Capítulo 33: Camino A La Verdad (I)

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Mark.

- Buenos dias- digo al entrar en la mansión.

- Buenos días, señor Over- me recibe Leticia.

- Bienvenido Mark, cuando puedas necesito hablar contigo- me dice Stalin. ¿Serio?

- Ahora mismo si quieres.

- Vale, nos vemos en tu despacho.

Algo le pasó a Stalin. Nunca lo había visto tan serio. ¿Tendrá que ver con lo que pasó en la pelea?

Me dirijo a mi despacho, al llegar Stalin me estaba esperando.

- Stalin ¿estas bien?

- Si Mark. Ayer estaba entrenando en el bosque y sucedió algo que no entiendo.

- ¿Algo? ¿Como qué?

- Sigo pensando que fue un sueño, pero ya que tu tienes muchos conocimientos necesito que me ayudes. Tu me confirmaste que mis ojos se volvieron azules, y no existe una explicación lógica.

Me enseña sus ojos y tienen el mismo ámbar de siempre.

- Stalin. Cuéntame lo que te pasó.

- Primero dime si te suena el nombre "Layla"

- Layla... Layla Brown

No puedo seguir hablando, el fantasma del pasado absorbe mi presencia, y me es imposible mover ningún musculo, siento una presión inmensa, y poco a poco me estoy quedando sin respiración. Me caigo del asiento, y espero el golpe final contra el suelo para desmayarme. Nunca llegó, Stalin me tiene entre sus brazos y poco a poco se me nubla la vista.


Stalin.

De verdad lo siento mucho por Mark, pero ahora más que nunca necesito saber quien es esa tal Layla Browm. Si volviera con mi familia seguro que mi madre sabría quien es ella, pero antes de ir a casa, siento que tengo que conocer la verdadera situación, no puedo explicar porque ni como, es mi instinto que está hablando conmigo.

- Stalin, Mark en estos casos tiene un plan preparado a la perfección, pero hay algo diferente en esta ocasión- me dice Leticia.

- ¿El qué?

- Tú

- ¿Como?

- No es nada personal, pero necesitaría que abandonase la mansión hasta que Mark se recupere, le juro por él que no desconfío para nada en usted, pero tengo que seguir al milímetro las órdenes dadas previamente por el señor Mark, y ya he terminado con todas sus órdenes, salvo la última que indica textualmente "cualquier visita que se encuentre en el momento del suceso deberá abandonar la casa"- me dice Leticia seria.

- Leticia créame cuando le digo que la entiendo, y déjeme decirle que la admiro, al igual que envidio a Mark, por tener a alguien tan leal y que se preocupe tanto por él, que pone por encima su lealtad antes que los sentimientos.

- Le agradezco sus palabras, pero ahora mismo he puesto en marcha el plan, y tengo que organizar muchas cosas.

- Vale, le deseo suerte y nos vemos.

Me marcho, lo bueno es que no necesito dinero ni nada de Mark, porque me dio una pequeña parte del botín por si lo necesitase y lo escondí.

Cojo una mochila con lo necesario para unos dias y me marcho. Frente de la casa aparecen cuatro coches negros con seis hombres bajando de cada coche vestidos de negro.

El Alfa Divino: La Leyenda Del Hombre LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora