Capítulo LIII

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Keris me atrapó por la muñeca. Llevó un dedo a sus labios y me hizo una seña para que la siguiera.

Hice lo que me pedía. Caminamos un poco hacia la parte delantera de la casa, entre medio de las viñas durmiendo.

—Las niñas siempre me logran escuchar. —me explicó. —Y no se quedan dormidas hasta que les cante una o dos canciones si saben que estoy libre.

— ¿Dawson podrá solo?

Ella hizo un gesto con la mano quitándole importancia.

—Por supuesto, el truco esta en que las niñas no tengan opción. —repuso con una sonrisa. —Además esta Axel. Ellas aman a Axel.

Me reí. Axel era un imán para los niños y a él le fascinaba.

—Tiene buen material para ser padre Axel. —dijo Keris como si nada.

Mordí la punta de mi lengua y no pude no estar de acuerdo. Eran preguntas extrañas que comenzaban a formarse cuando ya no planeabas ganar todas las medallas y copas que existieran.

Sentar cabeza y simplemente...vivir. Como Keris y Dawson.

—Jude me ha llamado. —añadió Keris. —Ya sabes, esa desconfianza de Jude.

—Me lo comentó Axel. ¿Tu también crees que lo he manipulado con el aura?

Keris lanzó una risotada, su cabello plateado se agito tras su hombro.

—Nunca lo he visto tan decidido como ahora. Ni siquiera cuando se infiltro de villano. Esta en sus cinco sentidos plenos. Hablaré con Sharp y lo amenazaré para deje de meterse en sus asuntos, confía en mi Tess.

Miré a Keris. En aquel lugar ella parecia haber florecido junto a aquellas vides. Ni rastros de aquella muchacha debilucha de diez años atrás. Era tan formidable como cualquiera de nosotros si la situación lo requiriese.

— ¿Qué me miras, Whitelaw? —bufó Keris.

—Te he echado de menos. —admití.

Ella me guiñó un ojo.

—Claro que sí. Pero no vuelvas a desaparecer tanto tiempo y en situaciones tan raras, Tess.

Sin más preguntas ni recriminaciones. Ese era un trato tan viejo que hicimos con Keris. Y me alegraba que siguiera vigente.

Caminamos un rato más en silencio antes de volver a la casa.

[...]

Resultaba que viajar al pasado sin una maquina que pudiese canalizar todo aquel poder era enormemente cansador.

Las maquinas funcionaban como un lente que marcaba con precisión donde ir, por otro lado, mi poder bruto era, pues bueno, eso. Era algo bruto, extenuante y agobiante.

Si no fuese tan cabeza dura, quizás me hubiese rendido al tercer intento cuando no solo falle en el año que deseaba visitar, sino también en el lugar y termine chapoteando en un lago medio ahogada y (por que no decirlo) muy cerca de morir, por milésima vez en lo que llevaba de ese año. Pero bueno, tampoco llevaba la cuenta exacta.

Pero Axel si parecía llevar una cuenta personal, porque cada vez que reaparecía en su departamento, su rostro permanecía tenso mientras buscaba alguna herida visible.

Pero no había heridas visibles. Lo único que removía eran aquellas viejos recuerdos de los que no era consciente y se iban acomodando.

A veces me detenia a ver a Axel en silencio. Parpadeaba, y Axel tenia quince años, luego otro parpadeo y era el Axel adulto con barba incipiente buscándome. Luego era el Axel de este tiempo preocupado, llamándome por mi nombre al ver que no le respondía.

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⏰ Última actualización: Aug 19 ⏰

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Redención (Inazuma Eleven-Axel Blaze)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora