Capítulo 31: Promesa

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Estuvieron hablando por bastante tiempo de cosas sin importancia, solo disfrutando del momento y de la compañía del contrario puesto que parecía que sus personalidades encajaban bastante bien.

No podía dejar de verlo, tenía que aprovechar sus últimos minutos de tranquilidad además, Akaza admitía que le gustaba estar con Rengoku, se sentía bien y sobre todo, podía sentir que tenía por lo menos un lugar en el corazón del rubio. Aunque fuera pequeño.

Por otro lado, Kyōjurō se percató de que Akaza no era alguien malo sino una persona o un "demonio" que había tenido mala suerte. Le agradaba, en cierto modo creyó que habrían sido buenos amigos si las circunstancias hubiesen sido distintas.

Cuanto más pasaba el tiempo, más cercanos se volvían, es como si el destino quisiera algo entre ellos desafortunadamente, ya era tarde para ambos, el tiempo que se les había otorgado para hablar estaba llegando a su fin y con ello, cada quien partiría hacia un rumbo diferente.

Veía sus ojos y creía que eran hermosos, en su reflejo podía ver un futuro junto a él, una mera ilusión, el demonio se preguntaba que, si hubiera hecho las cosas bien, tal vez sí hubiera tenido una oportunidad con el cazador, podía sentirlo y hubiera sido fantástico que se hubiese dado la oportunidad.

—Kyōjurō. —llamó la Tercera Luna Superior. —Creo que... Se nos acabó el tiempo. —dijo triste.

El nombrado sonrió mientras miraba hacia arriba. —Eso parece. —Acto seguido observó a los ojos a Akaza. —A pesar de todo, fuiste una buena compañía.

No esperaba otra cosa de Kyōjurō, no tenía por qué esperar un cambio drástico de sentimientos hacia él. —Gracias por venir, no hubiera podido morir en paz sin verte de nuevo. —sonrió.

Los dos se pusieron de pie para darse un último adiós, se miraron a los ojos y se sonrieron, después de aquello, Akaza se dio media vuelta y caminó en sentido contrario de donde se encontraban.

Su andar era lento y decaído, quería darse media vuelta y regresar con Kyōjurō para estar con él toda la eternidad pero sabía a la perfección que no podía ir al mismo lugar que él y tampoco eran lo suficientemente "cercanos" para que Rengoku quisiera acompañarlo en el infierno. Así que sin más, solo siguió su camino.

Lo pensó por unos segundos, Rengoku creyó que debía decírselo al pelirrosa antes de que ya no lo escuchara y de que fuera tarde después de todo, el destino decidiría el futuro de los dos, además de que no quería que el demonio se fuera triste al infierno.

—¡Akaza, espera! —gritó Kyōjurō sonriendo. —Antes de irnos... Quiero decirte algo.

Por el contrario, Akaza se detuvo y se dio media vuelta. —¿Qué cosa, Kyōjurō? —Confundido, cuestionó.

El ojinaranja respiró profundo y se dispuso a hablar. —Mis sentimientos en esta vida respecto a ti no van a cambiar, pero si llegamos renacer en la misma época y esta vez todo sale bien, estoy dispuesto a darte una oportunidad. —expresó con una sonrisa sincera —Te lo prometo.

—Kyōjurō... —susurró débilmente, la verdad no se esperaba que su amado le dijera eso en el último momento así que sin más, se emocionó. —¡Te juro que esta vez haré todo bien! —gritó lleno de felicidad. —¡Te enamoraré y te haré la persona más feliz del mundo!

El Pilar del Fuego solo pudo reír, Akaza daba por hecho de que renacerían juntos aún así, no quiso romper su ilusión. —Nos vemos, Akaza.

Y en un abrir y cerrar de ojos, Akaza quiso cumplir su última fantasía antes de quemarse en el infierno, rápidamente se acercó al rubio y lo besó en los labios. 

Quería sentirlo una última vez.

Definitivamente, aquello había tomado por sorpresa a Rengoku, ni siquiera pudo reaccionar cuando ya tenía al demonio robándole un beso.

Dicho beso no duró ni tres segundos cuando Akaza ya había retrocedido por su seguridad, no quería que Kyōjurō lo golpeara de nuevo y menos ahora que acababan de despedirse.

—¡Hubiera bastado con un abrazo! —exclamó levemente avergonzado y con una mano en su boca el rubio.

—¡Lo siento! —se alejó del lugar dando brinquitos de felicidad mientras miraba a su amado por última vez. —¡Pero después de lo que me dijiste, tuve que hacerlo!

Y así, Rengoku observó como Akaza iba desapareciendo poco a poco en la oscuridad.

—Supongo que debería irme también. —habló a la nada y caminó en la dirección contraria de Akaza.

❄🔥

Abrió los ojos con sorpresa, se había quedado dormido mientras esperaba que su padre regresara  a casa.

Se sentó y se talló los ojos un poco para despertar por completo, sentía que había pasado mucho tiempo pero no le dio importancia.

Aún así, no recordaba haber ido a su habitación a dormir, lo cual era extraño, tal vez su padre ya había regresado pero salió de nuevo.

Senjuro se puso de pie con disposición a preparar el almuerzo pero sentía que había tenido un sueño extremadamente largo y triste, ignoró esa sensación que desaparecería con las horas.

Estuvo un largo rato haciendo el almuerzo cuando escuchó que alguien llegaba a la casa, rápidamente infirió que sería su padre.

Caminó hacia la entrada de su casa para darle la bienvenida a su progenitor pero se detuvo en seco cuando notó que la persona que había llegado no era su padre.

"Tu eres diferente a mi, Senjuro, porque yo creo en ti y siempre estaré contigo aunque estés solo."

—¡Estoy en casa, Senjuro! —con una sonrisa amable y llena de pasión, exclamó Kyōjurō.

ArrepentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora