Aniversario.

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(Dos días después)

Jin suspiro y frunció su ceño con molestia. El está sentado en el sofá que está cerca de la ventana de su habitación. Estaba tratando de releer uno de sus viejos libros, cuando Yoongi entro a la habitación también.

Desde aquella noche que hablo con el médico rubio, Jin volvió a su casa y rechazo cualquier intento de su esposo por hablar, de aclararle las cosas o de tocarlo. Claramente el pelinegro no se quedó sin hacer nada y le estuvo insistiendo toda la noche sin dejar dormir tranquilamente al castaño pero Jin lo solucióno encerrandose en la habitación vacía, la que habría sido para su hijo.

A la mañana siguiente, Yoongi hizo exactamente lo mismo incluso no fue al trabajo e intento todo el día acercarse a su esposo, el necesitaba explicarle lo de su asistente que no era lo que él pensaba pero era en vano pues el castaño solo lo ignoraba, evitaba y cortaba bruscamente cualquier intento de él por tocarlo.

Sin embargo Yoongi está mañana ha cambiado de táctica. Ya no le insistirá para que lo escuche y le perdone, el que no haya llegado en casi dos días. Simplemente actúa como normalmente lo haría y le pidió que le ayudara a preparar su café de siempre.

—¿Puedes ayudarme? —le pregunto Yoongi desde el marco de la puerta.

El castaño lo ignoro, y trato de seguir leyendo.

—Jin —Evita resoplar y le vuelve a llamar— ¿Me escuchaste...?

Jin no le prestó atención, dió un respiro y paso página cruzando la pierna. Eso hizo impacientar al pelinegro, el se acercó entonces y Jin rápidamente dirigió la mirada hacia él sintiendo nervio de repente por verlo acercarse.

—Vete —le dijo con el corazón acelerado, Yoongi trato de tocarle la mano pero este con un ademán frío la apartó y se cruzó de brazos irritado— No me hables déjame en paz —le dijo.

Yoongi tenso la mandíbula.

—Baja conmigo y ayúdame con el desayuno —le pidió. Jin rodó los ojos con fastidiado y volvió a abrir su libro— Jin que bajes

El castaño suspiro pesado. Su esposo no iba a quitar el dedo del renglón.

—No.

—Ya es tarde tengo hambre, ¿tu no tienes?

Jin se encogió de hombros y volvió a pasar página.

Yoongi exhaló con fastidió y evito soltar una maldición. Cuánto le enfada que Jin no le preste atención cuando le está hablando. Si por el fuera, ya le habría arrancado la ropa y lo amaría ahí mismo.., le suena tentador. Pero rápidamente sacude su cabeza y desecha ese pensamiento, que se vuelva una bestia no va a solucionar nada. Quizás Jin tuviera ganas como él, quién sabe, y después de un rato le gustará pero al terminar esta muy seguro que su esposo seguiría molesto con él.

—Quiero café —pidió— baja y ayúdame

—Hazlo tú, no me necesitas —respondió torciendo los labios.

—A mi no me queda —Yoongi aprovecho que Jin no le veía y le agarro de la muñeca sorpresivamente— a ti si, vamos

—¡Que no y suéltame! —se jaloneo. Yoongi le apretó con más fuerza y gruño hartó.

—¡Joder Jin! —Exclamo— ¡Eres mi esposo y quiero que bajes conmigo! 

El castaño se quedó con la boca abierta y después la cerro frunciendo el ceño con molestia. No le apetece hacerle nada al pelinegro, sigue molesto y no quiere ni que le dirija la palabra, sin embargo de alguna manera siente que debe hacerlo.

SMERALDO (sujin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora