La Esencia de Azhar

Final

Si llegaste hasta aquí, házmelo saber flor y también si leíste las historias de Jasmine y Erika antes o después de la de Azhar!
Besotes y nos vemos en el siguiente libro flores!

—No tenías que venir —dije reconociendo su fragancia incluso en aquellas condiciones.

—¿Me envías ese mensaje y crees que todo se ha acabado? —inquirió—, pero tienes razón, no tenía que haber venido ahora, sino mucho antes.

Me levanté rápidamente y salí del baño solo porque deseaba poner distancia entre los dos, o al menos, que no estuviera tan cerca.

—¿Que habría cambiado? —inquirí cerrando los ojos porque no quería llorar, no allí delante de él.

No quería que me viera rota por dentro. Ni rogar un amor no correspondido. No deseaba su compasión y temía que estuviera allí a causa de ello.

—Apri le occhi mia cara —Su voz aterciopelada me hizo abrir los ojos y sus ojos azules me miraban con intensidad.

Se acabó el silencio. Se acabaron las preguntas sin respuesta. Se acabó la incertidumbre de no saber, de sentir que su personalidad cambiante me confundía todo el tiempo.

—¿Qué significa eso? —pregunté recordando que una vez me había mencionado lo mismo mientras fingía estar dormida.

—Abre los ojos, cariño mío —dijo acercándose lo suficiente para tocar mi mejilla con suavidad.

—No... no lo entiendo —Mi voz sonaba entrecortada.

—La última vez que nos vimos me expusiste todas las razones por las que creías que no me importabas y te dije que había una razón —Su voz era dulce, enigmática y casi hechiza te al mismo tiempo—. Hice todo cuanto estuvo en mi mano para apartarte de mi, creía que mi estilo de vida me hacía feliz, que no necesitaba nada más en la vida y menos la compañía efímera de la misma mujer. Me comporté como un auténtico imbécil, un cretino déspota y frío, un reverendo idiota, y lo hice solo para que me detestaras, para que no te enamorases de mi. —Su mirada descendió ligeramente como si él mismo se estuviera arrepintiendo de su comportamiento—. ¿Irónico, no? Traté de apartarte todo lo que pude porque yo mismo era consciente de cuanto te anhelaba. Lo hice desde el día que entraste junto a tu hermano a mi oficina, lo supe en nuestra noche de bodas, realmente lo he sabido siempre, al igual también sabía que una sola noche contigo no me bastaría y eso me aterraba por completo.

Su confesión me dejó atónita, hasta el punto de que tuve que sentarme en uno de los sillones que había a mi lado y sentí que él se arrodillaba a mi lado cogiendo mis manos entre las suyas.

—Y no me bastó Azhar. Nunca me bastaría porque lo que no quise entender desde un principio es que te quería. Eres y serás la mujer de mi vida —añadió dando un beso en la punta de mis dedos—. Y comprendo que no me quieras, ¿Cómo ibas a hacerlo si he sido un completo imbécil todo el tiempo? Te dejé sola en una ciudad desconocida a merced de tipos como Magnus que se aprovecharían de un alma dulce como la tuya en cuanto la vieran. Fue mi culpa, Lo que te sucedió fue enteramente culpa mía y a pesar de saberlo pagué contigo mis miedos y mi frustración por no haber llegado antes de que te atacara. —Noté como su voz se rompía y guardaba silencio.