Capítulo 34: Nuestro primer encuentro

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—¡Felicidades, Señor Rengoku! —una enfermera expresaba alegre. —Es un varón y es idéntico a usted.

—¿Eh? —no sabía qué decir, estaba tan emocionado tanto que no podía articular palabra alguna. —Dre... Soy padre. —dijo suavemente. —¡Soy papá!

Se escuchó un enorme gritó en los pasillos de aquel hospital, las personas que pasaban por ahí solo miraban con curiosidad la escena o bien, sonreían al ver que nada malo había pasado y lo sabían por el rostro de Shinjuro:

—Me alegra que esté feliz. —comentó la enfermera.

De la nada, el rostro del rubio cambio a uno lleno de miedo. —¡Ruka! —se preocupó de inmediato. —¡¿Cómo está mi esposa?!

Sonrió sutilmente, era encantador ver como se preocupaba por su mujer. —Ella está bien, es fuerte al igual que su hijo, ahora está descansado. —comenzó a caminar en dirección al cuarto donde se encontraba Ruka seguida por el Señor Rengoku.

Y al abrir la puerta, Shinjuro no pudo evitar gritar con preocupación, emoción y felicidad. —¡Ruka!

Vio la escena, le pareció hermoso verla cargando a su primogénito con unos ojos suaves y una sonrisa tranquila.

—Baja la voz, querido, lo vas a despertar... —habló dulcemente.

Se acercó a la cama y observó mejor a su hijo, nadie podía negar que era su hijo. —Kyōjurō. —le presionó la mejilla con suavidad.

Desde antes de que naciera, ambos ya habían decidido el nombre de su primer hijo.

❄🔥

Pasaron los años y Kyōjurō fue creciendo, no fue hasta que sus padres se dieron cuenta de algo. El pequeño no se desarrollaba como un niño cualquiera.

Si bien, las diferencias no eran grandes de hecho, solo si se prestaba mucha atención, se podía notar una leve distinción.

Por lo que preocupados decidieron llevar a su hijo al médico para una revisión completa.

Les aterraba que fuera algo malo.

🔥❄

—Mmm... —hizo un leve sonido el doctor, como si estuviera murmurando palabras sin sentido.

El rubio se aterró, creyó que recibiría malas noticias de Kyōjurō, que tendría alguna deformidad o quizás una enfermedad muy grave. No podía ni imaginar perder a un miembro de su familia, no lo soportaría.

—¿Es algo malo?... —cuestionó al médico con miedo.

La mujer por el contrario, se mantenía serena, pero si su hijo tenía algo malo, no sabía cómo reaccionar, posiblemente golpearía al doctor aunque éste no tuviera la culpa de nada.

—Todo está en orden. —dijo el doctor como si nada aún sosteniendo los exámenes médicos del niño. —No hay nada de qué preocuparse, solo exageraron un poco.

Ambos, madre y padre suspiraron aliviados; todo estaba bien.

—Pero...

Ruka y Shinjuro se tensaron al escuchar ese “pero”, ¿El doctor no podía dar la noticia completa sin comerciales? El rubio quería cachetearlo por mantenerlo en suspenso.

—No sé si estén al tanto de esto, pero su hijo es un doncel. —observó directo a los ojos a los progenitores del menor. —Es bastante raro, se cree que los donceles ya no existen, esto si que es sorprendente.

Shinjuro tragó saliva en seco. —¿Doncel?

—Querido, calmate... —Los dos sabían lo que significaba esa palabra, no les desagradaba la idea pero era inusual. Los había tomado desprevenidos.

ArrepentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora