Yoongi y Jin llevan un matrimonio de 7 años, por los cuales han tenido que pasar por situaciones difíciles tales como quedar casi en banca rota, la infidelidad de Yoongi perdonada por Jin y la mas fuerte. La muerte de su hijo.
Es por esto que Jin si...
Le juro que sería la última vez que las cosas llegarían hasta ese punto dónde se vuelven individuos, coexistiendo en una casa tan fría y sin cimientos que la fortalezcan. Yoongi le prometió que no volvería a dejarle de lado está vez, que seria diferente y que todo su sentir y pensamiento sería solo dedicado para el.
Que volvería a reconquistarlo y que luchará por su matrimonio día con día.
Pero Jin se siente dividido, por una parte su corazón palpita de prisa al pensar en ello, al escuchar las cálidas palabras de Yoongi acariciarle el oído después de que terminan de estar juntos. Porque ahora Yoongi parece haber tomado su segundo aire, está ves con más fogosidad y perversión. Pero también su corazón duele, porque Jin ya está cansado.
Cansado de esperarle a qué pasé, a qué mágicamente suceda el cambio del que el pelinegro le jura.
Sobre todo porque aunque nunca le echo en cara su infidelidad y que a raíz de esto quedaron casi en banca rota, Jin no olvida, no puede porque le dejo marcado para siempre, por eso le es difícil creerlo.
Jin no cree que Yoongi pueda salvar su matrimonio.
No pude, porque no se fia de el.
Y porque tampoco está poniendo de su parte para lograrlo.
Entonces no sabe porque, es que le dió una nueva oportunidad a Yoongi.
¿Porque le dió una oportunidad a este matrimonio que le lastima y le consume?
¿Porque lo hizo, si ya no lo deseaba?
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—Ya no me pases más citas Mar.
El médico rubio levantó su vista del complicado informe con respecto al cambio del nuevo jefe de médicos del hospital, para ver a su nueva secretaria de pie en la puerta de su consultorio.
—Le buscan —levanto su pulgar señalando hacia la parte de atrás donde se veía al castaño cabizbajo sentado en la silla del rincón— ¿Lo hago pasar?
Tan pronto se dió cuenta de que se trataba de su paciente favorito, Hoseok se puso en pie cerro su informe y lo dejo en su escritorio. —Si, dile que pase. —Le dijo a su secretaria con media sonrisa en sus labios mientras se quitaba su bata.
—¿Entonces, continúo con las demás?
El medico rubio nego.
—No, cancela las demás. —Se humedecio los labios sin apartar la vista del castaño perdido en sus pensamientos—. Solo lo atenderé a el. Mañana llegó tarde.
Su secretaria asintió, anoto un par de recordatorios en su pequeña libreta de notas y llamo al castaño para que pasara.
Tanto tiempo había pasado para volver a ver al castaño que le había dejado encantado desde la primera vez que le conoció en su consultorio y ahora que se encuentra frente a el, piensa que no podrá dejarlo ir tan fácil. A menos que pueda conseguir algo más de él.
