No se ama, si se lastima.

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Ya era más del medio día cuando Yoongi llegó a casa. Entro cautelosamente en la habitación y lo vio. Jin estaba de pie mirando hacia la ventana con los brazos cruzados y en cuanto se giró a verlo, las lágrimas brotaron de sus ojos castaños.

—Jinnie —dijo Yoongi, el tono bajo de su voz solo provocó más llanto en Jin.

Se acercó en dos zancadas y trato de abrazarlo, pero Jin lo rechazo empujándolo con brusquedad.

—¡No! —Respondió Jin, saliendo de la habitación. Sentia una espina en el corazón que se le encajaba más profundo con solo sentir las manos de Yoongi en su espalda tratando de abrazarlo.

Bajo las escaleras a prisa para irse. Ahora el sería quien se iría por días para que Yoongi se quedará con el alma pendiendo de un hilo porque no le diría nada. Atormentandose por la noche pensando que pudo haberle pasado algo malo y que al final cuando supiera dónde había pasado la noche, llorara amargamente como él por la mañana cuando fue a buscarlo a su trabajo y se enteró por una secretaria que su querido esposo no se presentaría a trabajar ni tampoco su asistente pues se encontraban juntos.

—Estaba en un bar —Yoongi lo alcanzó a detener del brazo, al bajar el último peldaño de la escalera— se me pasó el tiempo por favor discúlpame...

Jin le miro con recelo y con rabia se limpio sus lágrimas. Ya no quería llorar más por él, Yoongi no se lo merecía y ya estaba cansado de esto, ya no quería sufrir más por Yoongi y su matrimonio.

—¡Te espere toda la maldita noche... Y está mañana fui a buscarte al trabajo! —le respondió con un grito, Yoongi se quedó perplejo y dejo libre el brazo del castaño, no imagino que iría a buscarlo— ¡Me dijeron que no habías ido desde ayer...!

—Porque estaba bebiendo, —le interrumpió con inquietud— sabes cómo me pongo cuando tomo y...

—¡Estabas con ella! —dolió tanto decirlo, pero a Jin le lastimó más notar el destello de sorpresa en los ojos felinos de su esposo—. ¡Y no te atrevas a negarlo!

Yoongi trago con dificultad y aparto la mirada sabiendo que esa impresión y ese gesto que hizo solo lo había delatado y que Jin a causa de eso, se haría telarañas en la cabeza.

El castaño negó triste y se dió la vuelta para entrar a la cocina. Necesitaba su abrigo, afuera estaba haciendo un intenso frío. Yoongi entro también.

—Si, —admitió con la voz atropellada por los nervios, todo se estaba complicando de pronto— estaba.., amanecí en su casa pero no es lo que tú piensas —añadió rápidamente— déjame explicarte Jin...

Yoongi se afligió al verlo llorar abiertamente. Sabía que debía cerrar la boca pues todo se estaba complicando por su culpa, por la impresión equivocada que estaba dando al castaño, pero no pudo parar. Y siguió insistiendo tras él para que lo escuchase, no podía permitir que Jin se fuera pensando lo peor de él y sufriendo en vano por creer algo que no era.

Jin exhaló con dolor mientras se colocaba encima el abrigo. Salió de la cocina y se retorció con recelo cuando Yoongi le abrazo por detrás.

—¡Suéltame! —le ordenó con la voz ronca por las lágrimas—. ¡No quiero escuchar tus mentiras!

Con el corazón desbocado, Yoongi se aferró a él y con dos movimientos hábiles, lo giró hacia él afianzando más su agarre.

—¡¿A dónde vas?! —no podía dejar que se fuera de esa manera— ¡No estás pensando claramente Jin!

—¡No te importa dónde vaya y lo que haga! —se retorció entre sus brazos buscando liberarse, pero su esposo no quería ceder—. ¡Si tú puedes hacerlo sin importar lo mucho que me preocupe por ti, entonces yo también!

SMERALDO (sujin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora