Extra 3

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Five years later and I'm still yours
Ten year later and I'm still yours
Fifty years later and I'm still yours
Beginning middle end - Leah Nobel

—Cariño, ¿Puedes dejar de meter chocolates en el carro?

La pequeña rubia miró a su padre —También hay caramelos.— se justificó.

Éste vio la bolsa de caramelos que su hija señalaba y negó con la cabeza —No, cariño.— pasó una mano por su cara —Tu madre va a matarme.

Ella hizo una mueca —¿Gomitas?

—No.— negó serio.

Suspiró encongiendose de hombros cuando su padre comenzó a devolver las golosinas a sus respectivos estantes —Lo intenté.

Jughead volvió con una sonrisa pero esta se borró cuando la pequeña se cruzó de brazos —Malo.

—Dormirás en el jardín.— soltó en forma de broma, pero a la niña se le cristalizaron los ojos mientras hacía un puchero —Oh no, no llores. Eh...

Éste la tomó en brazos y miró a ambos lados para agarrar una bolsa de sus gomitas favoritas —...¿Estas están bien? Vamos a decirle una pequeña mentirita a mamá y le diremos que las compramos para una ocasión especial, una noche de películas.

Ella sonrió y besó la mejilla de su padre, quien la dejaba en el asiento del carro con la intención de ir hacia la caja.

Chloe ya tenía dos años y faltaban solo unos meses para su cumpleaños. La niña era muy inteligente a decir verdad, e incluso era un tanto revoltosa por culpa de Cheryl, pero para todo ajeno a la situación, ella era un ángel.

Una vez fuera del supermercado, Jughead acomodó a la niña en su silla y le puso el cinturón de seguridad antes de ir al asiento del conductor y prender la radio. Éste miró por el espejo para salir del estacionamiento pero sonrió al ver a su hija bailando.

—¿Te gusta esta canción?— preguntó con los ojos sobre el camino.

—¡Si!

Minutos más tarde, Jughead estacionó el auto en el garage de su casa, bajó a la niña y la dejó en el suelo antes de tomar las compras. Chloe caminó hacia la entrada mientras que su padre iba tras ella, él dejó las bolsas a un lado para sacar las llaves de su bolsillo y así poder abrir la puerta. Al entrar, la pequeña corrió hacia su madre, quien estaba sentada en las banquetas altas de la cocina.

Ésta la recibió con los brazos abiertos —¿Cómo está mi niña?

Chloe rió ante la cantidad de besos que su madre le daba —Papá me dejó trael golosinas, pelo dijo que te diga que eran pala una película, pelo no, yo lloré y él compró.— explicó tropezandose con sus palabras y confundiendo algunas letras.

Jughead dejó las bolsas sobre mesada y miró a su hija incrédulo —¿Por qué me delatas de esa manera?

Betty rió y con la niña en brazos se acercó a su esposo para recibirlo con un pequeño beso —Iugh.— soltó una vocecita.

—¿Me dejas saludar a tu madre?

—No, yo sola les doy besos, ustedes no.— aseguró abrazandolos a ambos por el cuello.

Cuando Betty dejó que la niña vaya a la sala miró de mala manera a Jughead —¿Qué dije acerca de las reglas?

—Lo sé, pero estaba por llorar y no la quería escuchar, no luego de que me despertara tan temprano.

—Jughead, si no mantenemos los castigos jamás nos va a tomar en serio.

La pareja intentaba darle una buena enseñanza a su hija, aunque uno que otro capricho le cumplían, toda la familia lo hacía a decir verdad. Fuera de los antibajos que tenían como matrimonio, todo iba mejor de lo planearon.

Jughead puso una mano en su pecho y la miró con diversión —Prometo, con una mano en el corazón, mantenerme firme frente a la pequeña bestia a partir de ahora.

Ella rió abrazandose a su torso —¿Qué hacías?

—Escribiendo los últimos detalles del artículo.

—¿Para cuándo es?

—Es el trabajo de mañana pero quería adelantarlo para que llevemos a Chloe a comprar zapatos.

Jughead hizo una mueca —¿Más? Tiene más zapatos que yo, me va a dejar en bancarrota.

La rubia rodó los ojos —Comienza a ir a la guardería, amor, no puede ir con zapatillas con brillos, el reglamento dice que deben ser blancas.

—¿Viste su uniforme? La hace ver más pequeña.— preguntó con ternura.

—No, pero haré que se lo pruebe ahora.

Jughead soltó una risa mirando por encima del hombro de su esposa —No creo que acepte, está muy ocupada.

Al voltear, Betty pudo ver a su hija durmiendo en el sofá, caminó hacia ella para tomarla en brazos y llevarla a su habitación el cuál casi no utilizaba. Jughead las observaba bajo el marco de la puerta con una sonrisa.

—Éste es nuestro momento para recuperar las horas de sueño que ésta niña nos hace perder.— murmuró encendiendo una pequeña luz antes de salir de la habitación.

—Son las palabras más lindas que oí en mi vida, casate conmigo.— bromeó caminado tras su esposa.

—Van a ser tres años de casados, cariño.— le recordó divertida.

—Genial, planeamos nuestro aniversario luego de la siesta.

—Idiota.— rió.

...

—¿En qué momento...?— susurró Jughead desconcertado al ver que Betty no estaba en la cama.

Caminó hasta el cuarto del que provenían algunas risas y cuando abrió la puerta pudo ver a la niña con el uniforme escolar y a su esposa sonriendo.

—Tengo un par de preguntas,— interrumpió llamando la atención de ambas rubias —primero quiero saber porqué desperté solo, y la segunda es ¿Por qué estás tan linda? — preguntó levantando a Chloe para hacerla dar vueltas.

La inocente risa de su hija era todo lo que necesitaban, esa pequeña era su vida.

Tal vez no todas las historias son un cuento de hadas, y no todas tienen un final feliz, pero la de ellos si. Lo que parecía un amor adolescente, con promesas y sueños locos, terminó siendo algo real y único.

—¡Tonto!

—¿Me hablas a mi?

¿Me hablas a mi? - BugheadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora