Capítulo 37: El Final Del Torneo (III)

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Tras un duro enfrentamiento individual de Stalin y el Alfa contra numerosos oponentes a la vez, estos dos se quedan solos, para poder conseguir una plaza en la tabla de eliminatoria.

— Señores y señoras, déjenme emocionarme, por este gran acontecimiento, Stalin puede clasificarse como último hacia las eliminatorias, tal y como el quería, pero en cambio, desconocemos el motivo, pero tenemos al Alfa de una de las manadas más famosas de este país— comentarista.

— Al llegar este evento, tengo que hacer una pausa y explicar como obtener la victoria en una batalla entre dos oponentes— el árbitro.— Stalin y Alfa, diríjanse hacia mi. Ustedes son los finalistas y primero mi enhorabuena, segundo, las normas, será un combate simple, gana el primero que deje K.O a su contrincante, o por el contrario, perderá aquel que decida darse por vencido. ¿Entendido?

— Si— responden a la vez.

Se acercan aún más para saludarse, ambos desprenden de su aura un poder que es presenciado por todos, se saludan dándose las manos, ambos se aleja al otro lado del campo. Cada uno en su lado esperan la señal del árbitro, el Alfa está apoyando una rodilla, en postura de correr, y Stalin esta reflejando su posición, el Alfa enseña sus ojos escarlata y Stalin el azul celeste, y aumenta la presión que emitian previamente sus poderes.

El árbitro dispara una pistola, como señal que indica el inicio de la batalla, ambos corren hacia el otro.
Al llegar uno al otro, Stalin le lanza un golpe con las garras, Alfa lo esquiva y quedan de espaldas.

— Me rindo— dice el Alfa levantando el brazo y con el otro está tocándose el rasguño resultado del ataque de Stalin.

Todo el público de pie, sorprendido del comentario del Alfa, y un silencio total envuelve el estadio.
El árbitro camina hacia ellos, y se escucha cada pisada de este.
A Stalin le empieza a acelerar el ritmo cardíaco, como respuesta a este inesperable resultado. Ambos se relajan y se ponen de pie, frente a frente, poco a poco el brillo y el color de sus ojos sr va desvaneciendo.

El árbitro se acerca al Alfa, comienza a examinarlo y este sonríe.

— Doy por aceptada la rendición del oponente de Stalin y lo proclamo como ganador y último finalista.

Tras unos segundos de total silencio comienzan los aplausos, gritos y ánimos hacia Stalin.

Stalin no puede reprimirse más, y se dibuja una sonrisa de oreja a oreja en su cara, comienza a sonreír y dar vuelvas para ver a la gente que igual que él, está emocionada por el giro de dio la clasificación.

Tras unos minutos de alegría, los jueces entran a la arena y son observados por tal multitud.

— Tras este gran acontecimiento, damos la enhorabuena a Stalin, que es el último clasificado. Tras esto, os mostramos la tabla de eliminatorias— señala un corcho enorme para que se vean desde lejos los nombres.

Stalin desde lejos observa y sonríe, contento por el resultado.

— Mañana comenzarán las eliminatorias a las 10 de la mañana, y cada 1 hora tendrán a lugar 2 peleas simultáneas, tras esto tendremos la final a las 12 de la noche— termina de explicar uno de los jueces.

Stalin.

Poco a poco el público abandona las gradas dirigiéndose a la salida, nosotros tenemos que ir a la sala de organización para recibir nuestro turno para mañana.
Ya sé con quien me toca, no lo conozco, pero su nombre sale en todas las clasificaciones del torneo, siempre se clasifica para las eliminatorias, pero no suele pasar de cuartos, eso me gusta, porque es un luchador con gran espíritu, aparte de la experiencia que tenga.

— Stalin, enhorabuena— hablando del rey de Roma.

— Hola, justo estaba pensando en ti— me río.

— Pues aquí me tienes.

— Pero no merezco tu felicitación, la verdad es que he tenido suerte.

— Que va. Aquel Alfa, desde su nombramiento ha participado en las eliminatorias, nunca había llegado a esta etapa, el ganaba todos los combates, y cuando se iba a clasificar, tras derrotar a sus oponentes, decía que se rendía, y ganaba su rival, pero en esta ocasión no, seguro que tuvo miedo y no quiso enfrentarse a ti.

— Que va. Solo fue suerte y ya. ¿Como voy a darle miedo a un Alfa?

— Que va. Bueno, ya me lo demostrarás. Por cierto, me llamo Mathew.

— Encantado, yo Stalin.

— Stalin Memberry. No ocultes a tu familia, que en eso sí fuiste afortunado.

— Gracias. Nos vemos mañana.

Voy a cambiarme y escribiré a Andrew, para que venga a recogerme.
Ah! No. Que todos están cuidando de Mark.
Se me había olvidado, quería contarle a Mark mi victoria.

Pues iré a un hostal a pasar la noche, me queda muy poco dinero, podré pagar la habitación, la cena y la comida de mañana. Necesito ganar dinero.

El Alfa Divino: La Leyenda Del Hombre LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora