Capítulo 50: Despertó

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Stalin.

— ¿Ahí abajo es donde entrenáis?— pregunto una vez estamos todos en el jardín.

— Si, siempre bajábamos cuando no estabas en casa— me dice Zend.

Mi madre me ha dicho que lo mejor es que no saquemos el libro del sótano, ya que por una extraña razón cada vez que sale de ahí los enemigos que nos buscaban antes, se acercaban a donde estábamos.

Después de leerlo estuvimos hablando del nombre de la aldea, "La Aldea Divina" , sentía atracción por ese término y no podía quitármelo de la cabeza, será que estaba cerca de conocer El Libro Divino.

No sé que pasará ahora, pero nos queda poco tiempo para empezar de nuevo las clases.

— Venga vamos a la piscina— comento.

— Vale— dice Tom, se quita la camiseta y se tira.

Tengo que dejar de pensar y relajarme.

Después de toda la tarde en la piscina, nos duchamos y estamos preparándonos para ir a cenar al restaurante latino que siempre íbamos.

Decidí dejar de pensar en todo, y centrarme en mi familia y continuar para empezar el instituto de nuevo, solo tenemos dos semanas antes de que empecemos, voy a recordar por última vez lo que tenemos pendiente:

1° Averiguar que pasó en realidad en el torneo por el Wild Force; el director de cuyo nombre no recuerdo, no ha vuelto a comunicarse, y hay rumores de que él huyó.
2° Mark Over sigue en un sueño de larga duración; el motivo es un misterio, pero yo creo que fue envenenado por el mismo director
3° Saber como evoluciona el chico que rescatamos en el búnker; tenemos que estar atentos por si sucede algo en la aldea
4° El rey está planeando algo; y sigo pensando en aquella Alfa de esa manada que sentía miedo y confiaba en mi.
5°...
No quiero pensar más.

Al terminar de cenar nos fuimos a pasear por la ciudad y volvimos caminando a casa.

Llegamos a casa y nos tumbamos en el sofá, encendimos la tele y vimos una película, hasta que uno a uno nos fuimos a nuestras habitaciones derrumbados por la acumulación de cansancio.

La luz del día traspasa la fina cortina de color azul que está en la ventana de mi habitación, tengo a Tyler a mi lado, me giro y lo abrazo como si de un peluche se tratase.

A lo lejos escucho ligeramente la voz de mi madre llamando a mis hermanos a desayunar.

— Mami, ¿llamamos a Stalin?

— No. Déjalo dormir un poco más.

Se siente las pisadas de mis hermanos al pasar delante de mí habitación en dirección a las escaleras.

Tyler se baja de mi cama y se dirije a la puerta, espera sentado para que yo la abra y pueda bajar.

— Ahora te esperas— me giro y abrazo a mi almohada. Tras varios segundos ya se me quitó el sueño y me levanto con pereza y rabia.
Abro la puerta y Tyler corre bajando las escaleras.

— Buenos días Stalin— me dice Zend.

— Hello— pronunció "Heyou".

Cojo la botella de leche y me la sirvo en un cuenco para posteriormente meterlo en el microondas, lo programo para un minuto. Tras esperar me lo llevo a la mesa y me sirvo cereales de aros de colores.
Ya termino y dejo el plato en el lavadero, cuando iba a lavarlo suena el timbre, y me dirijo a la puerta principal.

El Alfa Divino: La Leyenda Del Hombre LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora