Capítulo XXVII

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No, pensó Axel Blaze.

Ella no podía haber saltado desde un auto en marcha. Ella no pudo haber hecho eso.

—Detén el auto.

La mujer sigilo se acomodó en el asiento de copiloto.

—No respondo por ti ni para ti, muchacho.

Axel giró hacia atrás. La noche ya había caído con fuerza y no podía ver nada. Ni siquiera donde había caído Tessa. O si estaba bien.

Y el automóvil se alejaba muy rápido.

Tomó una decisión estúpida.

Abrió la puerta del automóvil y rogó a todos los santos que el recordaba, que intervinieran por él.

Para su alivio, el automóvil se detuvo.

—Rápido. —advirtió Vesta. —No me gusta perder tiempo.

Axel no pensó y salió del automóvil. Escuchó la puerta cerrarse y luego el motor rugiendo para reanudar la marcha.

Trató de ubicarse en las calles, silenciosas y oscuras. Estaba rodeado de grandes bodegas del sector comercial, pero ninguna persona alrededor. Y escuchó gritos y ruidos de metal arrastrándose, chocando entre si.

Se arrepintió de seguir con las ropas de gala. De no tener un par de zapatillas que sin duda lo harían más rápido.

Quizás no tenia un super oído, pero pudo guiarse por el ruido, corriendo de calle en calle y siguiendo el estruendo.

Tuvo que haber conseguido un mejor trabajo, pensó para si mismo. ¿Tan difícil era esperar que Tessa Whitelaw hubiera sido bibliotecaria? Algo tranquilo, seguro.

Que no involucraba saltar de autos en mitad de la noche en un barrio de mala muerte.

Y entonces oyó un disparo, seguido de un grito y la sangre se le helo.

Cerro las manos y corrió con más fuerza.

Esta vez el no era un niño. Esta vez el llegaría a tiempo.

Esta vez sí sería diferente.

Escuchó la voz de Tessa, un rugido en la noche.

— ¡¿Quién quiere matar a Edgard?!

Estaba cerca, estaba muy cerca. Axel resbaló al llegar a la esquina de la cuadra y logró sostenerse de la pared. Estaba oscuro, pero los faroles de la calle daban la suficiente claridad para ver la escena sangrienta frente a él.

Hombres tirados en el suelo, en su propia sangre. Algunos habían logrado estar sentados y presionaban sus heridas, pero otros apenas podían moverse.

No veía a Tessa. No había una mujer entre ellos.

Y entonces escuchó una serie de disparos consecutivos. Uno tras otro, justo en el lugar ciego de Axel.

Detrás de un par de contenedores de basura de metal grandes y abollados, como si alguien los hubiera hecho entrechocar entre sí.

Axel pensó en Jude.

Su lema en muchas ocasiones era "que haría Jude si..."

Jude no iría descubierto ni cruzaría la calle corriendo en medio de hombres heridos, plenamente visible desde lo lejos. Tampoco hubiera ido a una pelea con armas con las manos desnudas.

Y mucho menos hubiera corrido directo hacia el ruido de balas.

Pero eso fue lo que exactamente Axel si hizo.

Redención (Inazuma Eleven-Axel Blaze)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora