Corazón en penumbras y Tómame de la mano.

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Su corazón latía con fuerza. Sentado en la sala de espera de aquel consultorio, Jin esperaba a que le llamarán. Estaba tenso, encogido entre sus hombros sintiendose nervioso, presionado, asustado incluso. No sabía que esperar de esto.
Y es que jamás pensó, que en su vida llegaría a necesitar de la ayuda psicológica para afrontar sus sentimientos.

Pero allí estaba, ya no podía echarse para atrás.

—Kim Seokjin —le llamo la secretaria y le señaló el pasillo—. Adelante, ya puedes pasar.

Camino por el estrecho pasillo hasta la última puerta maldiciendo sus latidos frenéticos. Esto no sería tan difícil, no lo era. Se decía así mismo pero no dejaba de querer rehuir de la situación.

Apretó sus puños con fuerza y se humedecio los labios ansioso, necesitando en ese preciso momento al médico rubio a su lado. ¿Por qué no le acompaño?

“Puedo tomarte de la mano, pero no puedo obligarte Jin”

“Esto debes hacerlo tu solo”

“Tienes que ser valiente”

Cuando la puerta se abrió, un hombre de media edad y de sonrisa amable le hizo pasar a su consultorio educadamente. Jin tomó asiento en el comodo sillón marrón y esperó.

Él hombre también se acomodo y le dió un leve asentimiento de cabeza al castaño nervioso.

—Me presento —empezo— soy Ha Dohyun, psicólogo clínico. Y te doy la bienvenida a mi consultorio.

La voz del hombre era afable y académico. Jin sintió un poco menos de tensión pero aún así no pudo decir nada y se apeno bajando la mirada al suelo alfombrado. Por un instante la habitación se quedó en silencio, después él hombre continuo.

—Tengo entendido, que nunca habías estado con un psicólogo. ¿Cierto?

Jin levantó la mirada y negó con la cabeza para volver a ocultarla avergonzada.

—Bien, Seokjin —continuo— entiendo que al ser nuevo para ti, puedo hacerte sentir raro, nervioso y asustado —le dijo con tono suave y eso logro captar la atención del castaño—. Eso es normal. Te explicare mi forma de trabajar, el tiempo que durarán tus sesiones y las reglas que llevarás durante tu tratamiento, ¿estás de acuerdo?.

Jin parpadeó algo aturdido y volvió a sentir. Él hombre sonrió. Se colocó sus gafas y suspiro abriendo su block de notas. Luego volvió la mirada al chico.

—Seokjin —le hablo con esa sonrisa amable y espero un poco—. Dime, ¿que es lo que te hizo venir conmigo? —le pregunto— ¿Que es lo que te trajo aquí? ¿Puedes contarme?

Él castano abrió la boca intentando decir algo, responder a esas preguntas. ¿Que era lo que le había llevado hasta allí? Pensó de inmediato en Yoongi, en su matrimonio y en su dura separación. Pensó en todo el tiempo que estuvieron distanciados, ignorandos y todo lo que se gritaron retumbo en su cabeza tan duramente que tuvo que bajar la mirada y cerrar los ojos con fuerza. Tuvo que dar un respiro profundo y al abrirlos un duro sentimiento de tristeza le robó un suspiro. De repente pensó en su hijo Sun Ank y en que todo se fue desmoronando cuando él partió de su vida.

Levantó la vista llorosa del suelo y miro afligido al hombre. Él se veia que le escucharía de verdad, quizás podría confiar en él, pero se contuvo y se volvió a intimidar.

—No pienses que es un interrogatorio Seokjin. Esto es para irte conociendo como persona saber tus pensamientos, saber lo que te preocupa y ayudarte a comprender. Necesitamos tener un buen nivel adecuado de confianza para que tú puedas expresarte con total libertad —le dijo— lo que me digas es secreto, no puedo decirlo a nadie mas. Así que puedes sentirte tranquilo.

SMERALDO (sujin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora