Capítulo treinta y uno

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Jungkook estaba de pie frente a mí, sujetando su paraguas y cubriéndonos a ambos.

— Toma Sun, puedes usar el mío. Intentaré abrir este — dijo, señalando el paraguas que yo sostenía.

Se lo entregué y él lo abrió con tanta facilidad, que me hizo parecer demasiado torpe.

Comenzamos a caminar sin rumbo fijo por el sitio, acción que no esperábamos, más nos pareció completamente normal.

— ¿Te sientes bien? Te observé salir del edificio, parecías un poco enferma.

— ¿Yo? Eh... Sí, estoy... Bien. Me dolía un poco la cabeza, pero todo bien.

— ¿Necesitas un médico? Te llevaré — cuestionó casi exaltado.

— No, no. Descuida, sólo necesitaba un poco de aire fresco. A veces me ocurren cosas muy extrañas.

— ¿Cosas extrañas? — cuestionó.

— Sí. Un par de cosas que rondan por mi cabeza.

— ¿Quieres contarme? Aún somos amigos, ¿No?

¿Auch?

— Sí, eso creo — sonreí levemente y Jungkook hizo lo mismo. — En la mañana salí un rato a caminar en un parque cercano. Una pareja caminó a mi lado y bueno...

Me preocupaba la manera en la que Jungkook se sentiría después de escuchar lo ocurrido, y yo también temía hablar de ello frente a él.

— Puedes contarme, cualquier cosa Sun.

Jungkook sonrió tan pacíficamente, que me brindó la confianza para contarle todo. Por un largo tiempo había olvidado la paz que sentía cuando estaba con él, y recordarlo se sintió bien.

Me armé de valor para contarle todo.

— Yo creí habernos visto... A ti y a mí. Esos chicos me hicieron ver a una versión más joven de nosotros, hace algunos años. Creo que entiendes a lo que me refiero.

Maldije para mis adentros cuando noté una expresión incómoda en el rostro de Jungkook, quién bajó la mirada tan pronto terminé de hablar.

— Sí, supongo que sí — dijo seria y nostálgicamente.

En mi vida había cometido tantas tonterías, pero aquella era, sin duda, una de las más estúpidas. Tan estúpida como para hacerme arrepentir de inmediato, porque el ambiente se volvió amargo, y un intenso silencio nos invadió.

De la nada empezamos a caminar de vuelta al edificio, como si los dos supiéramos lo incómodo que se estaba tornando el momento.

Estúpida, realmente eres estúpida. Pensé para mí misma.

Por lo que sé, seguramente Jungkook  había olvidado todo lo nuestro, y con algo tan tonto lo hice recordar. Quién sabe qué tan complicado fue superar mi abandono, pero por su reciente expresión, pareció que no fue muy grato para él.

Permanecimos sin decir otra palabra hasta que estuvimos de pie frente a las puertas de Vogue.

— Espero que te sientas mejor pronto.

— Te lo agradezco, Jungkook.

Él asintió, intercambiamos nuestros objetos y se alejó caminando al ascensor del edificio, para perderse en cuanto las puertas de éste se cerraron.

~

Llegó la oportunidad de salir a cenar con Hye. Ambas nos encontramos en mi estudio en Vogue, pero tuvimos que visitar Big Hit porque, ya saben, HyeWoo decía que siempre tenía que lucir bien en público. Y a pesar de que intenté convencerla de que se veía bastante bien para una cena, al final no pude persuadirla y terminé en su oficina, esperando a que volviera del salón de estética.

EUPHORIA [JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora