Jughead JonesLa sensación de tener a Betty a mi lado nuevamente se sentía mejor de lo habitual. Su dedo dibujando líneas imaginarias sobre mi piel, su cabeza sobre mi pecho, sus mejillas parecían de color carmesí, mis dedos jugando con su cabello dorado.
Demonios, la extrañé demasiado.
Ella permanece callada hace mucho tiempo, presiento que se arrepintió de esto. Esta vez debo hablar, no quiero cometer el mismo error y perderla otra vez. Se que la lastimé, se que soy un idiota, pero la amo. Ella me hace mejor persona. En verdad no se que haría si no fuese por ella, tal vez seguiría siendo una mierda, aunque por ser esa clase de persona logré acercarme a ella. ¿Qué hubiese ocurrido si no aceptaba esa apuesta?
—Betts.
—Mhm.— se limitó a contestar
—¿Estás bien?
—Claro.
Aún no me miraba, su dedo seguía deslizándose sobre mi pecho desnudo y los míos aún se enredaban en su cabello.
—¿Estás segura de esto?— me atreví a preguntar haciendo que ella se levante de golpe y me mire por unos segundos, apoyé mi codo sobre la cama para poder quedar a su altura.
Su cara no expresaba nada, en cambio yo tenía el ceño fruncido ya que no comprendía porque reaccionó de esa manera.
—Si. Deberíamos bajar a desayunar.
Desvió la conversación pero le resté importancia, sabía que si le insistía se molestaría y mandaría al demonio la oportunidad de regresar. Ahora solo me preocupaba su madre, no le caía muy bien luego de dejar a su hija de lado a comienzos de nuestra adolescencia, así que ahora me debe odiar más de lo normal.
—¿Tú madre...?
Deje la pregunta en el aire mientras que ella volvía a colocarse su remera de Pink Floyd, volteó hacia mi con una pequeña sonrisa que se parecía más a una mueca.
—No sabe que terminamos.
Betty es muy unida a ella cuando su hermana no esta cerca, según ella la actitud de su madre cambia con la presencia de Polly. Sus padres tenían preferencia por la mayor de sus hijas, eso hizo que las hermanas Cooper tengan una mala relación desde pequeñas.
Fue hace menos de un mes que terminamos, en verdad me sorprendió que no le haya dicho a su madre, aunque eso explica porque invitó a mi familia a la cena navideña este año.
—¿No le has dicho por tu bien o el mío?
Betty ladeo la cabeza pensativa tomando una remera gris de su armario para luego lanzarla hacia mi, la tomé y me la puse ya que era una de las mías.
—Por el de ambos.
Solté una risa suave mientras subía mis pantalones negros, caminé hacia ella y abracé su cintura apoyando mi mentón sobre su hombro, Betty estaba recogiendo su cabello en un moño desordenado viendo su reflejo en el espejo. Ella giró su rostro quedando a pocos centímetros del mío, nuestras miradas conectaron, me acomode para quedar frente a ella y besar la comisura de sus labios.
—¿Qué tienes?— murmuré.
—Nada, solo... es raro.
¿Yo soy raro? ¿Lo nuestro? ¿Haber estado juntos? No entiendo a que se refiere. Parezco paranoico y odio eso, ese efecto que tiene Betty en mi, pero es inevitable.
—Hace un mes terminamos y desde ese momento fueron solo dos besos, solo es eso, es raro todo de repente...
—Hey,— la frené —está bien, sigamos con las reglas, lo siento--
Acaricié su mejilla derecha haciendo que Betty cierre los ojos y niegue levemente.
—No tienes que disculparte, fue un acuerdo mutuo.
Asentí antes de alejarme de ella para caminar hasta la puerta, pero Betty no se movió, inspeccionaba su aspecto en el espejo. Sus inseguridades me dolían a mi, sabía que yo era el culpable. Si tan solo pudiera verse como yo la veo entendería que es hermosa. Sus ojos verdes, su cabello dorado, su piel de porcelana, sus curvas, ella. Ella es perfecta.
—Eres hermosa.
Esas palabras la sorprendieron pero no respondió a ellas, siguió observando su reflejo por lo que me acerqué para tomar su mano y alejarla del lugar donde se debía atormentar noche y día.
—Sé que toda esta mierda es mi culpa pero deja de despreciarte de esa manera. Demonios, Betty, eres perfecta.
Su rostro estaba entre mis manos, ella soltaba algunas lagrimas mientras que yo las limpiaba con mi dedo pulgar. Rompí el espacio abrazando su pequeño cuerpo, su rostro ahora se escondía en mi pecho, mi remera se mojaba por sus lagrimas pero eso no importaba. Betty se aferró más a mi murmurando palabras que no pude oír, las únicas que logre escuchar fueron: No me dejes sola. Ambos deseábamos lo mismo, que el otro no lo deje ir.
No sé cuanto tiempo habremos pasado abrazados hasta que un golpe en la puerta hizo que Betty seque sus lagrimas y abra encontrándose con su hermana.
—Mamá pregunta si estas viva, veo que si.
Sus miradas de odio me ponen incómodo aún conociéndolas hace años. Polly desvía su mirada hacia mi recorriendo mi cuerpo.
—¿Jughead?— pregunta sorprendida.
—El mismo.
—Si que te ha pegado la pubertad, la última vez que te vi eras un niño pequeño y feo.
¡Eso fue hace dos años!
—¿Gracias? Tú tampoco luces mal, anciana.— bromeo haciendo que Betty ponga sus ojos en blanco.
—Coqueteen en otro lado, yo iré a desayunar.
Luego de esa pequeña muestra de molestia, las hermanas Cooper salieron de la habitación mientras que yo caminaba tras ellas. Betty se mostraba fría nuevamente pero a diferencia de otras veces, no podía interferir porque estábamos con su familia.
Tuve que volver a casa de mi papá, claramente Betty no quiso acompañarme, por lo que tuve que regresar solo.
El resto del día no supe nada de Betty, le escribí mensajes pero respondió a ninguno de ellos haciendo que me preocupe, ella podía mantener la regla de hielo pero no desaparecería de esta manera. Hablé con Toni pero a ella tampoco le respondía las llamadas, por lo que decidió escribirle a la señora Cooper, ella dijo que Betty estuvo fuera de la casa toda la tarde. Ambos imaginamos que estaba con amigos o algo por el estilo, así que debía relajarme pero su actitud en la mañana aún me preocupaba.
[Notas de la autora:]
-¿Qué le paso a Betty...?
-Perdón por no actualizar pero estaba entregando trabajos.
-La historia casi llega a los 1k de votos. Cuando empecé a escribir pensé que nadie iba a leerla pero esta recibiendo mucho apoyo, gracias<3
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¿Me hablas a mi? - Bughead
Разное-¿Ves a otra persona más linda que tú? -Tal vez tu novia. -¿Celosa? Jughead y Betty fueron mejores amigos desde que eran niños. A los doce años el pelinegro comenzó a salir con nuevos amigos, los cuales trataban mal a la rubia. Ex mejores amigos. Ju...