Capítulo 21: La verdad a través de Douma

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Frunció el ceño al escuchar a su fastidioso compañero, lo odiaba.

—Akaza-dono. —el de ojos de color arcoíris rodeó al pelirrosa con su brazo en señal de amistad. —Tengo algo muy importante que decirte.

—No me interesa. —sin pensarlo, de un golpe le destrozó la mandíbula al más alto para zafarse de su agarre amistoso y en cuanto lo hizo, se alejó.

—Tampoco te interesa si digo la palabra "Doncel". —sonrió en burla, Douma no se media en cuanto a sus palabras.

—¿Qué dijiste? —el pelirrosa abrió sus ojos con sorpresa y odio, ¿Cómo rayos Douma sabía sobre eso? Quería matarlo a golpes.

—Ya está muerto así que supongo que no importa que lo diga delante de todos nuestros compañeros, ¿Verdad? —dijo altanero, sabía que Akaza no era rival para él por lo que podía excederse sin resentimiento alguno.

—Te mataré. —susurró en un aura asesina la Tercera Luna Superior.

Y con una leve sonrisilla entre un tono amable y burlesco, Gyokko habló saliendo de su jarrón:

—¿Algo molesta a Akaza-san? —se acercó a Douma. —¿De qué se trata?

—¡Oh! —la Segunda Luna Superior exclamó con asombro. —¡Gyokko-dono, pensé que habías muerto!

—Eso es cruel. —respondió el demonio de mechones morados.

—¡Esto está mal, es peligroso! —en un grito bajo, Hantengu corrió a esconderse. —Se enojará...

Asimismo, para calmar el ambiente tenso que se había creado debido a la gran boca de Douma, la Primera Luna Superior entró en escena.

Su aura desprendía un poder absoluto de pertenencia maligna, casi al mismo nivel de Muzan e incluso sus compañeros temían de él.

En un tono serio y para darle fin a la conversación de mal gusto, Kokushibo comentó:

—Cada uno de ustedes debería de ocuparse de sus propios asuntos.

—Pero Kokushibo-dono, sabes que me preocupo por mi mejor amigo. —se rio Douma.

—Somos compañeros, deberían intentar llevarse mejor. —sentenció el de seis ojos mientras regresaba a donde casualmente estaba sentado.

—¿Y bien? —cuestionó Akaza a Douma. —Habla.

—Sabía que me escucharías. —sonrió sentándose en el piso como niño chiquito, observó a la Quinta Luna Superior y como si nada, exclamó. —¿Nos permites, Gyokko-dono? Es un asunto privado de Akaza-dono y ya sabes cómo es él.

Cuando el demonio al que le gustaban los peces se retiró, Douma procedió a conversar con Akaza sin pudor alguno.

—Estoy feliz, Akaza-dono, ya eres un nombre hecho y derecho. —lloró. —Debemos celebrarlo, ¿No?

—Cállate y ve al grano. —se enojó el más bajo. —¿Cómo y por qué sabías que Kyōjurō era un doncel?

—Kyōjurō... Así que ese era su nombre. —decidió seguir cuando se percató que su colega demonio estaba perdiendo la paciencia. —Bueno, sabía que él era un doncel porque el olor de la sangre no miente. —amplió su sonrisa. —Me di cuenta de eso cuando vi a su padre, creo... Entrenándolo con la espada en una bella noche de luna llena dentro un hermoso bosque con un rio de agua cristalina, quería devorarlo en ese momento pero decidí esperar a que madurara.

—Tonterías... —Akaza apretó sus puños.

—Así que, planeé engullirlo y masticar cada parte de su cuerpo para disfrutar su sabor, ¿Sabes? Los donceles son muy deliciosos. —Sin duda alguna, la Segunda Luna Superior intentaba provocar a su compañero.

—Pero luego un pajarito me dijo que tu estabas enamorado de ese doncel y desistí de la idea. —negó con la cabeza. —Y por nuestra amistad, dejé de lado que quería comérmelo.

Douma observó como Akaza tenía la mirada oscura, sabía que en cualquier momento el pelirrosa le daría un golpe que le destruiría la cabeza pero poco le importaba.

Decidió dar un comentario más grotesco solo para disfrutar de la frustración del que creía era su amigo. Sabía perfectamente que no eran nada.

—Nunca he tenido sexo con un doncel, supongo que hubiera sido delicioso hacerlo mío y después devorarlo parte por... —no pudo terminar debido a que Akaza sujetó su cabeza con fuerza y con un gran impulso, la estrelló varias veces contra el suelo marchándose de sangre en el transcurso.

Por otro lado, las Lunas Superiores que estaban ahí decidieron ignorar la escena de esos dos, aunque no lograron escuchar nada.

Cuando Akaza dejó de golpear a Douma, se puso de pie dispuesto a alejarse unos cuantos metros, sin embargo, el peliplata lo detuvo con una risa que demostraba que su acto de violencia no fue nada para alguien como la Segunda Luna Superior.

—Eso no es todo lo que quería decirte.

—Lo que tenga que salir de tu boca me es indiferente. —ni siquiera le había dado la cara pero nuevamente se detuvo al escuchar lo que menos quería oír, aquello que dejaba en claro todo.

—Parece que no me crees que ese chico era un doncel, pero lo era y no solo eso, poco después de oler su sangre en ese lugar, me di cuenta que tú lo embarazaste. —observó como el pelirrosa le daba la cara, un rostro de desesperación omnímoda.

—¿Qué? —primero el mocoso cabezón se lo gritaba y ahora, el demonio que más detestaba se lo decía, no, se negaba a creerle a Douma ya que posiblemente se lo comentaba para molestarlo, aún así... ¿Cómo sabía tanto al respecto? ¿Entonces todo lo que decía era verdad?

—Felicidades, Akaza-dono, asesinaste al doncel que no solo amabas sino que también, dejaste embarazado. —festejó la Segunda Luna Superior con sarcasmo. —Eres un excelente amante y padre.

ArrepentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora