XVII

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Helou flores! Espero que disfrutéis del capítulo!!!!!!!!
Iros cogiendo las palomitas, preparad bien el asiento que dentro de poco esto va a estallar y ser apoteósico.

Sus labios eran suaves, dulces y extremadamente expertos

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Sus labios eran suaves, dulces y extremadamente expertos. Se movían sabiendo exactamente lo que hacían y antes de que yo misma pudiera responder a ese cálido beso los apartó abruptamente demostrando autentico control.

Alcé los ojos para verle, pero no me observaba a mi, sino que miraba en otra dirección y cuando seguí su mirada comprobé que estaba asegurándose de que James Einar se marchaba.

—¿A qué ha venido eso? —pregunté llamando su atención.

—¿Qué? —preguntó como si no hubiera sucedido nada.

—Lo sabes perfectamente —dije exigente.

En cierto modo lo sabía, obviamente lo sabía, pero quería que él lo dijera.

—Solo le estaba dejando claro al idiota ese que pose sus miras en otra parte. No estás disponible para él.

Increíble. Lo que me faltaba.

—¿No te has parado a pensar que eso es algo que debo decidir yo y no tu? No tienes ningún derecho a decidir con quien debo o no debo estar, yo no entro a juzgar a quien metes o dejas de meter en tu cama.

Por un momento él pareció indeciso y después observó el hecho de que alguien pudiera estar observándonos.

—Solo te hago un favor. Una noche en su cama y mañana lo sabría toda la ciudad, James no es lo que se dice discreto precisamente y además me tiene envidia, así que intentaría pisotearme de cualquier manera, eso te incluye a ti, cariño.

¿Cariño?

—Me parece estupendo que pienses así, pero repito; lo decidiré yo —reiteré a pesar de que me pudiera doler el hecho de que el tal James solo pretendiera hacer daño a Alexander a través de mi, aunque en realidad me importaba bien poco que solo pretendiera eso, él no era de mi interés.

Al menos pensaba dejarle bien clarito que no tenía ningún derecho a decidir por mi y menos aún a besarme para asegurarse de ello.

—Está bien, está bien —alzó las manos como si se estuviera rindiendo o quizá solo pretendía que aquella pequeña discusión no tomara forma y pudiéramos armar un escándalo en pleno evento—. No volveré a entrometerme.

«Menudo estreno de matrimonio en público»

—Y no vuelvas a besarme —puntualicé como si eso era lo que más me hubiera molestado.

Alexander parecía comprender ahora la razón de mi molestia.

—¿Y como pretendes hacer creer a la gente que estamos juntos si nunca me ven besarte? —susurró para que nadie pudiera oírle.

La Esencia de AzharDonde viven las historias. Descúbrelo ahora