Betty Cooper
—Esa fue la última caja.— avisó mi padre bajo el marco de la puerta.
Estaba en mi nueva habitación, ¡Estaba en Yale! Hace dos meses me gradué de la preparatoria, viajé a New York junto a mi novio y ahora estoy en la universidad con la que soñé desde que era pequeña.
En la entrada había una pequeña sala, sus paredes eran de color beige, luego había dos puertas, la de la izquierda era el cuarto de una chica de segundo año y la de la derecha era mía. En la sala teníamos un sofá de color bordo, una mini nevera, una mesa y una TV. Mi habitación tenía una cama la cual mamá insistió en cambiar, un escritorio y un closet.
A unos cuartos de distancia se encontraba Jughead, su habitación era igual a la mía, como todas en este lugar, a diferencia de que el estaba solo ya que su compañero entraría el mes siguiente.
Sobre mi escritorio acomodé tres lapiceros junto a una lámpara y en la pared deje un tablero para mis anotaciones, en las otras pegué fotos con mi familia y amigos. Comencé a doblar mi ropa para guardarla en el armario pero una voz me interrumpió.
—¿Eres Elizabeth Cooper?
Desvíe mi mirada para encontrarme con una chica, su cabello marrón era más largo que el mío, era menor de altura y una sonrisa amable estaba presente en su rostro. Asentí para que ella continúe hablando.
—Soy Donna Sweet, tu compañera de cuarto. Quería conocerte y decirte que si necesitas un recorrido u ayuda con algo toques mi puerta.— explicó con calma.
Ella era bonita y parecía una persona tranquila, no estaba ni cerca a lo que me imaginé, pensé que me encontraría con gente problematica o que juzgara a simple vista como en la secundaria.
—Oh muchas gracias. ¿Quieres ir por un café? Así podremos... no lo se, charlar.— ofrecí.
—Claro, hay uno cerca de aquí.
—Genial.
Tomé un abrigo mientras texteaba a mis padres que saldría por un rato pero que llegaría antes del almuerzo. Caminabamos hacia una cafetería a la que solían ir los estudiantes, ella me contaba acerca de su vida y yo sobre la mía, en verdad era divertida.
Estabamos sentadas en unos sillones verdes con nuestras tazas en manos cuando oí una voz a lo lejos llamandome, al voltear pude notar de quien se trataba.
Jughead.
—Hey, ¿Qué haces aquí?— preguntó luego de depositar un beso sobre mis labios.
—Haciendo una amiga. Jug, ella es Donna, Donna el es Jughead, mi novio.
Los presenté haciendo un raro movimiento con la mano, el se sentó a mi lado quedando frente a ella, estiró su mano y ambos se dieron un apretón de manos.
—Un gusto. ¿Ya hiciste amigas? No es justo, mi compañero ni siquiera llegó. — se quejó como niño pequeño causando que ambas riamos levemente, su brazo rodea mis hombros mientras que Donna parece recordar algo.
—¿Tu habitación es la número 43?
Ambos la miramos confundidos pero el asiente haciendo que los ojos de ella brillen.
Por favor, no otra chica obsesionada con el. No necesito una Veronica 2.0
—Compartes habitación con Bret Weston Wallis.— murmura.
Algo hizo click, ella gustaba de el, ese era el chico del que me habló en un principio.
—¡Ese chico es el que te gusta!
Sus mejillas se vuelven rojas al instante manteniéndose cabizbaja.
—Cuando quieras cambiamos de habitación.— ofrece Jughead mirandome con una sonrisa, golpeó su brazo y el ríe.
—¿El es el chico que nombraste antes, no? Tranquila, no se lo diremos.— aseguro con la mirada puesta sobre Jug.
Ella levanta su cabeza y nos regala una sonrisa triste —Si, pero solo somos amigos.
—¿La historia de los mejores amigos que no quieren arruinar su amistad?— pregunta el.
—Supongo...
—¿Sabes? Nosotros fuimos mejores amigos desde pequeños pero actúe como un estúpido y dejamos de serlo, hace menos de un año volví a actuar como uno pero esta vez logré enamorarla.— me guinó un ojo causando que suelte una risa.
Doy unas palmaditas en su rodilla antes de hablar —Sin embargo, al cometer errores fuimos y vinimos varias veces pero lo bueno es que aceptamos nuestros sentimientos.
Donna sonrió con ternura al vernos.
—Lo que quiero decir es que deberías intentarlo, y ahora que compartiremos habitación te ayudaré. — continúe.
—Bien, bien, lo haré en cuanto el llegué.— aceptó. Ella nos analizó con diversión para volver hablar —Ustedes dos me agradan.
Ambos reímos.
...
Más tarde nos encontramos con nuestros padres en un restaurante cerca del campus, ellos nos esperaban junto a Jellybean, Polly volvió a Harvard por lo que no pudo asistir al almuerzo.
—Aún no puedo creer que mi niño este en Yale.— dijo Gladys con emoción.
—Nadie lo cree.— negó Fp ganándose una mirada de pocos amigos de Jughead y su madre, las únicas que reíamos eramos Jb y yo.
—¿Si sabes que eres mi novia, verdad? De mi hermana me lo esperaba pero tu se supone que me defiendes en estos casos.— se quejó indignado a lo que solamente seguí burlandome de el, golpeé suavemente su brazo.
—¡Hey! Yo soy una buena hermana.— bufó Jellybean.
—Eres bastante grande como para defenderte solo.
Jughead enarco una ceja y una sonrisa se dibujo en su rostro, sabía que haría uno de sus chistes por lo que pateé su pierna disimuladamente.
La comida llegó minutos después, conversamos sobre las clases y nos dimos cuenta que no coincidiamos en muchas, papá dijo que debería llamarlos aunque sea una vez a la semana, en cambio Gladys le ordenó a Jug que la llamará todos los días.
—Es hasta que me acostumbre a tu ausencia.
—Mamá, creo que ya estas acostumbrada, vivía con los Cooper.
Mi madre lo señalo con su tenedor antes de meter en su boca lo que había en el, una vez que lo tragó volvió a señalar a Jughead.
—Es verdad, ese niño invadió mi casa y se robó a mi hija.— bromeó haciendonos reír, el se llevo una mano al pecho fingiendo dolor.
—Y yo que pensaba que usted me quería.
—Te conozco desde que naciste, puedes tutearme, cariño.
Mi madre sonrió con ternura y Jughead asintió con una sonrisa tímida, eso si que era raro de el.
—Bueno, brindemos por nuestros hijos.— pidió Fp.
Todos levantaron sus copas antes de decir: —Salud.
[Notas de la autora:]
-Donna me da ternura.
-El próximo capítulo será el epílogo...
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¿Me hablas a mi? - Bughead
Random-¿Ves a otra persona más linda que tú? -Tal vez tu novia. -¿Celosa? Jughead y Betty fueron mejores amigos desde que eran niños. A los doce años el pelinegro comenzó a salir con nuevos amigos, los cuales trataban mal a la rubia. Ex mejores amigos. Ju...