Caminaba por los caminos de su pueblo cargando unas bolsas con varias verduras, era temprano pero el sol ya estaba iluminando cálidamente el día.
Lo que quería actualmente era preparar una comida deliciosa para su hermano mayor, por eso su andar era feliz y su rostro dejaba ver una sonrisa alegre.
En ese momento, un hombre de tercera edad le habló. Un viejo vecino de hace bastantes años, incluso él había conocido a sus padres antes de que se unieran en matrimonio.
—Buenos días, Senjuro-kun. —saludó amablemente mientras dejaba de barrer. —¿Qué haces afuera tan temprano?
—Buenos días. —correspondió el saludo hacia su vecino. —Mi hermano mayor hoy viene a casa después de un largo trabajo así que salí a comprar ingredientes frescos. —sonrió viendo las verduras que había comprado. —Quiero prepararle una buena comida.
—Tienes razón, ese chico tiene un gran apetito, aliméntalo bien. —se recargó levemente en la parte superior de la escoba. —Que bueno que fuiste temprano a comprar antes de que las señoras se lleven lo mejor. —escuchó como el pequeño rubio se reía.
—Con su permiso, tengo que terminar antes de que llegue.
—¡Me saludas a tu hermano cuando lo veas y ve con cuidado!
—No se preocupe. —Con una amabilidad sincera, Senjuro se despidió del hombre y pocos pasos después, se adentró a su casa.
Dejó las cosas sobre la mesa de la cocina y se acercó al cuarto de su padre, deslizó levemente la puerta y ahí lo vio, todavía estaba dormido.
—Sigue durmiendo... —cerró la puerta y mejor se dispuso a preparar el almuerzo antes de que lo interrumpieran.
🔥❄
El sol evitaba que pudiera salir de aquella cabaña que había encontrado en el camino para su mala suerte, observaba desde la sombra la Luz del sol mientras rechinaba los dientes con coraje.
Justo detrás de él, dos hombres que se dedicaban a la agricultura temblaban de miedo, jamás se habían topado con algo como lo que tenían enfrente. Un movimiento en falso y ambos serían masacrados, el aura de ese ser maligno se los dejaba claro.
—Esto no es mi culpa. —expresó en un tono arrepentido el demonio, se llevó una mano a su frente mientras las pupilas de sus ojos temblaban. —No es mi culpa... Es culpa de Kyōjurō, si el hubiera aceptado mi propuesta de convertirse en demonio, entonces él estaría vivo...
Ambos hombres se vieron a los ojos, esa cosa estaba distraída y era su oportunidad para escapar o atacarlo, tenían la puerta delante de ellos, solo unos cuantos metros y podrían salir de ahí, la desventaja es que ese monstruo estaba exactamente delante de la misma. No había forma de escapar sin que la Tercera Luna Superior notara su presencia.
—Escucha, yo le golpeo la cabeza y cuando esté en el piso tu lo rematas golpeándole la cabeza nuevamente. —susurró uno de los hombres hacia su compañero.
—Pero... ¿Y si nos ve? —preguntó con miedo. —No quiero morir todavía.
—Estaremos bien, solo hay que seguir el plan al pie de la letra ¿De acuerdo?
—Está bien.
—¿Por qué, Kyōjurō? ¿Por qué? —sin pensarlo, las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos y su voz temblaba notoriamente. —Yo te amaba, no, yo te amo, ¿Por qué no me escuchaste?, ¿Por qué no me dijiste que eras un doncel y que estabas esperando un hijo? —su voz sonaba llena de tristeza y coraje, y su cuerpo no dejaba de temblar. —Era mío, estoy seguro que estabas embarazado de mí... ¡¿Por qué rayos no me percaté de eso?!
Atrás de Akaza, uno de los hombres se preparaba para golpearlo con una de las palas que había olvidado sacar.
—Lo odio, odio esto... —mientras lloraba, una sonrisa desesperada y vencida apareció en su rostro. —Toda mi vida que soñé junto a ti se ha ido, Kyōjurō, yo... —antes de que pudiera terminar su oración, sintió un golpe en la cabeza, golpe que no le hizo ni el más mínimo daño.
—... —el hombre que había atacado al pelirrosa se asombró horrorizado. —Te golpeé muy fuerte ¿Po-por qué no te caes? ¿O por qué no muestras dolor?
Akaza giró su cabeza hacia el hombre que lo había atacado, sus ojos estaban completamente abiertos, su mirada era oscura y su semblante era el de un verdadero asesino lleno de ira.
—¡Sal de...! —para antes de terminar su frase, el pelirrosa había sujetado con fuerza su rostro.
No lo pensó dos veces y destruyó la cabeza de ese pobre hombre ante unos gritos de horror del otro tipo. Aquello fue un grave error.
Dejó caer al piso el cuerpo del hombre mientras la sangre escurría de su brazo y, sin dudar, observó al otro adulto que lloraba paralizado de miedo en el suelo.
—Me estorbas. —un golpe directo a la cabeza de ese hombre acabó con su vida.
Akaza se quedó de pie por unos segundos viendo lo que había provocado. —¿Yo maté a Kyōjurō y a mi hijo? —de nuevo, su sonrisa desesperada apareció. —Eso es mentira, él no era un doncel y no estaba embarazado, pero aún así, Kyōjurō, está... ¿Por mi culpa?
🔥❄
—Por fin terminé el almuerzo, de seguro a mi hermano le encantará. —Senjuro sonrió cuando vio los alimentos recién preparados.
Salió de la cocina y caminó hacia el jardín para meter las sábanas que había colgado en la mañana para que se secaran.
Al estarlas doblando, el cuervo de su hermano apareció, las dejó a un lado y se acercó al animal.
Al verlo, lo primero que pensó fue que su hermano mayor estaría herido, nunca creyó que sería otra cosa.
—¡Muerto! ¡Rengoku Kyōjurō murió luego de su enfrentamiento contra la Tercera Luna Superior! —exclamó el cuervo con lágrimas en sus pequeños ojos con un leve aleteo.
Todo se volvió oscuro para Senjuro, el tiempo se detuvo, ya no pudo escuchar nada más. Ni siquiera había asimilado bien lo que el cuervo dijo cuando cayó de rodillas al piso y comenzó a llorar desconsoladamente cubriéndose su rostro con ambas manos.
El cuervo se quedó ahí con él en señal de consolación, por esa misma razón había dejado a Senjuro para el final, para poder estar junto a él en ese triste y desgarrador momento.
—Hermano...
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Arrepentimiento
Fiksi Penggemar¿Los demonios tienen sentimientos?, ¿Son capaces de sentir? Por primera en su larga vida como demonio, Akaza fue capaz de sentir y experimentar lo que los humanos llaman sentimientos.