SMERALDO (sujin)

Merecer

—¿A quien estás esperando?

Jin estaba mirando por la ventana a la espera de el auto del médico. Le mando la dirección con una calle de diferencia así cuando lo viera pasar. El saldría sin tener que preocupar a su madre.

El castaño dió la espalda a la ventana y con una media sonrisa negó.

—A nadie, solo... pensaba —Su madre se acomodo a su lado en el sofá, dejo su taza de té en la mesa y le dió la otra a su hijo.

—Ese es el problema, —dijo volviendo su mirada al castaño— estás pensando demasiado en lo que paso y eso te hace daño.

Jin frunció el ceño.

—No lo hago. —Y para que su mentira fuera más creíble le sonrió y trato de cambiar la dirección en la que esa plática iba—. Las fresas estuvieron estupendas, no salió ninguna ácida creo que por fin esa huerta te está resultando.

Pero su madre no se lo iba a permitir.

—Hijo, dime cómo están las cosas entre ustedes. —Lo vio inspirar profundo y apartar la mirada de la suya—. Me preocupas

—Pues no te preocupes, madre.

Respondió enseguida. Tal ves sonó algo grosero pero es que en verdad no quería hablar absolutamente nada de su vida marital con su madre, con ella no al menos. Porque acabaría llorando.

—Yoongi y yo estamos bien. —Estamos bien, repitió más para si mismo que para ella dándose cuenta que no podía ser más
descarado que eso.

—¿Sabes de qué me di cuenta? —Continuo ella.

Jin suspiro.

—Mamá...

—De que ustedes no superaron nada o al menos tu Seokjin.., y me da mucha pena, me preocupa bastante tu situación hijo.

—¿A qué te refieres? ¿Cuál situación? —Dejo la taza de té sobre la mesa al sentir sus manos temblorosas y su voz ir perdiendo su fuerza. Su madre estaba dando peligrosamente en el blanco de sus emociones bien ocultas en su interior—. Yoongi y yo estamos bien ahora, ya te lo dije. Por favor ya dejemos eso y no te preocupes más.

—Ay hijo, soy tu madre. Te conozco perfecto tu a mi —se tocó el pecho— no me vas a engañar. Se que estás haciendo las cosas mal.

El castaño suspiro con frustración. Podía percibir los latidos fuertes de su corazón en sus orejas y una bola enorme de dolor irse formando en su garganta.

—Tu más que Yoongi. —Agrego ella, provocando que su hijo le viera con el ceño fruncido. No quería ser duro con el, pero su hijo tenía que escuchar—. Jin hijo, tu no eres feliz. Puedo verlo en tus ojos.

—¿Estás diciendo que todo es mi culpa? —Pregunto sintiendose ofendido.

Jin quería contenerse, pero no pudo. Por esta razón evitaba visitar a su madre y es que corría el riesgo de que ella se diera cuenta de lo que realmente quería ocultar y que ni siquiera el puede aceptar, justo como ahora.

—No estoy diciendo que sea tu culpa hijo. —Aclaro— Quiero que me entiendas...

—¿Entender que? —Interrumpió con molestia—. Si todo se arruinó desde que el me engaño.., ¿Cómo esperan tu y Yoongi que yo sea como antes, si estoy...?

Jin aparto la mirada y pellizco el puente de su nariz. Se mordió los labios con fuerza, tenía que parar de hablar si no todo se saldría de control.