Capítulo 35: A tu lado (Parte I)

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El día pintaba muy bien, estaba hermoso como para salir de paseo y, en la casa de los Soyama's, se encontraba un pelirrosa arreglándose para ir por Kyōjurō y de ahí a su cita.

Hakuji lo observó por unos segundos. —¿No crees que vas muy arreglado?

—Nada es suficiente para Kyōjurō, debo causar una buena impresión en mis futuros suegros. —se roció loción de una marca bastante cara y acomodó los últimos mechones de su cabello rosado con un poco de gel.

—Le dijiste a Kyōjurō que era una cita casual... ¿A dónde piensas llevarlo vistiendo así? —se encogió de hombros cerrando sus ojos después de un suspiro pesado. —Ten en cuenta que él no va a estar vestido como si fuera a ver a la Reina de Inglaterra.

—Solo es un traje negro sencillo. —se fastidió, no quería que nadie le arruinara el momento. —Como sea, me voy. —caminó hacia la salida de su cuarto y se detuvo, miró a su hermano con una sonrisa demostrando su superioridad. —Tienes un “volcán” en la frente. —se retiró.

—¡Ya deja de recordármelo, cara de trasero de bebé! —enojado, gritó algo avergonzado.

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Había llegado puntual, se posicionó delante de la puerta principal de la casa de la familia Rengoku.

Dejó salir el aire de su boca, estaba nervioso y no dejaba de apretar con poca fuerza la caja de pasteles que había comprado para sus suegros.

A cada segundo, volvía a repetirse que todo iba a salir perfecto y que esta vez lo haría todo bien, después de todo quería estar por siempre al lado del rubio.

Se armó de valor y tocó la puerta esperando que fuera Ruka quien abriera ya que Shinjuro era más “especial” con él.

Y para su mala suerte, fue el mayor de los Rengoku quien abrió la entrada principal. —Ah... Eres tu... —dijo con desagrado.

—Buenas tardes, Shinjuro-san, espero que esté bien de salud. —sonrió con falsedad. —Vengo por Kyōjurō.

El contrario chasqueó la lengua y observó de pies a cabeza al joven. —Tu forma de vestir... Espero que no quieras engañar a Kyōjurō metiéndolo en una estafa piramidal.

—¿Qué? —se confundió el pelirrosa, en su otra vida quizás ya hubiera iniciado una pelea con él.

En eso se acercó Ruka viendo a su esposo con el ceño fruncido, dedujo al instante que la cita de su primogénito había llegado.

—Querido. —llamó la mujer. —Se amable con él, no está haciendo nada malo.

Akaza sonrió, se le iluminó el rostro de tan solo saber que tal vez podía contar con su apoyo. —Ruka-san, que mi suegro se vaya a la mierda... —dijo en voz muy, pero muy baja, cabe mencionar que creyó que lo había pensado.

Shinjuro agudizó su mirada de forma asesina mientras veía a Akaza. —¿Qué?

—¿Qué? —expresó Ruka.

Una gota de sudor frío se deslizó por la mejilla del pelirrosa. —Que me duele la pierna...

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Akaza estaba sentado en la sala principal esperando a su cita, pero un imprevisto salió antes de la hora acordada por lo que Kyōjurō todavía no estaba listo, ni siquiera estaba en la casa.

“¿Y si me dejó plantado?” se dijo y para calmarse, decidió seguir con su plan. —Traje pasteles. —extendió su bolsa de papel hacia la mujer puesto que sabía que Shinjuro lo ignoraría.

—Gracias. —Ruka caminó hacia la cocina. —Querido, acompáñame.

—¿Para qué?

—Muy bien, no lo hagas. —habló seria.

—¿Eh? —se levantó de inmediato. —¡Espérame! —el rubio siguió a su esposa hacia la cocina.

Akaza los vio y solo sonrió, por un instante se imaginó haciendo eso con Kyōjurō, de un momento a otro, el menor de la familia Rengoku se hizo presente sacando de sus fantasías al hombre vestido de traje.

—¿Por qué estás aquí? —cuestionó con coraje el menor.

—¿Perdón? —arqueó una ceja, lo último qué recordaba de ese niño era poco, solo que era un mocoso miedoso. “Genial, otro de quien preocuparse”, pensó.

Senjuro observó fríamente al mayor, esta vez no se dejaría intimidar por él ya que no estaba solo.

—Tu mataste a mi hermano en otra vida. —aquello sin duda sorprendió al antiguo demonio. —¿Y ahora vienes aquí queriendo invitar a mi hermano mayor a salir?

—¿Tu lo recuerdas? —preguntó escéptico Akaza.

—Por supuesto que sí, lo recuerdo todo y no permitiré que lastimes a mi hermano. No esta vez. —expresó seguro de sí mismo.

—No es mi intención lastimarlo. —afirmó el más alto.

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Finalmente Kyōjurō había llegado a su casa y, cuando se percató de que Akaza estaba ahí conviviendo con su familia en un ambiente incómodo, se paralizó de lo increíblemente penoso de la situación.

—¿Todo bien? —Kyōjurō preguntó con una sonrisa nerviosa intentando relajar el ambiente.

—Todo bien. —hablaron al unísono Shinjuro y Senjuro.

—Akaza te ha estado esperando, Kyōjurō. —dijo suavemente Ruka.

—Kyōjurō... —con un sonrojo, exclamo el pelirrosa. —¿Nos vamos?

—¡Vamos! —entusiasmado, comentó Kyōjurō.

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—¿A dónde iremos? —preguntó con duda el rubio mientras caminaban por el parque. —Se supone que nos encontraríamos en la fuente del parque... Me sorprendió verte en mi casa.

—Quería sorprenderte... —dijo decaído. —Pero eso es irrelevante y te llevaré a un lugar hermoso. Un enorme jardín de flores y a un buffet de comida extravagante.

—¿Extravagante? —repitió Rengoku. —¿Estuviste pasando tiempo con Uzui?

—Solo nos encontramos unas veces. —se encogió de hombros. “De hecho todo esto fue su idea” pensó.

Rengoku rio con alegría atrayendo la atención de Soyama. —¡Eso explica tu vestimenta y muchas otras cosas!

Aquella sonrisa enamoró más a Akaza. —Lo que sea por ti, Kyōjurō...

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¡Buenas!

¡Espero que estén bien!

Si todo sale bien, la historia debería terminar en dos o tres capítulos, incluso hasta uno.

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ArrepentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora