La batalla entre el Pilar del Fuego y la Tercera Luna Superior había comenzado, ¿Lo peor? Por más que Kyōjurō se esforzaba en darle un ataque significativo a Akaza era inútil, ningún daño parecía surtir efecto, ni siquiera se quejaba del dolor.
Por otro lado, Tanjirō e Inosuke solo podían observar como aquellos dos peleaban, ambos se sentían unos completos inútiles por no poder hacer nada para ayudar a Rengoku.
—Rengoku-san. —expresó con mucha preocupación, solo podía limitarse a ver y, aunque quisiera ayudar su cuerpo estaba herido pero necesitaba ayudarlo. —Tengo que hacer algo... —Tanjirō habló en un susurro.
—¡No te distraigas, Kyōjurō! —con mucha emoción gritó Akaza mientras saltaba hacia atrás esquivando un ataque del rubio. —¡Solo debes prestarme atención a mi y nada más! —lo que había dicho no solo era por su enfrentamiento sino que, también era porque quería que su contrincante se diera cuenta de lo que sentía por él.
“¿Pero qué le pasa?”, pensó Rengoku, no comprendía por qué ese demonio no dejaba de insistirle que se convirtiera en demonio y sobretodo, parecía molestarse cuando desviaba la mirada aunque sea por un cuarto de segundo para confirmar que Tanjirō y el cabeza de jabalí estuvieran bien y sin planes alocados en la cabeza.
Aún así, cada vez era más complicado detener los ataques de Akaza y Rengoku lo sabía, comenzaba a contraatacar de forma más tosca y eso lo hizo pensar que definitivamente no saldría vivo de ahí y más porque el demonio ni se inmutaba con las heridas que recibía.
—¡Conviertete en demonio, Kyōjurō! —gritó el pelirrosa con desesperación. “Por favor, no quiero llegar más lejos” pensó, y es que en realidad, se estaba conteniendo aunque admitía que estaba emocionado con la pelea ya que Kyōjurō peleaba muy bien, en toda su vida jamás había peleado con alguien como el pilar del fuego.
—Tendré que llegar más lejos... —habló para sí mismo Akaza además de que, en toda su batalla con el rubio no había dejado de hablar y mucho menos pensaba dejar de hacerlo.
En su larga pelea, un golpe directo al hígado hizo retroceder a Kyōjurō sin embargo, se repuso pocos segundos después; no podía detenerse ahora ni después de lo contrario, Tanjirō y los demás estarían en peligro, no podía permitir que ese demonio les hiciera daño y mucho menos que los asesinara.
—¡Todavía no has alcanzado todo tu potencial, Kyōjurō! —gritaba con más desesperación la Tercera Luna Superior, cualquiera diría que se puso así por la batalla. —¡Vamos, conviertete en demonio!
Y el enfrentamiento entre los dos continuó hasta que Akaza sintió una punzada en su pecho y no fue por un corte del rubio sino porque algo dentro de sí le decía que se detuviera, su error en ese momento fue ignorar aquel sentimiento y darle un golpe al Pilar en el rostro provocando que perdiera uno de sus ojos.
—¡Quinta postura: Tigre de fuego!
—Habilidad destructiva: Estilo de guerra.
Y así, ambos contraatacaron pero los esfuerzos de ambos eran nulos: Kyōjurō no parecía aceptar convertirse en un demonio y los ataques que recibía Akaza no le hacían nada.
Los dos hombres se detuvieron frente a frente con un ambiente increíblemente tenso, se podía escuchar con claridad como el Pilar del Fuego respiraba con dificultad mientras la sangre de sus heridas se deslizaba por su rostro hasta caer en el suelo.
Aún así, en ningún momento quitó su mirada de su oponente, hacerlo podría ser un error fatal.
Kyōjurō trataba de controlar su respiración ya que no estaba dispuesto a rendirse, usaría contra Akaza la novena postura y para ello, necesitaba ponerse firme.
Por otro lado, la Tercera Luna Superior observaba a Kyōjurō con seriedad y un leve toque de tristeza muy imperceptible, ¿Por qué?, ¡¿Por qué Kyōjurō todavía no aceptaba su propuesta?!, ¡¿Acaso no notaba su condición ni sus heridas?!, ¡¿Por qué rayos no le correspondía?!, ¡¿Por qué carajos le dirigió la palabra muy poco?!... Sin duda alguna, Akaza comenzaba a desesperarse.
—Muy bien, Kyōjurō. —habló el demonio en un tono más tranquilo y amigable sin mencionar el toque de esperanza que irradiaba, miró el único ojo que le quedaba a Rengoku y sonrió con firmeza ya que no estaba dispuesto a dejarlo ir.
“Rengoku-san... Rengoku-san... ¡Rengoku-san!...”, Tanjirō pensaba con desesperación, tenía que hacer algo y fue ahí cuando recordó algo importante, el olor del Pilar... Tal vez si usaba eso a su favor, podría ganar tiempo para distraer a la Tercera Luna Superior, necesitaba con urgencia que ya saliera el sol.
—Te llevaré conmigo, Kyōjurō... —Akaza finalizó con seguridad.
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🔥❄¡Feliz Día de las Madres!
No olviden dedicarles aunque sea algunas palabras.Tampoco olvidemos que el 10 de Mayo es el cumpleaños de Kyōjurō.
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Arrepentimiento
Fanfiction¿Los demonios tienen sentimientos?, ¿Son capaces de sentir? Por primera en su larga vida como demonio, Akaza fue capaz de sentir y experimentar lo que los humanos llaman sentimientos.