ᴛʜᴇ ᴡᴏᴍᴇɴ ᴊᴏɴᴇꜱ

3.1K 196 15
                                    

La primer clase comenzaba mientras que una rubia escribía en el Azul y oro.

—¿Qué haces aquí?— preguntó una voz.

Betty levantó la mirada encontrándose con Jughead de brazos cruzados, apoyado en el marco de la puerta. Bajo la mirada nuevamente, ignorando su pregunta, para continuar con sus tareas.

Jughead cerró la puerta y camino hacia ella —Ayer dijiste que me amabas.— soltó.

Escuchar esas palabras hizo que las mejillas de Betty se tiñeran de rojo.

¿Cómo recordaba eso? Estaba ebrio, ¿No?

—Estaba un poco ebrio,— habló sacándola de sus pensamientos, como si los hubiese leído —pero tengo buena resistencia al alcohol.

—Olvida todo lo que dije ayer.

—No lo haré.— tomó su mentón suavemente para que lo mirara
—Necesito que hablemos.

—Por favor, Jughead, no lo hagas más difícil.

—Deja de repetir siempre lo mismo.— pidió frustrado —Deja de evitarme.

—Lo lamento ¿Si? Pero no puedo, no puedo evitarlo. Cada vez que te veo recuerdo que me engañaste por tres meses.— dejó escapar un suspiro.

—Entiendo que te sientas así, porque fui un idiota, solo quiero que me escuches.

La puerta se abrió dejando ver a una pelinegra, la cual caminó hacia la ex pareja, haciendo que sus tacones suenen por toda la habitaciones.

Posó una mano en el hombro de Jughead —Juggie, espero que repitamos la salida de ayer.— miró a la rubia con una sonrisa.

Betty rodó los ojos para tomar sus cosas y salir de ahí.

—¿Qué diablos te pasa, Veronica?— preguntó molesto.

—Oh vamos, todos sabemos que solo jugaste con ella. ¿Por qué te importa si se enfada?

—Porqué a ella la amo, no como a ti. Nunca te quise.— soltó.

La pelinegra bufó —Eres increíble.

—Gracias, me lo has dicho varias veces.— salió del periódico para ir en busca de Betty.

Jughead caminaba por la escuela hasta que su celular comenzó a sonar y pudo notar que era su madre.

Tuvo que ir a recoger a su madre del trabajo ya que el motor de su auto falló.

Gladys y Fp se divorciaron hace un tiempo, intentaban ser amigos para que sus hijos no se sientan mal al respecto, pero no quería molestarlo en ese momento.

—¿Cómo esta Betty?— preguntó Gladys entrando a la cocina.

El pelinegro tomó asiento cerca de ella —Nosotros... terminamos.

—¿Qué paso?

—Le oculte algo, se enteró, y ahora no me quiere escuchar.

Gladys suspiró y miró a su hijo —Debiste ocultarle algo muy importante para que te terminé, porque se que esa chica te ama.

—Lo hice. Fui un idiota.

—Si en verdad la quieres espera hasta que decida escucharte, dale su espacio. Pero no renuncies a ella. Se conocen desde los seis años y se que ambos se aman desde hace tiempo.

El dejó escapar una pequeña risa —¿Tan obvio era?

Ella también rió —Podías estar enfadado con el todo el mundo, pero cuando ella llegaba tus ojos brillaban y no dejabas de sonreír.— siguió riendo al recordar —Oh, y cuando decías algo lindo Betty se sonrojaba y comenzaba a tartamudear.

¿Me hablas a mi? - BugheadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora