Capítulo 22: La Nueva Vida.

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Stalin.

Llevo dos meses sin Mark, el día que empecé me dijo que tenía que entrenar por mi lado, porque si estaba con él mi instinto sabría que no estaba solo, aunque sea solo con una persona, volvería mi poder de manada.

Hoy quedé en el mismo sitio que me separé de Tyler, hoy vendría. Me enfrentaré a Mark para que me cuente toda su vida.

Llevo esperando 1 hora, cuando de repente veo una gran masa blanca, parecía un rayo, se acercaba a gran velocidad, me quedo inmóvil, intento esquivarla, pero antes de que me tocase sabía que se trataba de mi alma gemela, Tyler. Se lanza contra mí, siento como me levanto del suelo varios metros y me empuja unos cuantos más para atrás.

— ¿¡Qué tal Tyler!?— le abrazo.

Comenzamos a jugar con mordiscos leves.

No me di cuenta, pero Tyler casi me llega a los hombros.

— Joder, Tyler, has crecido un poquito— comienza a ladrar y a lamerme.

Esperamos otra hora, me quedo dormido en la tripa de Tyler.

Al pasar un tiempo, siento como alguien se acerca, al intentar levantarme siento como un pañuelo me tapa la nariz y la boca, veo a Tyler que está atado, me hago el desmayado, cuando siento que hace menos presión, le golpeo las piernas, debilita la presión total y lo lanzo delante mía.

— ¿Quién eres?— le grito en posición de defensiva.

Aquella persona tenía la cara tapada con un jersey.

— Soy quien te ayudará a salvar al pueblo de hombres lobos— se me hacía parecida esa voz.

— Muéstrate y no te haré daño.

— Sé que me harás daño para poder saber de todo— se quita el jersey.

Por primera vez, quien había sido mi enemigo, aunque sea por segundo, tendría razón, es Mark y tengo que ganarle para saber todo.

— Has entrenado muy bien, muchacho, no esperaba que aguantases la respiración y menos que en un ataque pudieses concentrarte y engañarme.

— Tampoco sabía que usabas lejía con amoníaco para tus amigos.

— Ni yo— ríe. — Lo que más me ayudó es que había quedado con Tyler para atarle las patas.

— Eso lo hizo más real.

Nos acercamos a un rio, pescamos, hicimos una hoguera y comimos.

Una vez descansando...

— ¿Tyler volverá a tener su forma normal?

Se sienta y me mira.

— Tyler ven— lo llama. — Primero debes saber algo, como has visto no es un lobo cualquier, es uno de los extintos lobos gigantes. Cuando un lobo como él comienza a entrenar, lo más difícil para ellos es conseguir controlar su estado de batalla, ya que su poder aumenta y no pueden mantener ese estado, para poder mejorar ese poder deberá mantener ese estado para siempre, o mientras que esté entrenando, lo malo es que cuando acaban el entrenamiento su instinto no les deja descansar y no pueden volver a su forma de antes, ya que son animales salvajes y el tamaño es parte de su evolución.

— ¿¡Tyler se quedará así!? no podrá pasar desapercibido, y le tendrán miedo.

— ¿Te acuerdas cuando conociste a Ch'aska?

— Si.

— Bueno, pues Tyler se puso a la defensiva y aumento su tamaño e igualo su altura, pues ese instante que tardan en transformarse le puede costar la vida y la victoria en cualquier batalla.

Me acerco a Tyler.

— ¿Qué pasaría si consigo que Tyler vuelva a su estado?

— Puede haber solo dos opciones; la primera es que no vuelva a transformarse jamás en el estado de combate, segundo, que tarde mucho en volver a tener esa transformación, pero pasaría lo mismo, si no que al transformarse pueda sufrir mucho, hasta llegar a la muerte.

— ¿Nunca ha habido algún lobo que consiguiera el poder con la transformación y al acabar se destransformara y volviera a transformarse cuando quisiese?

– No. No se trata de una transformación, ahora son así, la evolución de los lobos actuales se debe a la adaptación del entorno para obtener una mayor propabilidad de supervivencia. Los lobos gigantes se extingieron hace tiempo, los lobos actuales es otro tipo de can no la descendencia de ellos.

— Joder, pero eso no me ayuda, pasó hace más de un milenio.

— Hay una opción, no confirmada. Ocurrió cuando conocí a Ch'aska, conocí a un lobo gigante, que era lider de la manada a la que me uní junto a mi madre, aquel lobo tuvo descendencia, uno de sus hijos fue él, tuve una conexión y nuestros ojos se vincularon, cuando obtuve el poder de alfa nuestros ojos cambiaron sin la necesidad de que el mate a un alfa. Creo que si consigues vincularte de ese modo a Tyler, podría obtener un mayor control, al igual que tu con tu transformación, dado que eres un híbrido al contrario que yo, que nací siendo un hombre lobo.

— ¿Como consigo ese vínculo?

— En mi caso fue una unión de nacimiento, como el destino. En aquella ocasion me comentaron que los dos teníamos el mismo poder, puede ser un factor.

— No sabía que Tyler era un lobo gigante, por eso no le entrené para que sea como yo ¿debo dejar de entrenar para que me iguale ?

— Eso no serviría, porque Tyler se sentiría mal y su instinto le exigiría más, podría pasar tres cosas, una, que no pueda mejorar más y se quede como una simple mascota, la segunda más común, es que llegué a superarse y sí llegue a igualarte. La última y seguramente la más probable es la muerte.

— ¿En que debemos mejorar cada uno?

— Principalmente cada uno de vosotros no sois exactamente tan diferente en los niveles, vosotros os complementáis, aunque te de mi opinión, tú eres el que tiene que saber que necesitáis cada uno y para empezar quiero que me digas una cualidad de cada cosa.

— Tyler es mucho más rápido y ágil que yo, pero yo soy más fuerte.

— Entonces, Tyler deberá pensar mucho más al combatir, tu deberás aumentar tu velocidad y agilidad en cuadrupédia y de pie.

— ¿Crees que Tyler no aguante tanto esfuerzo y muera?

— Sinceramente creo que no existe límite para vosotros dos.

— Pues ya has oido Tyler.

El Alfa Divino: La Leyenda Del Hombre LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora