Capítulo 20: El futuro de ambos

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Shinjuro observaba con la vista perdida el jardín de su hogar, después de que Senjuro le dijera las últimas palabras de su hijo fallecido lo entendió todo. 

"Por favor, cuide de su salud".

Kyōjurō no lo odiaba y nunca lo odió, al contrario, se preocupaba por él y hasta cierto punto lo entendía, algo que él, como su padre no pudo lograr.

Se sentía horrible, no solo le faltó el respeto a su primogénito sino también a su segundo hijo y ni se diga de su esposa, lo único que podía hacer en su estado actual era llorarle a Kyōjurō y así lo hizo. Nunca se lo dijo pero estaba orgulloso de él.

Cambiaría, no solo por su esposa e hijos, sino también por sí mismo, quería ser un hombre de bien y sobre todo, que Kyōjurō y Senjuro se sintieran orgullosos de él a pesar de que la muerte ya había pisado dos veces a su familia. Todavía tenía que cuidar al menor de los Rengoku.

Esperaría a que se calmaran las cosas y luego hablaría con el más joven para disculparse por todo. Necesitaba prepararse mentalmente para todo el cambio que habría.

🔥❄

—Lo echaste a perder todo otra vez. —escuchó una voz dentro de un bosque oscuro mientras caminaba a paso lento dentro del mismo. —No puedes... No podemos proteger nada, ¿Es patético, no?

Desde que Kyōjurō murió, Akaza había estado escuchando una voz que lo molestaba cada que podía, ¿Su sentimiento de culpa? Podría ser, sin embargo, sabía que se merecía eso y más.

Aún así, todavía no aceptaba el hecho de que Rengoku era un doncel y de que estaba embarazado siendo de esa forma que él, la Tercera Luna Superior, era el asesino de lo que podría haber sido su futura familia.

No importaba cuantos días pasaran, no podía dejar de pensar en el rubio para la mala suerte de la gente que se cruzaba con él, ya que los terminaba matando para sacar toda la frustración que cargaba. No funcionaba sin importar cuánto lo intentara, siempre permanecían los recuerdos del Pilar en su cabeza.

—¿Cuándo vas a entenderlo? —cada vez que la voz hacía acto de presencia, era igual, el mismo tono de voz sin sentimiento alguno. —Tú lo dejaste morir.

Sin pensarlo mucho, Akaza se adentró más al bosque hacia donde estaba la oscuridad más absoluta del lugar para lograr encontrar quién era el idiota que jugaba con su mente y ahí fue donde se percató que la voz nunca provino de las sombras, aquella voz venía de su psique.

"Eres débil, no pudiste proteger nada", comentó la voz, "Somos escoria mal hecha, no pudimos hacer nada más que realizar promesas falsas".

—¡Es suficiente! —El pelirrosa golpeó el árbol con tal fuerza que lo derrumbó. —¡¿Crees que no lo sé?! —hizo una pequeña pausa para tranquilizarse. —Te extraño, Kyōjurō.

🔥❄

—¿Cuál crees que es el mejor nombre para nuestro hijo, Kyōjurō? —Akaza preguntó con una sonrisa mientras tenía su cabeza suavemente recargada en el vientre de Rengoku. —¿Crees que sea niña?, ¿O quizás un niño? Me gustaría que fueran ambos, ya sabes, un par de gemelos estaría bien. —expresó como un niño pequeño esperando una golosina.

—Ahora que lo dices, no he pensado en un nombre, cuando nazca será más fácil escoger uno porque así sabremos si es niño o niña. —El rubio acariciaba con lentitud y cariño el cabello rosado del demonio.

—¿Qué tal Kyōjurō Junior? —expresó la Tercera Luna Superior con un leve color carmín en sus mejillas.

El rubio solo se burló con cariño. —Es pronto para escoger uno.

—Pero si estás a dos meses del parto. —Akaza expresó preocupado, temía por la seguridad de su pareja, sin embargo, Muzan no interferiría siempre y cuando no dejara de lado su trabajo, además, las noches que no compartía con Rengoku dejaba su aroma para que ningún otro demonio se acercara, de día no importaba porque siempre estaba ahí con Kyōjurō durante las horas de sol.

—No te preocupes, Akaza. —Rengoku besó la frente del pelirrosa. —Estaremos bien.

—Kyōjurō, te amo. —expresó con un amor sincero. —Me haces muy feliz.

—Yo también. —Correspondió el rubio. —Te amo, Akaza.

🔥❄

La Tercera Luna Superior despertó de su fantasía, un sueño que jamás podría hacerse realidad.

Rechinó sus dientes con impotencia y frustración. —Es mentira... ¡Mentira! No es mi culpa que Kyōjurō haya muerto.

"Acéptalo". Escuchó a la voz en un tono firme.

Cuando menos se dio cuenta, se encontraba dentro de la fortaleza infinita, observó a sus alrededores y notó que estaban varias Lunas Superiores.

Una reunión de Lunas Superiores solo podía significar una cosa, no obstante, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escuchó la fastidiosa voz de Douma.

Al menos todo esto le servía para no pensar en Kyōjurō. 

ArrepentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora