MALNACIDA

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EL SECRETO DE SAILOR JUPITER


CAPÍTULO 40

MALNACIDA


P.O.V MIDORI

Conocer mis raíces japonesas siempre fue algo que deseé y motivo de discusión con mi padre que nunca me dejó venir con tía Unasuki y los abuelos por mucho que ellos le prometieran cuidarme bien. En mi infancia y hasta hace unos cuantos meses, ignorante de la historia turbia de mis padres, me prometí que cuando fuera mayor de edad, con mis ahorros me compraría un boleto para viajar a Japón aunque tuviera que hacerlo a escondidas de de papá ¡Y mira nada las vueltas que da la vida!, pues pareciera que el destino, alguna deidad o el universo hubiera querido darme lo que tanto quise, aunque por supuesto no de la manera en que yo lo esperaba ni lo hubiera deseado, pues, si bien estoy aquí, es porque he sido coaccionada por este par de desquiciadas que amenazaban con atacar a mi padre.

La teletransportación duró pocos segundos, sin embargo me parecieron eternos, pues en esos breves instantes sentí como si me ahogara; sin embargo, no tardamos en aparecer en un lugar lúgubre, oscuro y con poca iluminación, donde en un especie de altar veo a cuatro mujeres que aparentan alrededor de veinticinco y treinta años, pero que sé, deben tener un poco más, pues deben ser Luna y sus lacayas: Una es de cabello negro y ondulado, otra de largo cabello negro con destellos verdosos, otra de corto cabello rubio postrada en una silla de ruedas y otra de cabello rubio que lleva la cara cubierta por una mascara blanca a través de la cual sólo se pueden ver un par de ojos azules.

—Aquí está la hija de la traidora, Luna-sama— Dice la sailor morena, que entonces sin que me lo espere me tuerce un brazo— Y le advierto que tenga cuidado porque la maldita puede usar poderes sin transformarse. ¿Sabe a qué demonios se debe eso?

—Orgullosa de ser hija de una traidora y no de una esclava arrastrada— Exclamo, notando como la de cabello negro y ondulado me mira con una sonrisa siniestra en los labios, mientras que las otras dos me ven con furia.

—¡Cínica !—Gruñe la mujer postrada en la silla de ruedas. Se le ven las ganas de levantarse y molerme a golpes.

—Y a que no imaginan quien es el padre—Dice Sailor Neptune.

—¿Quién ?— Cuestiona intrigada la de cabello verdoso, que por la descripción física que me hizo mi padre de ella, deduzco que es Sailor Plut.

—El chico guapo que trabajaba en el Crown Center que le gustaba a casi todas las inner. Andrew Furuhata.

—¿Qué ?— Cuestiona sorprendida la de la máscara , la cual sé que es Serena— ¿Andrew? ¡Eso no puede ser! Andrew jamás …

—¿Estás segura, Michiru?— Cuestiona Luna sorprendida.

—Totalmente—Responde Sailor Neptune—Nunca pensé que él pudiera ser el padre, pero entonces lo vi tratando de defender a su bastarda. Era la misma voz del desgraciado que nos hizo esto, el rostro del tipo del Crown pero mayor que cuando lo vio por última vez, aunque no sé ve tan mayor para la edad que debe de tener, la maldita desgraciada se atrevió a compartir los beneficios de ser una senshi con quien no debía.

P.O.V. HARUKA

—¡Eso no puede ser!— Exclamo sintiéndome humillada

¡Siempre quise ser la mejor en todo lo que hice y nunca me gustó perder! Sin embargo, pese a ello, pude soportar lo indignante que fue que Sailor Jupiter me golpeara sin que pudiera defenderme cuando matamos a Hiroto en nombre de un bien mayor, en la última reunión en el templo o esa noche en que ocurrió nuestra desgracia; pude también soportar que una insignificante inner me arrebatara el puesto de líder y me desacreditara… ¿Pero que me digan que un humano sin poderes, inútil e insignificante fue el causante de mi mayor derrota? ¡Eso no puedo asimilarlo!

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