Un ramo de Smeraldo.

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En el peor momento de su vida es cuando resulta tener el mejor momento de su vida, como director general de su empresa.

Es absurdo y cruel, pero lamentablemente así es. Rodeado de gente importante de colegas extranjeros, de su equipo trabajando y produciendo efectivamente lo que Yoongi había planificado con anterioridad. Todo, en su vida laboralmente está mejorando día con día, que pasa metido más de la cuenta en su oficina.

Para su yo egocéntrico, arrogante y orgulloso. Amante del trabajo, de la perfección. Ésto, habría sido suficiente para lograr sentirse en la cima, superior a cualquiera. Sin embargo en el momento tan difícil en el que se encuentra. Yoongi no puede sentarse a disfrutar de su trabajo, no puede sonreír complacido, tampoco tomar grato a nada en su “honor” y por más que escuche una y otra vez que la empresa esta creciendo gracias a él, a su dirección y buen manejo. No logra sentirse agusto con él mismo.

Porque le falta lo más importante en su vida. El amor de su esposo Jin.

Es así que de pronto siente que ya no puede más con ese dolor de cabeza infernal y se levanta abruptamente de su asiento, harto de todo y de todos los presentes en la sala de juntas. Yoongi sale del salón ignorando los exclamos y las preguntas de sus colegas que lo miran extrañados, salvó una persona.

Entra a su oficina sin cerrar la puerta, sabe que ella viene detrás de él. Se quita el saco de una y lo arroja a su asiento de mala gana.
Exhala su aliento trémulo pasándose ambas manos por sus cabellos negros hasta deslizarlas por su nuca cerrando sus ojos un momento, buscando sentir algo de alivio cuando la puerta a sus espaldas se cerró despacio y con cuidado.

—Él sr Yu, dijo que dejaría la reunión para el jueves. —Le informo ella enseguida.

Al escuchar su voz suave, Yoongi volvió a exhalar sintiendose exhausto. Mirando por la ventana el atardecer, uno a uno los recuerdos de su esposo él castaño, esperando por él en casa listo para arroparlo con sus besos con su cariño, su cuerpo, su bendito café. Vinieron a su memoria llenandole el pecho de nostalgia y dolor.

—¿Necesita algo sr Yoongi?

¿Que es lo que ha pasado con él? Se pregunta Yoongi. No ha recibido ninguna noticia de él, ninguna llamada o mensaje por equivocacion. ¿A dónde se fue? Todas las noches que pasa caminando por esa calle, se detiene en su casa, todavía la llama así. con la esperanza de encontrarlo, pero Yoongi siempre encuentra las luces apagadas. ¿Estará bien... sin mí?

—¿Sr Yoongi...?

Permaneció así, inmerso en sus recuerdos por un instante que no se percató de que su asistente le llamaba por segunda vez.

—Sr Yoongi...

Entonces reaccionó y entre parpadeos giro el rostro a su derecha. Bibi ya estaba a su lado mirándole con preocupación.

—¿Se siente bien? —le pregunto agarrándole del brazo pues repentinamente el semblante del pelinegro parecía estar apunto de empeorar—. Creo que es mejor que tome asiento.

Yoongi no dijo nada, solo se dejó ayudar por ella. Aunque en otro momento, no se lo habría permitido que le tratara como si fuera frágil y sumamente débil haciéndole sentir aún peor.

—Deberia de ir con un médico —le dijo en un susurró todavía de pie a su lado— se ve muy mal sr Yoongi. Si, si.. quiere, puedo acompañarlo —inspiro hondo, quizás fuera muy atrevido de su parte pero en verdad desea hacerlo—. Yo me sentiría más tranquila, si voy con usted.

Yoongi la miró a los ojos y le agarro del codo con algo de brusquedad, logrando sorprender a la chica de esbelta silueta quien se mantenía de pie a su lado. A Yoongi le está causando un gran conflicto saber que ella se preocupa por él, no sabe exactamente la razón de esto pero es así. Y se da cuenta de que para Bibi ya le es imposible mantenerse al margen de este asunto.

SMERALDO (sujin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora