El llanto de una bestia.

562 84 38
                                    


Le ha estado dando vueltas la cabeza.


Yoongi entra a la casa haciendo un ruido tan estruendoso que opaca la fuerte ventisca de la madrugada de invierno. Han pasado dos días desde aquella noche, no lo ha visto a la cara, no se han topado. Tampoco ha escuchado su voz ni su llanto, es como si ya se hubiera marchado. Pero lo está.

Ha bebido bastante en estos tres días. El sabor a cerveza le ha dejado un amargo sabor en la boca, él olor a cigarrillo y el dulzón de los problemas salpicados de sangre, se ha quedado impregnado en su ropa sucia de sudor, manchas de fluidos, empapada de la nieve de diciembre y de su llanto de tristeza.

Lo nuestro ya no puede seguir...

A cada paso que da, lo recuerda una y otra vez.

Quiero el divorcio. Ya no puedo estar a tu lado, me haces daño...

Habré la puerta de la habitación de un portazo y de inmediato clava su mirada en él. Está sentado en ese sofá donde siempre se dedica a ver sus fotografías ó leer sus libros. Trata de llamarlo pero su garganta duele y de sus labios sale solo un gruñido doloroso.

Su esposo se inquieta y reacciona girando su rostro hacia la puerta. Ahí está él.
Tiene la misma ropa con la que se fue aquella noche, un suspiro angustioso se escapa de sus labios al ver que se encuentra bien luego de casi tres días sin verlo en casa pero rápidamente un gélido sudor le baja por la espalda al ver su expresión.

Esa expresión en el rostro pálido, sucio y con costras de sangre de Yoongi. Sus ojos felinos están más negros y le miran con fiereza, su pecho sube y baja rápidamente con su respiración alterada.

—Yoo... Yoongi...

Ese débil susurro no logra nada. Se pone en pie rápidamente tirando al suelo los álbumes que había visto anteriormente cuando su esposo se acerca amenazante a él. Jin percibe su corazón latir con fuerza, pero no por miedo, no teme a qué Yoongi le lastime.

Es porque se ha vuelto una Bestia.

Yoongi siente su sangre arder y correr rápidamente por sus venas provocando un calor por todo su cuerpo. Se arranca la camisa sin quitar la mirada de su imperturbable esposo, porque lo mira con esa dulce, inquietante y maldita melancolía. No dice nada pero el pelinegro olisquea su miedo y gruñe de nuevo.

Él da un paso hacia atrás buscando evitar lo que sabe, su esposo exige, pero Yoongi con los sentidos más agudizados lo agarra sorpresivamente del brazo y con fuerza lo atrae hacia sí, primero en un dolido abrazo y enseguida sus manos frías buscan su rostro, lo sostiene de las mejillas y une sus labios en un beso ardiente, apasionado y necesitado.

Un beso que para Jin sabe mal, sabe a dolor.

La conciencia de Yoongi se apaga lentamente con forme su cuerpo palpita en deseo mientras va despojando hábilmente de la ropa, la bella silueta del castaño. Lo arrastra a tropezones por el suelo porque él no quiere.
Yoongi pierde todo pensamiento coherente cuando la Bestia que hay en él, toma posesión de su cuerpo. Cuando tiene demasiado dolor que no puede drenar.

—Yoongi, por favor no.., no hagas esto —Jin trata de mantenerse imperturbable aunque el pelinegro ya lo ha dejado desnudo por completo en el suelo—. ¡Yoongi! —Esta vez grita su nombre luego de querer escapar de sus brazos. Su esposo lo ha levantado por la espalda y con fuerza absurda lo ha arrojado a la cama.

Para este punto Jin ha optado por dejarse. Ya no se aleja ni evita que su esposo quiera tener sexo con él. Solo cierra sus ojos y se abandona.

Yoongi tiene la sangre en la cabeza su vista nublada y su pecho lleno de sentimientos oxidados. Se recuesta encima de él aplastándolo con su cuerpo tibio, duro.

SMERALDO (sujin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora