Confesión.

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—¿Aquí vivías antes de mudarte a Busan?

Jin quien se había mantenido en un hermético silencio durante el camino, parpadeo un par de veces dirigiendo su mirada hacia el portón de la casa de su madre el cual ya se encontraba cerrado.

Jin asíntio suavemente antes de responder.

—Es casa de mi madre —Jin evito mirarlo otra vez. Luego de la confesión de amor del médico rubio, mirarlo a los ojos le resultó un tanto difícil—. Debo irme, —dijo abriendo la puerta— ya es tarde y seguro mi madre...

—Jin... —El castaño se volteo a mirarlo notando cierta expresión de inquietud en sus ojos, Hoseok le agarro de la mano y no lo soltó— Quisiera ir a.., —el rubio se lo pensó un segundo pues lo que le dirá a Jin puede que le ofenda y le afecte hasta cierto punto. Pero ir a la tumba de Suk Ahn es algo que de verdad necesita hacer— quiero ir a donde está Suk Ahn —lo miro esperando a que aceptara— ¿Puedes mostrarme?

El lugar donde descansaban los restos de su pequeño Suk Ahn, era algo muy importante y sagrado para Jin. Solo su madre y Yoongi podían ir y estar allí porque compartían la misma dolorosa ausencia que les había dejado su pequeño, a nadie más le permitió entrar a lo que Jin desconcertado por lo que el médico le había pedido, negó lentamente con la cabeza.

—No —dijo en un susurro— No.

Hoseok suspiro y su ánimo cayó ante la negativa del castaño, aunque era algo que en verdad necesitaba hacer como un alivio a sus pensamientos al final comprendió el porque Jin no quiso hacerlo. Le acarició la mano con cariño y le sonrió flojamente antes de soltarle.

—Esta bien Jin, descuida —le dijo— creo que eso es algo muy importante para ti y yo no tengo el derecho aún para hacerlo, ¿No es así?

Jin asíntio luciendo incómodo y dirigió la mirada hacia la puerta semi abierta del auto. Hoseok se rió cansado y le soltó lentamente la mano fría al castaño.

—¿Sabes?, creo que es lo mejor...

Jin se aventuró a mirarlo notando entonces el perfil perfecto del médico que en conjunto con su sonrisa cálida y su actitud positiva lo hacían deslumbrar ante sus ojos como algo que recién descubría. Así como cuando los primeros rayos del sol van tocando tímidamente los rincones más oscuros y gélidos de su habitación, así de esa manera Hoseok sin ser conciente se estaba mirando a los ojos tristes de Jin.

—Porque prefiero ir contigo de la mano —le dijo seguro— cuando tú me hayas aceptado.

Jin no pudo reaccionar a eso, salvó retroceder y salir del auto con el corazón palpitandole con fuerza cuando Hoseok se acercó a él queriendo ayudarle con la puerta pero como existía el recuerdo de un beso robado, el castaño no se permitiría que volviera a suceder lo mismo.

No cuando Jin rechazo su confesión de amor.

—¿No vas a invitarme a pasar? —Pregunto el médico luego de bajarse de su auto para seguir al castaño.

Jin se detuvo en seco y se giró en redondo hacia el con la expresión de sorpresa y nerviosismo mezclados en su rostro.

—¡No! —Exclamo Jin deteniendo al médico del pecho. Hoseok enarco las cejas sonriendo atrevido y Jin enrojeció tanto que las retiró enseguida— ¡No, no puedes pasar! ¡Ni se te ocurra!

—Pero dijiste que somos amigos, Jin. —le recordó fingiendo decepción— Me aceptaste como tu amigo, ¿Ya lo olvidaste tan pronto?

Jin abrió la boca para responder a eso. Era verdad que su amistad fue lo único que le pareció sensato. Aunque ciertamente Jin no está del todo seguro con que un hombre casado como el, pueda tener una amistad como la que el médico le ofreció. Cree que puede ser peligroso.

SMERALDO (sujin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora