Celos.

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Con la mente en penumbras sintiendose herido y molesto. Frustrado en realidad, Yoongi subió a su auto descargando su furia contra el volante, soltando golpes. Tenía la esperanza de que Jin le diera una oportunidad de demostrarle que estaba arrepentido, que quizás él estaría igual deseando lo mismo. Pero cuando le dijo que no quería ya nada de él, ni siquiera su arrepentimiento. No pudo soportarlo ni tampoco aceptarlo y salió con la rabia y el dolor perforandole el estómago, sintiendo el sabor amargo de las lágrimas estancarse en su garganta.

No podía concebir que Jin ya no deseara seguir con él, con su matrimonio. Si él estaba dispuesto a todo para salvarlo, Yoongi estaba más que dispuesto a cargar con todo en su espalda todos los daños y cambiar por darle tranquilidad a él. Jin es el amor de su vida y eso es lo que se hace cuando se ama.
Así lo creé.

“Tengo el presentimiento, de que haga lo que haga... no servirá de nada”

¡No maldición!

Maldice cerrando sus puños con fuerza al recordar las palabras de su asistente y vuelve a llorar con amargura y desesperación. No puede aceptarlo, no quiere creerlo, entonces se limpia las lágrimas con tosquedad y baja de su auto otra vez. Lo cierra y vuelve a entrar en el hospital, lo necesita, su corazón y su cuerpo se lo piden a gritos.

Aunque Jin se niegue ahora, porque entiende que este lastimado y que tampoco quiera verlo. Yoongi no se rendirá hasta volver a recuperar a su esposo. Entra desesperado al edificio y se apresura a ir a la habitación, pero su orgullo herido le hace vacilar por un instante. Sin embargo el amor por su pareja era mas grande que lo que estaba sintiendo.

Abrió la puerta entrando sin hacer ruido y cerro la puerta despacio por detrás suyo, para después quedarse mirándole de pie.

Jin había llorado en silencio cuando lo vio marcharse. Estaba mirando por la ventana, pensando con tristeza en lo difícil que sería reconstruir su vida y perdonar. Hacer que deje de doler y perdonarlo, pero sobre todo perdonarse así mismo. Cuando el ruido de la puerta siendo abierta, le saco de sus pensamientos. Fue entonces que lo vio nuevamente dentro de su habitación de hospital.

Un trémulo y débil suspiro se le salio de sus labios.

—¿No lo entiendes...?

Dijo apenas con un hilo de voz. Estaba tan cansado, debilitado. Como si sus sentidos se estuvieron adormeciendo, seguramente por el medicamento entrando gota a gota por sus venas. Pero el corazón de Jin si estaba consiente y seguía sufriendo al verlo.

Yoongi había regresado con el orgullo pisoteado y el corazón sangrandole por su rechazo. Sus profundos ojos negros le miraban duramente, como si no pudiera evitar reprocharle el que no hiciera nada por remediar su separación. Pero Jin le devolvió la mirada con decepción y tristeza provocando que Yoongi se doblará de temor. Su rostro se fue descomponiendo en aflicción mientras se fue acercando lento y temeroso a él.

—Yoongi...

Escuchar su nombre salir de sus labios como un pesar, encontrando melancolía y dolor en sus hermosos ojos fue lo último que pudo soportar. No quería que lo mirara así, le dolía y le hacía sentir miserable, entonces con un ágil movimiento se subió a la cama con él, enseguida echándose encima de sus piernas dejando su cabeza en su vientre, abrazándose a su cintura. Aferrándose así a sus propios recuerdos y deseos egoístas porque a pesar de sentirse herido por su rechazo, era él quien no perdía las esperanzas.

Jin reaccionó tarde entre parpadeos, efecto del adormeciendo de sus sentidos y su sistema nervioso. Alejo sus brazos del pelinegro bajando la mirada anonadado por lo que hizo. Sus manos al rededor de su cintura le abrazaban con fuerza y desesperó. El peso de su cuerpo le provocaba un poco de presión en sus piernas.

SMERALDO (sujin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora