CERRANDO CICLOS

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CAPITULO 10

CERRANDO CICLOS.

18 año antes...

Había pasado una semana desde que Luna y Setsuna le comunicaran a las inner senshi su deber de engendrar a las guardianas de la futura pequeña dama. Tiempo en el cual no habían podido comunicarse con Serena pues esta se había ausentado de clases y cada que se comunicaban con ella su madre con voz de preocupación se limitaba a decir que había caído en una profunda depresión y que estaba indispuesta.

No saber de Serena había causado que sus amigas y guardianas se preocuparan, así que aquel viernes por la tarde, Makoto al igual que Ami y Minako habían acudido al templo Hikawa después de clases ya que Rei las había citado para hablar de aquel suceso que las tenía entre la espada y la pared; pues por un lado ninguna quería traicionar a aquella que además de ser la princesa a la que le debían lealtad era quien las había sacado de la profunda soledad en que se encontraban sumidas antes de que ella llegara a sus vidas; pero por otro lado, por diversos motivos a ninguna le agradaba la idea de tener que embarazarse a corto plazo ni de esa manera.

—Por supuesto que me habría gustado ser madre en el futuro— Dijo Minako— Pero cuando supe del voto de castidad me resigné a no serlo. Y si me dan a escoger, prefiero no serlo que serlo de esa manera.

—Yo ni siquiera deseo tener hijos biológicos— Dijo Ami— He visto en algunos programas de medicina como son los partos y no quiero pasar por uno.

—A mí me da repugnancia llevar la semilla de un hombre dentro de mi vientre. ¡Qué horror!— Exclamó Rei— Además creo que terminaría odiando a la cría porque no me llama la atención la maternidad.

—Y a mí me horroriza traer a una niña al mundo para abandonarla a su suerte. Es cruel crecer sola y sin el amor de unos padres— Dijo Makoto— Aunque por otro lado me siento culpable por renegar de mi misión.

—Pues es que en parte es por nuestra causa que Serena está deprimida— Dijo Ami

—Y por un lado la entiendo— Comentó Rei— No es simplemente que la existencia de Tokio de Cristal esté en peligro. Es Rini, es su hija quien corre riesgo de no existir y una madre por sus hijos hace lo que sea.

Las cuatro se quedaron en silencio, pues no habían llegado a nada en aquella reunión. Silencio que se vio interrumpido cuando para sorpresa de todas apareció Darien Chiba en las escalinatas del templo sin haber sido invitado

—¡Rei!— Susurró Darien al verla, ignorando al resto de las presentes.

—¿Invitaste a Darien?— Preguntó Makoto desconcertada.

—¿Tú que haces aquí?— Cuestionó Rei Hino con cierta mezcla de molestia y nerviosismo en su voz, cosa que pasó desapercibida para Minako y Ami, pero no para Makoto.

—Yo vine a...

—¿A hablar sobre Serena?— Preguntó Minako— Pues llegas en buena hora porque aquí estamos todas. ¿Cómo está? Nos tiene preocupada.

Darien, que parecía estar distraído de pronto recobró la compostura.

—Va a estar bien— Respondió Darien— En realidad estoy aquí porque... bueno, iba pasando por aquí por el templo y las miré reunidas y aproveché para llegar a saludarlas y decirles que no se preocupen por Serena, que pronto va a estar mejor.

—Chicas. Si me disculpan me voy a cambiar porque tengo que ir a cuidar a mis hermanos— Dijo Rei ignorando a Darien.

—¿Quieres que te lleve a casa de tu padre?— Se dirigió Darien a Rei

EL SECRETO DE SAILOR JUPITERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora