EL DEBER DE UNA SAILOR

40 6 0
                                    

CAPITULO 6

EL DEBER DE UNA SAILOR

18 años antes

Después de haber dormido quien sabe cuantas horas, Andrew despertó en la recamara de Makoto, aunque ella seguramente ya se había levantado pues no estaba a su lado. Las sábanas y toda la habitación estaban impregnadas con el olor de ella, haciendo que rememorara lo ocurrido la noche anterior y despertando de nuevo en él aquel deseo tocarla, besarla y estar de nuevo entre sus piernas; sin embargo, cuando escuchó sonar su móvil que estaba en la comoda de al lado y al tomarlo vio que en la pantalla aparecía el nombre "REIKA" aquella erección mañanera desapareció.

Por supuesto no contestó la llamada a su novia y apagó el móvil. No era el lugar ni el momento adecuado para hablar con ella.

Tomó su ropa del piso y comenzó a vestirse para salir de la recamara e ir al encuentro de Makoto, pero mientras lo hacía miró un libro de educación sexual en el escritorio de ella junto con otros de sus libros escolares que le hizo recordar que la noche anterior no había usado condón y entonces en silencio se preguntó "¿Qué carajos hice?"

Nunca había sido tan irresponsable como para tener sexo sin cuidarse; pero la noche anterior había perdido el control sobre si mismo; y de pronto en su mente comenzaron a formarse escenarios poco agradables en caso de que se diera un embarazo; como por ejemplo, no poder iniciar la especialidad después de que obtuviera su título de médico; aunque si algo le preocupaba más que ver truncada su carrera era pensar en que en dado caso la más perjudicada sería Makoto, pues ella al ser tan joven podría ver su salud comprometida. Inmediatamente se dijo que para reducir las posibilidades de que aquello sucediera la única opción era que ella quisiera tomar una píldora de emergencia, pero para conseguir la píldora tendría que conseguir la receta médica, y para tener la receta debería llevarla a consulta médica... ¡Pero oh mala suerte! Era domingo, un día en que difícilmente podría encontrar un consultorio médico que no atendiera sólo urgencias.

Se le ocurrió entonces la idea de presentarse al hospital donde tenía prácticas algunas veces en la semana y pedirle de favor a alguno de los doctores que ya conocía que le dieran una receta; algo bastante vergonzoso porque muchos de ellos eran sus maestros en la universidad y quedaría en evidencia su irresponsabilidad; pero era eso o que lo de la noche anterior tuviera consecuencias.

Ahora faltaba hablarlo con ella. Hacerle ver que podría estar en riesgo de quedar embarazada, explicarle que para reducir las posibilidades de que eso sucediera la única opción era que se tomara una píldora que probablemente podría causarle malestares desagradables y desajustes hormonales y ya con la información a la mano, que ella decidiera. Y por supuesto, después disculparse por ser él quien le provocara todo eso.

-0-0-0-

Andrew salió de la habitación de Makoto pensando en la manera en que abordaría el tema de lo sucedido la noche anterior, pero entonces la encontró sentada en el sofá de la sala, cubierta de pies a cabeza por una enorme cobija mientras escribía algo en el cuaderno que le había regalado, el cual ella cerró rápidamente cuando se percató de su presencia.

Andrew— Susurró ella—¿Dormiste bien?

Miró como la cobija caía dejando de cubrir la parte superior del cuerpo de Makoto. Llevaba puesta aquella bata verde de satín y al mirar las marcas que le había dejado en la suave piel de su cuello y en el nacimiento de los senos hizo que de pronto le dieran ganas de hacerle el amor en el sofá, pero luego recordó que no traía condones y que aún tenían algo de que hablar.

EL SECRETO DE SAILOR JUPITERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora