SACRIFICIO DE AMOR

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P.O.V. MAKOTO

—¿Y cómo la pasó mamá durante el embarazo?— Le pregunta mi niña a mi querido Andrew— ¿Cuándo empezó a quererme?

Quiero decirle que la amé desde que supe que se estaba formando en mi vientre, aún cuando lo primero que me pasó por la mente fue interrumpir mi embarazo, sin embargo, desde esta dimensión en que me encuentro atrapada no escucha mis palabras.

—Hubo momentos buenos y malos— Le responde mi amado a nuestra hija— Al principio ella estaba muy deprimida y asustada, pero no porque no te amara. Tenía miedo de que heredaras sus poderes, de que te arrebataran de nuestro lado. Yo también me asustaba cuando pensaba en la posibilidad de que les hicieran daño, pero ella era la que estaba viviendo el embarazo, así que no quería darle preocupaciones y trataba de aparentar tranquilidad.

Andrew hace una pausa, y nuestra hija lo mira atenta.

—Pero cuando se hizo a la idea de que sería madre, también hubo momentos felices en que parecía olvidarse de eso— Responde mi amado curvando sus labios en una sonrisa— Le hacía ilusión pensar en como serías, el momento en que pudiera cargarte en brazos. De hecho, en el diario te vas a dar cuenta que a partir de cierto momento las páginas iban dedicadas a ti.

Mi niña está a punto de preguntarle algo a su padre, pero entonces suena el timbre de la casa.

—Debe ser Aries— Responde alegre mi muchachita y camina a abrir, encontrándose con un atractivo joven tan parecido a Darien pero con los ojos color purpura como mi querida amiga Rei. Sin duda sé que es el hijo de Mars y de quien fue el principe Endimion.

El hijo de Mars saluda a mi querido Andrew, y luego de que mi amado le da indicaciones y hace hincapié en que cuide a Midori, al fin los deja ir.

Mi amado Andrew se queda al pie de la puerta viendo como nuestra hija se aleja en el auto del heredero de la Tierra y Marte. Después cierra y entra a casa, y tras tomar su cartera que se encuentra sobre la mesa, la abre y observa dos fotografías que guarda en ella: Una es de nosotros juntos cuando yo ya estaba a un mes de dar a luz y mi embarazo ya era muy evidente, y otra es una fotografía de Midori cuando tenía siete años.

—¿Cómo ves, amor? Nuestra pequeña está enamorada. Ya es toda una señorita.

Me acerco a él y llevo una de mis manos a su rostro, pero no me siente.

P.O.V. ANDREW

Cuando veo alejarse el auto de Aries llevándose conmigo a mi pequeña princesa, cierro la puerta y tomo mi cartera que se encuentra sobre la mesa. La abro y observo dos fotografías que guardo ahí: En una aparecemos mi amada Makoto y yo cuando a ella ya le faltaba un mes para dar a luz y su embarazo ya era evidente, y la otra es una fotografía de nuestra niña cuando tenía siete años.

—¿Cómo ves, amor? Nuestra pequeña está enamorada. Ya es toda una señorita.

Me encantaría tanto que mi Makoto hubiera estado a mi lado todos estos años para educar y ver juntos crecer a nuestra niña; sin embargo, de pronto siento un pequeño toque eléctrico en una mejilla que me hace sonreír y pensar que de alguna manera siempre ha estado presente en mi vida.

Me acerco a una de las paredes que se encuentra llena de fotografías de Midori a lo largo de sus diecisiete años de vida, y de pronto, me viene a la mente uno de aquellos momentos en que Makoto estaba tan desesperada por interrumpir su embarazo creyendo que era lo mejor para nuestra princesa.

17 años atrás...

¡Pues busquemos otro médico!— Exclamó Makoto desesperada mientras caminaba de un lado a otro dentro de la habitación del hotel.

EL SECRETO DE SAILOR JUPITERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora