Capítulo 23: Encuentro indeseado

5.2K 758 1.1K
                                    

El sol ya se había ocultado por lo que la noche estaba por caer y justo de una casa, Senjuro salía puesto que había ayudado con unos deberes a la anciana que vivía ahí.

—Muchas gracias por ayudarme, Senjuro-kun. —agradeció la mujer de avanzada edad, ya solo quedaba ella; su esposo apenas llevaba varias semanas desde que falleció. —Eres muy amable.

El más joven sonrió amablemente. —No se preocupe, sabe que me gusta ayudarla.

—De todos modo, ten. —le entregó una pequeña bolsa con dulces. —Sé que a los chicos de tu edad le gustan mucho los caramelos.

—No es necesario. —se negó y es que no la ayudaba esperando algo a cambio, lo hacía porque quería.

—No, tómalos, yo no tengo a quien regalárselos, tú los disfrutarías más que yo, también puedes compartirlos con tu papá. —sonrió apenada. —Le ayudará a no pensar en el alcohol.

Y sin más, Senjuro tomó los dulces, se despidió de la señora y emprendió camino a su casa.

Todavía no anochecía por completo pero en el transcurso a su hogar, ya estaba oscureciendo y con ello, las personas del pueblo donde vivía comenzaban a iluminar las calles.

Todo marchaba bien hasta que a unos cuantos pasos delante de él, un hombre con un haori que le cubría todo el cuerpo caminaba sosteniendo un ramo de flores de manzana y camelias rojas.

Observó las flores por unos segundos y recordó que las últimas semanas que había estado visitando la tumba de su hermano, estaban esas flores decorando la misma y esta vez, se habían añadido camelias rojas.

¿Acaso ese hombre era el que dejaba las flores sobre la tumba? Decidió caminar un poco más de prisa para ver el rostro de ese hombre y si se daba la oportunidad, le preguntaría al respecto.

Kyōjurō murió esperando un hijo, tal vez aquel tipo era el padre de ese niño no nacido y si lo era, tenía muchas preguntas que hacerle, como por qué no se había presentado en el funeral de su hermano.

Finalmente comenzaba a unir los cabos sueltos respecto a su hermano.

Notó como ese hombre de cabello rosa daba vuelta para adentrarse en un callejón levemente oscuro y sin rastro de personas en el.

Admitía que le parecía raro ver a alguien con cabello de color rosa pero luego recordó que su cabello no es muy normal además de que Mitsuri tenía el color de cabello más raro, sí, conocía a mucha gente con rasgos físicos extraños.

Dejó de lado el color de pelo de ese hombre y, después de pensarlo dos veces optó por seguirlo.

Caminó por el callejón hasta la mitad del mismo y se detuvo, no lo veía al final ni al inicio, quizás lo había perdido por su desidia.

Suspiró cansado y justo cuando iba a darse la vuelta para seguir su camino a casa, escuchó una voz que lo paralizó:

—¿Por qué me estás siguiendo?

Su cuerpo tembló de solo oírlo, tenía miedo de darse la vuelta porque sabía que lo que estaba detrás de él no era bueno. Entendía perfectamente que se trataba de un demonio.

Se dio media vuelta para encarar a ese hombre y cuando lo vio directo a los ojos, las lágrimas no se hicieron esperar.

Estaba más pálido que un fantasma y a pesar de que le costaba hablar debido al aura asesina que emanaba aquel demonio, lo hizo:

—La Tercera Luna Superior...

Por el contrario, Akaza con el ceño fruncido solo analizó a aquel chico. —Eres igual a Kyōjurō. —comentó con curiosidad, al saber que el Pilar no tenía hijos, su duda creció. —¿Por qué?

—Hermano... —su voz sonaba aterrorizada y no dejaba de temblar, tenía que tener cuidado o moriría en ese mismo lugar. —Él era mi hermano.

—¿Hermano? —Akaza chasqueó la lengua. —No se parecen en nada.

—¿Eh? —el menor mordió su lengua para salir del shock aunque no sirvió de mucho porque se notaba a kilómetros que tenía miedo a tal punto de llorar levemente. —Tú...

—¿Qué?

—¿Tú eres quien ha dejado las flores sobre la tumba de mi hermano mayor? —levantó la mirada hacia el demonio ya que, en cuanto vio de quién se trataba desvío su vista hacia abajo. Y aunque se estuviera muriendo de terror, necesitaba respuestas.

—¿Y qué si lo hago? —se molestó. —No es de tu incumbencia. —Akaza comenzaba a fastidiarle el pequeño mini Kyōjurō, era débil, tanto que quería destruirlo ahí mismo. No le importaba nada más que Kyōjurō, ni siquiera su familia, solo su persona.

—¿Si quiera sabes el significado de las flores? —nuevamente cuestionó con una voz temblorosa.

—No soy idiota, sé lo que significa cada una de ellas. —sonrió el pelirrosa. —Tanto las flores de manzana como las camelias rojas

La sangre se le bajó hasta los pies de solo escucharlo y verlo con esa sonrisa de loco. Si lo que decía era verdad ¿Entonces él estaba?... ¡¿De su hermano mayor?!

Tragó saliva asustado cuando unió los cabos sueltos, su hermano era incapaz de tener una relación con un demonio pero él murió estando embarazado. Solo pensó en dos opciones: Que haya matado a su hermano en un arranque de celos o que él lo haya asesinado porque estaba embarazado.

—Tú mataste a mi hermano, lo que estás haciendo no tiene sentido. —habló Senjuro.

Fue en ese momento que Senjuro sintió la muerte a unos cuantos pasos de él, lo que dijo no le había gustado para nada a ese demonio.

—Kyōjurō era fuerte, nunca retrocedió aunque estuviera al borde de la muerte. —Akaza observó al más bajo con asco. —Pero mírate... Eres tan débil que no dejas de temblar por alguien que es más fuerte tú y que está parado enfrente de ti.

—Hermano... —susurró por lo bajo el rubio.

—¿Sabes? Me recuerdas a Kyōjurō, eres físicamente idéntico a él. —sonrió maliciosamente. —¿Debería llevarte conmigo como un recuerdo de Kyōjurō?

Aquello sin duda hizo que el menor no se pudiera mover. ¿Cómo su hermano pudo moverse ante semejante enemigo? Los cazadores de demonios eran sorprendentes.

—¿O tal vez debería aplastarte la cabeza? —levantó la mirada con superioridad. —De tan solo ver que eres igual a Kyōjurō pero débil, me dan ganas de vomitar. —lentamente comenzó a acercarse al menor. —Te mataré.

—Las camelias rojas significan amor eterno. —en un susurro apenas audible, habló. —¿Estabas enamorado de mi hermano?

🔥❄

🔥❄

🔥❄

🔥❄

Nota: Este capítulo fue uno de los primeros que estructuré de toda la historia  y con eso digo, que rápido pasa el tiempo.

Nos acercamos.

ArrepentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora