Stalin.
Se me quitó el sueño, cojo mi móvil y son las 11:34. Miro los mensajes y notificaciones, inicio sesión en varios juegos para coger las recompensas diarias. Me pongo una camiseta y bajo a la cocina cuando mi madre me llamó.
— ¿Qué vamos a desayunar?— pregunto.
— Nada— me responde mi madre. — Buenos días ¿no?
— Ah, si es verdad. Buenos días— comento. —¿Y como que no vamos a desayunar nada?
— Nos vamos a desayunar a fuera, por eso te estábamos esperando— comenta Zend.
— Ah bueno, pues vamos a vestirnos ¿no?
Me dirijo a mi habitación y detrás está Tyler.
— Buenos diiiass mi niño, ¿qué tal?— me responde con varios lamidos.
Estos son los días que me encantan, levantarme tarde, bueno cuando se me quite el sueño y tener el cariño de mi lobito. Bueno, haber donde nos vamos a desayunar, aunque no es costumbre comer fuera, a nosotros nos gusta comer y cocinar en casa.
— Stalin, déjame las zapatos blancos— me dice Sean.
— Toma, pero no los ensucies— le doy unos que son como botines.
— Te tienes que comprar más zapatos para dejármelos.
— Si hombre, no me compro para mi y compraré para ti.
Me comienzo a vestir, me pongo una camisa con varios colores como el amanecer del mar, unos pantalones vaqueros cortos que me llegan por las rodillas, con unos botines blancos con azul. Cojo una sudadera con cremallera blanca y negra muy fina.
— Vámonos al coches chicos— grita mi madre.
Después de unos 10 minutos en la carretera, mi padre se mete en un camino de un bosque.
— Stalin quiero que te tapes los ojos, te tenemos una sorpresa, pero antes de llegar quiero que te pongas una venda en los ojos— me dice mi padre al parar.
Todos me quedan mirando, me la pongo sonriendo.
Unos 5 minutos con los ojos tapados y siento como poco a poco el coche se va deteniendo.
— Stalin, baja pero sin quitarte la venda— me indica Been.
— Vale, pero cuidado, porque si me caigo te doy.
Comienzo a oler a como cemento húmedo.
— Stalin, puedes quitarte la venda— me dicen después de caminar un rato y subir varios escalones.
Al quitarme la venda y levantar la cabeza, veo a mis amigos, que estaban ayer conmigo, que están en un tipo de jardín y al observar aún más el sitio, se me viene a la cabeza que es el establo de ayer.
— Por tu cumple a Zend se le ocurrió que sería un buen recuerdo, el momento en el que tus amigos se unieron a ti, y lo hemos reconstruido, han trabajado varios albañiles para que la madera sea remplazada por una nueva y más resistente, a la vez que limpiadores para ordenar el interior y exterior del establo, también le han dado unas cuantas capas de pintura— me dice mi madre.
— Que guapada, me encanta, muchas gracias ñaño— le doy un abrazo a Zend.
Al ver el establo no me hizo gran ilusión el tener que ver otra vez el sitio el cual para mis amigos será un cambio de vida, y el no hacer nada. No me dí cuenta que había un alfa, ni que mis amigos estaban en tal peligro.
— Stalin, puede ser verdad que no resulte de un total agrado para todos, pero en este momento no tenemos secretos, confiamos en ti y queremos seguir estando junto a ti— comenta Scarlet.
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El Alfa Divino: La Leyenda Del Hombre Lobo
LobisomemEsta es la historia que marcará un antes y un después en la vida de los hombres lobos, se trata de una evolución del linaje prehistórico de los lobos que tiene lugar junto a los humanos. La familia Memberry, desde hace años han destacado en la soci...