Capítulo XLVIII

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El ruido de una llamada logra filtrarse en el sueño de Axel. Medio obligado, despierta y a ciegas extiende su mano en busca de su celular hasta darse cuenta de que el ruido no se encuentra en su habitación.

Aún con la mente dormida, hay una pensamiento que logra colarse.

¿Dónde estaba Tessa?

Solo entonces se da cuenta que su otro brazo rodea a Tessa y la mantiene pegada a él.

El celular deja de timbrar y quien sea que haya sido, se rinde se seguir llamando. Con su mano libre, Axel le aparta un mechón de cabello de su rostro. Su boca entreabierta murmurando suavemente entre sueños.

Axel gira de costado suavemente y se acomoda junto a ella. Sus piernas se enredan y Tessa apoya su mejilla en su pecho sin despertar.

Cada recuerdo de anoche vuelve a calar profundo en Axel. Y ese sentimiento feroz de protegerla se alza con fuerza en su interior. Sabe que él no podría recuperarse esta vez si algo le vuelve a suceder a ella. No podría.

Los recuerdos de ella más joven son una herida aun punzante. Cualquiera diría que nadie podría haberse enamorado de verdad en el poco tiempo que se conocieron en ese entonces, pero a pesar de la cantidad, cada momento se había marcado a fuego en su corazón y había perdurado más allá del tiempo.

Axel había sido un tonto en aquel tiempo. Guiado por la inexperiencia y la torpeza de la juventud. ¿Cuántas veces no pensó en todas aquellas cosas que haría diferente si pudiera?

Que complejo tener la oportunidad de volver en el tiempo y tener la entereza de hacer lo correcto. El casi había caído en la tentación. De haber hecho todo diferente. Ni siquiera podía asegurar que el haría todo correcto si tuviese el poder de Tessa. Lo dudaba. Él siempre había sido de ideas caprichosas.

Pero ahora tenia se segunda oportunidad. No la desaprovecharía esta vez.

Su Tessa, su feroz chica inglesa.

Cuanto odiaba con su alma que tantas personas deseasen hacerle daño a ella. Podía entender su miedo y su desconfianza, de mirar cada día sobre su hombro y pensar si alguien la estaba siguiendo.

Axel la amaba, la quería, la necesitaba. Su vida siempre sería una media vida si ella no estaba junto a él.

Lo había sabido hace algún tiempo, pero no lo había asimilado por completo. Después de lo vivido ayer, se dio cuenta de que él no permitiría que ella se apartará de su lado. Jamás.

Quizás hubiesen pasado diez años y ella ya no fuera aquella muchacha menuda y orgullosa de aquellos tiempos. Su cuerpo y su alma cargaban con más heridas y batallas. Pero Axel sabía que era vulnerable y que podía ser herida nuevamente. Iwan Sarsfield seguía intentándolo cada día.

Axel había creído que, aunque fuera difícil, debía aceptar la decisión de Tessa de luchar sola. Pero ahora, sobre todo después de ver como Eric Goldman la había...

Un nudo se formó en la garganta de Axel y no pudo completar aquella idea.

Solo estaba seguro de que, a partir de ese día, las batallas de ella serían las de él. Hasta siempre.

Y eso solo les dejaba a ambos un solo camino. Era hora de asumirlo.

[...]

Desperté otra vez en la mañana. El olor a café y tostadas me hizo abrir los ojos. Vi a Axel sentado en su lado de la cama, terminando de acomodar una bandeja con el desayuno entre ambos.

Axel me encontró observándolo. Se inclino y me dio un beso breve como saludo.

—Buenos días. —susurró contra mis labios. — ¿Tienes hambre?

Redención (Inazuma Eleven-Axel Blaze)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora