Capítulo cuarenta y uno

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Diciembre.

Hacía demasiado frío. Estaba nevando suavemente.

Los pequeños y apenas perceptibles copos de nieve caían lentamente frente a nosotros, y también sobre nuestros hombros.

El piso estaba húmedo por la nieve que se derretía al hacer contacto con éste. Las luces laterales de la plaza, en un tono dorado, y uno que otro local comercial que aún estaba abierto, iluminaban el camino de manera acogedora. Diría que estaba casi vacío el lugar, sino fuera por las pocas parejas que caminaban en el sitio con toda tranquilidad, disfrutando de la compañía de sus amantes.

Nuestras manos estaban unidas, cada una cubierta con un guante, respectivamente. Ambos usábamos una chaqueta de plumífero que cubría hasta nuestras rodillas. Cubríamos nuestras cabezas con el gorro de las mismas.

Pero aún así, sentía como si estuviéramos dentro de un gran congelador.

Un congelador al otro lado del mundo.

Cuando el frío rocío golpeó mi rostro, todo mi cuerpo se estremeció; un escalofrío recorrió desde mi cabeza hasta mis pies, y un hilo de vapor escapó de mi boca cuando mis dientes castañearon involuntariamente.

Al parecer había transmitido esa sensación a Jungkook, pues de inmediato me miró y sonrió.

- ¿Mi pequeña tiene demasiada frío?

- No es así, cariño - mentí.

- ¿Desde cuándo tu nariz es roja, cielo? - Su sonrisa, su hermosa sonrisa, era divertida.

Seguramente, Jungkook me hubiese creído si no fuera por mi nariz.

Sus labios reposaron sobre la punta de mi fría nariz, dejando un cálido beso en ella. Y luego, acercó nuestras manos unidas hacia su boca. Su cálido aliento sopló sobre el dorsal de mi mano, provocando en mí una sensación satisfactoria. Sonreí ante ello.

Posteriormente introdujo nuestras manos, aún entrelazadas, dentro del bolsillo de su gran chaqueta y me devolvió la sonrisa.

No usaba un barbijo como los otros días. La acera era poco transitada, y las pocas personas que caminaban por el sitio estaban concentradas en sus asuntos como para mirarnos, o al resto de parejas. Además, el gorro de nuestras chaquetas era lo suficientemente grande como para cubrir un fragmento de nuestros ojos, que solo era posible notarlos estando cerca.

Podíamos caminar tranquilos, como siempre lo habíamos deseado.

Apoyé mi cabeza sobre su hombro. Durante unos segundos permanecí con los ojos cerrados, dejándome guiar por los pasos de Jungkook.

- ¿Te cuento algo? - recibí un sonido de garganta por parte de Jungkook como respuesta afirmativa - Alguna vez leí que si una persona compartía una caminata con la persona que más amaba en este mundo, así, tomados de las manos, durante un día nevado, se amarían por el resto de sus vidas.

- ¿Mh? - asentí - ¿Y crees que eso sea cierto?

- No lo sé, tal vez. Eso explicaría porque hay un par de parejas caminando por aquí con este clima.

De pronto, Jungkook nos obligó a detenernos. Giró en mi dirección, para quedar frente a mí.

- En ese caso...- Sacó nuestras manos de su bolsillo, y con su mano libre tomó mi mano contraria. Entonces tenía mis manos entre las suyas, sujetándolas suavemente. Sonreí como una boba al mirarlo dejar pequeños besitos sobre mis dedos - Quiero tomar tus manos el resto de mi vida, así nieve, llueva, relampaguee, o incluso si el sol brilla. No quiero soltarte nunca.

EUPHORIA [JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora