astucia y orgullo.

— También me da gusto verte, Miranda.

Ella sonrió, y acto seguido, se puso de pie y caminó en mi dirección como toda una diva.

— ¿Y que? ¿Porque ahora eres famosa no le darás un abrazo a tu maestra?

— Creí que no te gustaban los abrazos.

— Oh, cállate ¿sí? — me acercó a ella con rapidez hasta rodearme con sus brazos. Solté una pequeña carcajada y la abracé también. Hye apretó su agarre — Que alegría verte, niña.

EUPHORIA [JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora