—La alarma de incendios se activo en su departamento la noche anterior, señor Blaze.
Le tomó un segundo a Axel ahogar una maldición. El administrador de su edificio a veces era un dolor de cabeza. Decide tomar la decisión de fingir no haberlo oído. No tenía tiempo para ese problema el día de hoy. Mantiene el paso firme, rápido hasta alcanzar la salida al estacionamiento y escabullirse de la voz chillona del administrador.
Pero ese maldito hombre comienza a correr hasta alcanzarlo.
—Señor Blaze. —insiste. — ¿Algún incidente que quiera reportar? Ya sabe la política del edificio. Le recuerdo que algunos vecinos aún tienen ciertos reparos en permitir la estadía del antiguo jugador de fuego en nuestra tranquila comunidad.
Un gruñido brota de lo más profundo de la garganta de Axel. Decide detenerse, a pesar de que sabe que, si él se propusiera correr, ese hombre jamás lograría alcanzarlo.
— ¿Permitir? —inquirió Axel, ladrando la pregunta. —El departamento es mío, le recuerdo. —se preocupa de decir la última palabra imitando el tono remilgado del administrador. Tampoco había sido una cifra menor para que fuera despreciado de tal forma.
El hombre levanta su nariz con petulancia, ignorando la amenaza de violencia tras la mirada de Axel. O es muy tonto o sencillamente desconoce el frágil autocontrol de Axel que esta evitando que lo tome del cuello de su camisa perfecta y lo aporre contra la pared detrás de él.
—También hay quejas sobre ciertos ruidos provenientes de su departamento los últimos días. —añade el hombre, aclarando su garganta y evitando mirar directamente a Axel. —Sobre todo durante la noche.
Eso. Era. Todo.
La mano de Axel estaba a punto de cerrarse en torno al cuello regordete de ese hombre. Antes de que lo lograra, una mano suave y tranquila se cierra en su hombro.
Y la furia que estaba a punto de explotar en su interior se calma de golpe. Antes de verla, Axel percibe el tenue aroma a cítricos y flores entremezclados y reconoce el perfume que le compró el día de ayer. Un profundo orgullo masculino lo sacude y esta sonriendo cuando voltea a ver a Tessa. Sus ojos dorados abiertos por completo y lo está mirando completamente alarmada.
—Axel. —sisea. —Dime por favor que no estabas a punto de golpear a ese hombre.
La mano de Axel suelta la camisa del administrador que se ve claramente indignado por tal trato y resopla delicadamente por la nariz.
— ¿Y usted es...? —el hombre mira a Tessa con una ceja tan arqueada que esta a punto de llegar al inicio de su frente. La mira de arriba abajo, examinándola por completo y aprobando lo que ve. A Axel le hierve la sangre.
Axel está a punto de decir "Mi Tessa" con todo la actitud de un Tarzán más rubio y más encabronado.
Lo piensa un poco mejor.
—La señorita Whitelaw. —responde, con una amenaza implícita en su voz. —Mi futura esposa.
La ceja castaña de Tessa se arquea con delicadeza ante lo último, pero no dice nada para contradecirlo. Su mano pálida es a simple vista delicada y frágil cuando la extiende al administrador. No solo lleva el perfume que él le regalo, también llevaba puesta uno de los conjuntos que él había comprado. Una blusa blanca de corte formal y delicada junto a unos pantalones color crema que él sabia que consideraba mucho más cómodos que aquellos viejos vestidos del guardarropa que Edgard había traído desde Inglaterra. A pesar de lo sencillo, ella era la mujer más hermosa que alguien pudiera ver.
Y Axel ve el momento exacto en que el administrador también se da cuenta de ese hecho cuando su rostro se sonroja.
Ahora si que lo va a golpear.
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Redención (Inazuma Eleven-Axel Blaze)
Fanfiction[Segunda temporada de El torneo (Inazuma Eleven-Axel Blaze)] Dicen que el humano es un ser para la muerte. Lo que no dicen es lo que encontrarás en tu camino hacia la muerte. Nacemos, crecemos, disfrutamos de nuestro pequeño momento de vida e inevit...