Akaza estaba decidido, haría cualquier cosa para llevarse a Kyōjurō con él aun si eso significaba que le cortaran la cabeza, obviamente eso no iba a pasar.
Pero había un pequeño problema, la espada, tenía que deshacerse de ella ya que sería un fastidio que el rubio quisiera cortarle la cabeza en el camino, por lo que pensó que su primer paso sería arrebatársela de las manos.
Sonrió ampliamente y con una voz serena quiso entablar conversación con el Pilar, tenía en mente expresarle lo que realmente sentía tal vez así las cosas resultarían más fáciles para ambos. —Kyōjurō, tengo un gran interés en ti porque yo...
Akaza no pudo terminar su pequeña declaración porque sin dudarlo Rengoku lo interrumpió con seriedad. —No me interesa saberlo... Como dije, te odio y eso no va a cambiar jamás.
—... —No sabía como responderle al Pilar y lo único que pasó por su cabeza al término de aquella oración fue arrebatarle la espada y terminar de una vez por todas la pelea; por supuesto, también tendría que soportar el regaño de Muzan sino alcanzaba a matar a los demás cazadores que estaban ahí, ya lidiaría con eso después.
Y aún así, observaba como a Kyōjurō se le dificultaba respirar, sin embargo, eso cambió de un momento a otro.
Notó como el espíritu de pelea del rubio aumentaba a tal grado que le provocaba una emoción que nunca antes había experimentado, un escalofrío le recorrió la espalda y en ese instante solo podía estar atónito por ver a Kyōjurō así. Él era el indicado y eso lo confirmó.
Rengoku respiró profundo, sujetó su espada con firmeza mientras se posicionaba a la defensiva para seguir peleando, estaba más que decidido a utilizar la novena postura. —¡Cumpliré con mi deber hasta el final! ¡No permitiré que nadie aquí muera! —soportando el dolor y la desesperación mencionó con una sonrisa dejándole claro al contrario que no se rendiría sin importar qué.
El demonio tembló ante ello, le parecía magnífico y lo único que podía hacer antes de atacar era sonreír y comentarle lo maravilloso que le parecía verlo de esa forma ante la plena oscuridad de la noche. —¡Lo sabía, conviértete en demonio y peleemos juntos por toda la eternidad! —No obstante, lo que realmente quiso mencionar fue otra cosa, lo que él quería decir era que necesitaba estar a su lado por toda la eternidad, si lo hubiera dicho de esa manera, quizás no estarían peleando como actualmente lo estaban haciendo. Posiblemente no le hubiera creído... ¿O tal vez si?
"Enciende tu corazón, supera tus propios límites sin importar el precio", pensó apretando su espada con más dureza, daría todo por evitar que ese demonio lastimara a los demás. —¡Soy el Pilar del Fuego, Rengoku Kyōjurō! ¡Novena postura: Purgatorio!
Con una sonrisa llena de emoción por percibir el espíritu de pelea de Kyōjurō, exclamó el nombre de su técnica demonio más fuerte, después de todo sería un insulto para el rubio no utilizarla. —¡Habilidad destructiva: Aniquilación!
Y así, ambos salieron al ataque con un objetivo distinto, se escuchó como ambos chocaron sus técnicas entre sí provocando un gran impacto.
—¡Rengoku-san! —Tanjirō gritó con desesperación observando el ataque, se sentía horrible por no poder ayudarlo, por ser un estorbo ante semejante enemigo. —¡Rengoku-san!
El fuego rodeó a ambos contrincantes, Kyōjurō cortó por la mitad el brazo de Akaza y éste solo se limitaba a sonreír, Rengoku sabía a la perfección que solo era un juego para la Tercera Luna Superior y eso le frustraba, no era lo suficientemente fuerte para derrotarlo.
Sin pensar mucho en su siguiente ataque, dirigió su espada hacia el cuello del contrario sin embargo, éste lo desvió hacia el pecho con su otro brazo aún así, casi lograba partirlo por la mitad cuando Akaza colocó fuerza en esa zona para evitarlo.
"¡Es ahora o nunca!" Se dijo a sí mismo el Pilar, su siguiente ataque sería directo al cuello del demonio.
"¡Kyōjurō!" pensó con emoción Akaza, le era sumamente satisfactorio la Novena postura del rubio. Muchos dirían que era un masoquista porque solo sonreía con cada corte que el Pilar le hacía.
Y entre todo ese fuego, pudo dilucidar cómo sería su vida al lado de Kyōjurō, ambos enamorados encarecidamente el uno del otro, los dos entrenando para ser más fuertes juntos... Aunque se quedaría con las ganas de tener uno o dos hijos porque el rubio era hombre pero con solo estar al lado de él le bastaba. Lastimosamente desconocía la verdad.
🔥❄
—Tengo hambre... —hablaba Douma sentado en el cuarto principal de su culto, no importaba cuantas mujeres consumiera, siempre tenía hambre.
Se quedó pensativo por unos segundos y nuevamente sonrió como si nada, se había acordado de los sentimientos de su mejor amigo. —Ahora que lo pienso... Me pregunto si Akaza-dono sabe que ese cazador es un doncel, no me dejó decírselo cuando se lo quería mencionar así que, supongo que será divertido.
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Arrepentimiento
Fanfic¿Los demonios tienen sentimientos?, ¿Son capaces de sentir? Por primera en su larga vida como demonio, Akaza fue capaz de sentir y experimentar lo que los humanos llaman sentimientos.